Doña Letizia siempre ha manifestado su deseo de tener agenda propia. Lo intentó tras casarse con don Felipe. Sin embargo, los funcionarios de palacio lo desaconsejaron porque la bicefalia siempre ha sido una fuente de problemas para la monarquía. ¿Está preparada la reina para acudir sola a según qué actos? A tenor de lo que ha sucedido recientemente, a doña Letizia le falta rodaje o le sobra personalidad. Te lo contamos todo a continuación.
Doña Letizia, a su manera
> Cuando a doña Letizia no le gusta algo, lo hace notar. Esta es una característica de la reina impaciente. Para ella, solo hay una forma de hacer las cosas, a su manera. Si está con gente que no es de su agrado, ni se molesta en disimular. Bien con palabras o a través de gestos, pero el caso es que los allí presentes saben que la reina no está a gusto. Y mejor apartarse, porque quien se interese por el problema va a recibir un chaparrón de explicaciones nerviosas acompañadas de un movimiento incesante de manos.
A Letizia no le ha quedado más remedio que tragarse el sapo y seguir los consejos para mejorar su imagen. De ahí los últimos cambios que se han venido observando: canas, maquillaje suave, looks más discretos y siempre detrás de don Felipe. Sin embargo, en cuanto puede, la reina saca su verdadero carácter. Todavía sigue sin amoldarse a lo que mandan los cánones en Casa Real.
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Letizia, en cuarentena tras su último y grave desplante
> En Casa Real se aplican para apagar el incendio que doña Letizia inició en Londres. Hasta allí se desplazó para inaugurar, junto al príncipe Carlos, una exposición de Sorolla. El príncipe hizo gala de esa puntualidad británica famosa en el mundo. Poco imaginaba que la reina le haría esperar un largo rato. Sin duda, toda una descortesía, y más en el reino de Isabel II.
Doña Letizia llegó a la National Gallery con media hora de retraso. Para entonces, el príncipe ya se había cansado de esperar y decidió empezar a recorrer la exposición por su cuenta. Hay quien intenta justificar el retraso alegando al tráfico de la city. Sin embargo, esos problemas no existen para los royals, ya que, si es necesario, cortan el tráfico para ellos. Por otro lado, el centro de Londres ya no tiene ese trasiego de coches de antaño debido a las restricciones puestas en práctica hace años.
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La venganza de Letizia
> El problema de Gibraltar ha sido uno de los grandes escollos entre la familia real española y británica. De hecho, don Juan Carlos y doña Sofía no acudieron a la boda de Carlos de Inglaterra y Lady Di al enterarse que los novios visitarían Gibraltar durante la luna de miel. Quién sabe si doña Letizia también se ha imbuido de este espíritu y esta es su forma de protestar para que devuelvan el peñón.
A pesar del retraso, el príncipe Carlos se volcó con doña Letizia. Estuvo muy atento y afectuoso. La sintonía es muy buena, al menos por su parte. En cuanto a la reina, es muy difícil leerla. Estuvo correcta pero con un punto de impostura. Dominaba la situación pero no se la veía cómoda. Daba la sensación de que prefería estar en otra parte.
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Un regreso accidentado para la reina
> Doña Letizia no es partidaria de dormir lejos de sus hijas a menos que la obligación así lo imponga. Por tanto, viajó a Londres y regresó a Madrid en el mismo día. Para entonces, en Zarzuela ya sabían lo que había sucedido y se echaron las manos a la cabeza. En 2017, los reyes fueron en viaje oficial a Gran Bretaña y la reina Isabel organizó varios actos en su honor. Se consiguió lo deseado, enterrar las diferencias del pasado y empezar una nueva etapa.
La reina Isabel II es una de las más respetadas dentro de la monarquía. Está dedicada en cuerpo y alma a la institución desde que era una niña y empezó a formarse para un día subir al trono. Por tanto, el desplante de Letizia a Carlos no le habrá hecho ninguna gracia. Tiene el cupo hecho de excentricidades y desmanes gracias a Lady Di. Por tanto, estos comportamientos le molestan sobremanera.
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A Felipe le toca apagar el incendio provocado por Letizia
> A buen seguro que a don Felipe no le habrá hecho ninguna gracia lo sucedido. Aunque está acostumbrado a las salidas de tono de su esposa, en esta ocasión ha ido demasiado lejos. No sería extraño que tuviera que descolgar el teléfono para dar las excusas pertinentes. Esta acción también ha causado indignación en los reyes eméritos.
Don Juan Carlos sigue manteniendo que doña Letizia no está preparada para reinar. Doña Sofía opina igual y no comprende los extraños comportamientos que a veces observa su díscola nuera. Al final, lo de Letizia tiene más de funcionariado de alto grado que de reina. No ha interiorizado que la Corona hay que ganársela día a día y no es posible desligarse de ella con vacaciones privadas y de carácter secreto.