Es el único instante en el que consigue despojarse de su corona. Serena, controlando la respiración y marcando el ritmo del latido de su corazón. Letizia Ortiz se relaja en Palacio al menos una hora al día. Lo hace a través del yoga. Y, por sus comentarios, le resulta de lo más efectivo. Es una rutina que sigue desde hace años y que, según ha podido saber esta revista, el Rey también sigue con cierta frecuencia.

Adicta a la vida saludable Doña Letizia está dispuesta a seguir profundizando en aquellas prácticas que le ayuden a sentirse mejor. Es consciente de la dificultad que entraña seguir unas pautas tan implacables como las suyas. También que los ejercicios de yoga siempre se pueden mejorar. Por eso no es de extrañar que busque ampliar sus conocimientos a través de los libros. Es lo que hizo hace unos días cuando visitó YogaEs, un centro especializado en esta disciplina, situado en pleno barrio de Arguelles, próximo a la sede del Partido Socialista.

Vestida de incógnito, con una gorra y sin personal de seguridad, la Reina se llevó tres libros del llamado yoga técnico y evitó el contacto con el resto de los allí presentes. Sin llamar demasiado la atención, fue amable en su trato e hizo la gestión con gran habilidad. Me explican que la presencia de Letizia fue una verdadera sorpresa, a pesar de que en YogaEs están acostumbrados a recibir a ilustres clientes. Es habitual ver a María Teresa Fernández de la Vega, con miembros de seguridad, disfrutando de sus instalaciones. Porque además de libros y artículos para el desarrollo de la actividad, también se realizan clases organizadas.

Acaba de cumplir los 28 y, para su fortuna, es una de las famosas más reclamadas por las firmas nacionales. Su caché es algo más bajo que hace un año, cuando se conoció su nueva relación sentimental. Sin embargo, Cristina Pedroche se embolsa por evento 25.000 euros. Marcas como Multiópticas han contado con ella para lanzar nuevas líneas.  Con el mismo frenesí se ha desarrollado su vida personal como su actividad publicitaria.

Lara Álvarez está de enhorabuena. Tras romper con Fernando Alonso su caché se ha revitalizado. Su éxito en la pequeña pantalla -ahora copresentando Gran Hermano– le ha reportado un gran interés en la prensa. Quizás por eso, algunas marcas se han interesado por ella a cambio de 20.000 euros, como los zumos Granini. Aunque también sabemos que ha hecho eventos por 18.000€.

Estar casada con uno de los hombres más atractivos del panorama social español ha hecho que Lourdes Montes tenga una gran proyección pública. Aunque no es habitual verla como imagen de firmas importantes, la diseñadora se embolsa 12.000 euros por aparición. Ya sea para presentar una nueva joya o para inaugurar un centro de belleza.

Desde que se fue a vivir a Lisboa con Íker Casillas, Sara Carbonero se prodiga poco en España. Y más ahora que ha fracasado en su vuelta a la televisión. Por eso cada evento que hace en nuestro país le reporta una gran satisfacción económica. La periodista cobra 30.000 euros por acto. Y no hace menos de tres o cuatro al año.

A Genoveva Casanova le salió rentable casarse con Cayetano Martínez de Irujo. Fue madre, sacó un libro al mercado y se forra con cada aparición pública. La mexicana no presta su imagen por menos de 25.000 euros. Es lo que le han pagado por campañas recientes como Land Rover.

Pilar Rubio tiene un caché muy oscilante. Depende del momento en el que se encuentre, la presentadora consigue llegar a los 30.000 euros por hacer una aparición puntual. Esta siempre debe ir acompañada de una noticia: nacimiento de su hijo, boda con el futbolista Sergio Ramos o un nuevo proyecto personal que interese a los medios.

Hiba Abouk quiso desparecer durante un tiempo de los medios de comunicación tras el éxito de El Príncipe. Su reaparición puede interesar a los medios, por lo que las empresas estarían dispuestas a pagar 15.000 euros por verla de nuevo. Hasta el momento, Hiba cobraba cerca de 12.000 euros por aparición.

Blanca Romero no destaca demasiado en la pequeña pantalla. Tampoco en las pasarelas de moda, pero sí es habitual verla ejerciendo como madrina en eventos o en la presentación de firmas comerciales. La ex de Cayetano Rivera gana 10.000 euros por comparecencia, por lo que es rentable haber estado casada con uno de los galanes de nuestro país.

Paula Echevarría es un icono innegable de moda, a pesar de que algunos hayan asegurado que hace copias a grandes influencers internacionales. Por eso no nos extraña que importantes empresas del sector contraten a la actriz a cambio de unos 20.000 euros por evento. Una cifra importante, teniendo en cuenta que es habitual verla como imagen de productos.

Tamara Falcó empezó en el mundo del photocolleo cobrando 50.000 euros por evento. Ahora las cosas han cambiado y es rara la ocasión que la hija de Isabel Preysler supera los 15.000 euros. Sus apariciones han menguado y, con ellas, también el interés de la prensa.

La bebida ha sido fuente de problemas para muchos famosos. Y es que las luces y el foco también tienen su lado oscuro. Hacemos un repaso de los actores y actrices que han tenido problemas con el alcohol. Estos son los nombres de los que han protagonizado su particular Días de vino y rosas.

Concha Velasco siempre se ha caracterizado por ser una mujer valiente, de las que dicen las cosas como son. En 2013, la querida actriz reconoció “He sido alcohólica”. Cual Ave Fénix, la vallisoletana resurgió de sus cenizas.

Daniel Dicenta estuvo casado con . Una relación marcada por los altibajos, muchos de ellos producidos por la afición de Daniel a la bebida. El fallecido actor intentó en varias ocasiones ponerse en tratamiento. Sin embargo, nunca logró curarse del todo.

El fallecido Júnior reconoció que tras conocer la enfermedad de Marieta, se refugió en la bebida. En una entrevista explicó que se escondía para beber para que no le vieran ni su mujer ni sus hijos. Posteriormente, el cantante explicaría que había superado el problema.

A Ortega Cano le perseguía el rastro de la bebida. Su problema se hizo evidente cuando tuvo aquel accidente de tráfico en el que perdió la vida una persona. Una vez cumplida su condena, el torero explicaría que empezó a beber cuando supo que Rocío Jurado estaba enferma. “Quería olvidarme de todo y me refugié en la bebida”, confesaría el diestro.

Melanie Griffith es quizás la famosa más activa en contar sus adicciones. Hace años reconoció que su alcoholismo la llevó a ingresar en reiteradas ocasiones en centros de desintoxicación. Tras una larga lucha, la actriz, apoyada por su ex Antonio Banderas, echó el cierre a una de las épocas más convulsas de su vida.

Michael J. Fox sufrió un fortísimo varapalo cuando le diagnosticaron Parkinson. Sintió que su vida dejaría de tener sentido y se dejó ir por la oscura senda de la bebida. Al final, tras aceptar la dura realidad de la enfermedad que padecía, se puso en tratamiento y superó su alcoholismo.

Jhonny Deep ha tenido suerte en el trabajo y en el amor. Sin embargo, el actor es un especialista en echarlo todo por la borda. Ese rasgo autodestructivo fue el que le llevó a caer en el pozo del alcoholismo. Le costó mucho salir porque se metió hasta el fondo. Al final, por sus hijos, lo consiguió.

Alec Baldwin recurrió a Alcohólicos Anónimos al darse cuenta que la botella dirigía su vida. Su carrera se resintió y también sus relaciones personales. Fue el mismo quien se puso en tratamiento. Supero esa etapa aunque posteriormente volvió a recaer.