Paris, el juguete roto de Michael Jackson. Intentos de suicidio e inadaptación social

La hija de Michael Jackson no consigue remontar el vuelo desde que su padre se fuera. Criada en un ambiente cerrado por el miedo que el cantante sentía a la realidad, Paris lleva dando palos de ciego desde hace años. Intentó buscar consuelo acudiendo a su madre pero no hizo efecto. No es extraño, pues la enfermera acordó con Jackson, tras firmar un acuerdo que incluía una gran cantidad de dinero, que no se inmiscuiría en la vida de los chicos, que se mantendría alejada de Paris y Prince Michael. Por tanto, es una extraña para sus hijos.

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Paris no consigue aclimatarse a la vida normal tras años de oscuridad junto a su padre. El cantante, excesivo en todo, aisló a sus hijos de tal forma que apenas tuvieron contacto con la realidad. No se relacionaron con chicos de su edad, no compartieron juegos infantiles y eso les ha pasado factura. Especialmente a Paris, que intentó suicidarse hace unos años y fue necesario ponerla en tratamiento para que superara la profunda crisis existencial que atravesaba.

Michael dejó escrito en su testamento que la custodia de sus hijos pasaría a manos de su madre en caso de que algo le sucediera. La matriarca de los Jackson lleva esta responsabilidad con la ayuda de algunos de sus hijos. No es tarea fácil, los tres, Prince Michael I, Paris y Prince Michael II han vivido apartados del mundo. La más complicada es Paris, de ahí que su familia materna no se opusiera cuando manifestó deseo de reunirse con su progenitora, Debbi Rowe. Los Jackson estaban esperanzados de que aquello funcionaría. Sin embargo, todo se derrumbó cuando Debbie publicó en sus redes sociales: “Es muy triste ver como un hijo crece odiando a uno de sus progenitores porque solo conoce una versión de la historia”. De eso hace ya un año y medio y madre e hija no han vuelto a mantener contacto.

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En estos días se ha sabido que Debbie tiene cáncer de pecho. Ella misma lo explicó antes de que se produjera el cambio físico derivado de los tratamientos. Este hecho no ha conseguido que Paris tienda puentes hacia su madre. Al contrario, cada vez más se reafirma en la idea de que la enfermera es la mala de la película.