Jay-Z y Kanye West son, ante los ojos del mundo, un bromance (= amor de hermanos). Mientras Yeezy daba lecciones de estilo y cómo vestir a su mejor amigo y cambió su imagen por completo (Upgrade U), Shawn Carter enseñaba ética del trabajo a West. Un toma y daca que bien les ha valido el respaldo del público y la crítica. Beyoncé, esposa de Jay-Z, siempre ha jugado un papel fundamental en la vida de ambos raperos. No solo han colaborado artísticamente sino que son amigos de verdad: «This is La Familia, I’ll explain later» (decía una de letras compuestas por Jay-Z en una canción con Rihanna y Kanye West).
Son familia. Lo son. De jugar los domingos al Conecta 4. Y como tal, B & J han estado en los peores momentos de la vida de Kanye, como por ejemplo, el fallecimiento repentino de su madre. Un momento inevitable donde el matrimonio mostró su total apoyo a aquel hermano que quedó huérfano y que el dueño de Roc Nation acogió en sus brazos de padre.
Como todos sabemos, en 2009, Kanye West cometió una de esas locuras absolutamente evitables que hizo que la industria musical y el público en general el diese la espalda. Ya sabéis: «Taylor, I’mma let you finish…«. Fue entonces cuando Jay-Z volvió a sacar su artillería pesada de hombre de negocios y sin necesidad ninguna, para reflotar la carrera musical de West, lanzaron un disco conjunto: Watch The Throne. Volvieron los GRAMMYs, los aplausos y las estrellas verdes en Metacritic para Kanye gracias a vivir bajo el paraguas y la protección de su big bro.
Según cuentan, el mundo Illuminati de los artistas más ricos del planeta es muy sectario y poca gente tiene acceso a él. Muchos son los años, escenarios, premios y dólares que tienen que avalarte para que puedas ser bienvenido al club más exclusivo del universo. Entenderéis ahora que alguien sin ningún talento, como la por entonces brand new girlfriend de Kanye, Kim Kardashian, no fuese bienvenida al grupo y lo considerasen un asalto al Pledge of Allegiance.
Era un secreto a voces que Beyoncé nunca aceptó a Kim en su entorno. Siempre se ha mostrado educada con ella, cordial, incluso cariñosa en determinados momentos (ante las cámaras) pero siempre que Queen B ha olido que existía la posibilidad de aparecer sin su permiso en el reality más famoso y longevo de la televisión mundial (Keeping Up With The Kardashians), se ha hecho la esquiva y se ha resbalado del plan. Tanto es así que el matrimonio Carter, consciente de que todo formaba parte de un show televisado, no viajó a Florencia para la boda de Kimye que fue grabada para el reality de Kim de cabo a rabo.
2 de octubre de 2016. Kim Kardashian es atracada en su propia casa de París a punta de pistola. Pasado un tiempo, Kanye hace unas declaraciones impactantes donde explica estar «muy dolido con Beyoncé y Jay-Z porque no han ido a ver físicamente a su esposa tras el asalto y que Blue Ivy y North ni siquiera han jugado juntas una vez».
Una semana delicada para Kanye West. Primero declaró que no había votado y que si lo hubiese hecho, su voto habría sido para Trump (negro y emigrante, ya sabéis, la coherencia). Y ahora los misiles se disparan contra Beyoncé, Drake, las radios, y el mundo en general. En un concierto de su Saint Pablo World Tour el pasado sábado, Kanye dijo que «Beyoncé había amenazado a MTV con no actuar en su gala de premios a menos que le diesen el premio más importante de la noche: Vídeo del Año». MTV, por supuesto, se ha apresurado en desmentir la información explicando que Beyoncé, desde que comenzó su carrera en solitario en 2003, siempre que ha tenido nuevo disco, ha actuado en los MTV VMA. Según cuentan los propios asistentes, Kanye salió a actuar una hora más tarde, cantó dos canciones, repartió leña a diestro y siniestro contra todos (Beyoncé, Taylor Swift, Drake, las radios…), tiró el micro contra el suelo y dijo que el show se había acabado. 20 minutos de concierto. La reacción del público:
«Fuck you Kanye chats» at the #SaintPabloTour Sacramento show pic.twitter.com/peCgg6M4Pc
— Frank Fidel Ca$hflow (@frankieskates71) 20 de noviembre de 2016
#FuckYouKanye se convirtió en trending topic mundial en pocos minutos. Meanwhile, en su cuenta oficial de Instagram, donde contaba con una única foto y dos millones de seguidores desde hace más de dos meses, aprovechando el tirón del beef que él mismo había creado, empezaron a aflorar las fotos sin parar, y aunque en general cuanto más sales en los medios, más seguidores obtienes, esta vez Kanye ha bajado más de 100.000 followers. Estrategias de marketing más típicas ya de un personaje de reality que de un artista que jamás dejaría colgados por puro ego a 15.000 espectadores que han pagado un mínimo de 100 dólares por cada entrada.
La popularidad de Kanye ante sus fans y la industria ya cayó en 2009, sus seguidores se quedan tirados en un concierto y no se lo perdonan, y si sigue por esta línea, la industria, vista la falta de profesionalidad y sus profundas ganas de llamar la atención le volverá a dar la espalda, quién sabe si esta vez para siempre.
Tras esta espantada, las últimas noticias dicen que Kanye West ha cancelado definitivamente «todas las fechas del Saint Pablo World Tour en Estados Unidos».