Familia Real: El yerno al que nadie quería estrechar la mano no era otro que Jaime de Marichalar. Todo el mundo quedaba impresionado con las dotes comunicativas de Iñaki Urdangarín. Era el que se lanzaba sobre su suegro a hacerle bromas y a tratarle como un colega más.
Jaime jamás se comportó de esta forma por el respeto que le tenía a la figura de don Juan Carlos. Era el malo, el serio y la persona menos popular de la casa. Han pasado unos años y el malo, ahora es el bueno y el bueno, es el peor de todos.
Las comparaciones son odiosas
Un deportista de élite había llegado a la Casa Real española para quedarse durante mucho tiempo. La hija del Rey se casaba con un hombre alto y guapo, que además, sabía perfectamente cómo relacionarse con la prensa. Iñaki era el listo y el más próximo al pueblo. En los actos oficiales todos le querían a él.
La agenda del duque de Lugo estaba mucho menos llena, nadie quería que aportara su seriedad. Eran dos personas distintas que terminaron por no hablarse después del distanciamiento entre las dos familias. No se puede comparar la labor de uno y otro en la Casa Real, las comparaciones pueden ser odiosas. Y es que la cosa no queda ahí…
La separación acrecentó la distancia
En 2007, aquella relación ya de por si fría que Jaime de Marichalar tenía con su suegro se hizo insalvable. Durante años se había convertido en ese hombre serio que se sentaba al lado de su hija. Nadie le quería en la familia o eso es lo que transmitía desde fuera, no se había integrado lo suficiente.
En los cumpleaños y grandes celebraciones ocupaba un lugar un tanto marginal. Casarse con un miembro de la Casa Real no debe ser fácil. Solo parecía entenderse con su cuñada Letizia, con quien en estos días se lleva a las mil maravillas. La separación acrecentó la distancia y le sacó rápidamente de Palacio.
Las apariencias engañan
El trato con Marichalar se realizó con total discreción. El final del amor y el correspondiente divorcio fue ejemplar. La primera separación de un miembro de la Casa Real española se realizó de una forma totalmente silenciosa. El comportamiento de Jaime fue ejemplar y entendió que por el bien de sus hijos debía dar un paso atrás.
Todo el futuro que había construido junto a la que era su esposa desaparecía. Después de graves problemas de salud, el destino le deba una nueva oportunidad. El economista que había traído la estabilidad a la Casa Real, se marchaba de la misma manera que había llegado: sin hacer ruido.
Un cambio de vida
El ictus que Jaime de Marichalar sufrió en 2001 fue fruto del estrés que padecía. Una enfermedad provocada por las emociones. Dicen que los problemas con la infanta se unían a un ritmo de trabajo demasiado exigente. El que fuera yerno del rey sabía muy bien cómo funcionana el sector financiero. Fue asesor del Crédit Suisse First Boston en su sede madrileña.
Además, presidió la fundación Winterthur en la que realizaba proyectos de ámbito cultural. Toda una larga carrera profesional que se vio truncada por el divorcio. Después de ser el ex de la infanta y apartarlo de la casa real, en 2008 la empresa cambio de nombre ahora Fundación Axa, cesó al duque de Lugo.
500.000 euros y a la moda
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Con la materialización del divorcio y la superación de un ictus a sus espaldas era el momento oportuno para realizar algún tipo de cambio. Jaime de Marichalar entró entonces en contacto con un sector que le encantaba, el de la moda y la alta costura.
Hoy en día está presente en dos grandes marcas: el grupo LMVH, que integra marcas como Louis Vuitton o Dior, y en la Sociedad General Inmobiliaria de España que incluye gran variedad de multicentros de belleza. Jaime tiene a su disposición un sueldo que le aporta 500.000 euros al año para poder hacer su vida.
Un tríplex de lujo
Jaime de Marichalar conservó su piso de soltero cuando se casó con la infanta. Por aquel entonces tenía una modesta vivienda de 40 metros cuadrados, que nada tenía que ver con los lugares en los que ha habitado después. El nido de amor de los duques era un pequeño palacio de más metros cuadrados y menos mantenimiento.
Aunque se prodiga poco, sabemos que hoy en día vive en un triplex que compró en la zona de Ortega y Gasset, una de las más cotizadas de la capital. 3 millones de euros es lo que le costó en su día su nuevo hogar. Un total de 500 metros cuadrados que ha decorado y dispuesto a su gusto, con elementos de un gran valor sentimental.
Sus hijos, fuente de problemas
En el triplex lo visitan siguiendo el régimen de visitas sus hijos, Froilán y Victoria. Ambos son su principal apoyo, pero también su fuente de problemas. Marichalar es el poli malo de la casa, él envió a Froilán lejos para que se centrará viendo su comportamiento en la capital, parece que tenía razón.
Casi le cuesta su lugar de trabajo. Su hijo Froilán tuvo un altercado público con un un joven de etnia oriental que estuvo a punto de suponer la carta de despido. Louis Vuitton tiene en China uno de sus mercados principales. Esa mala publicidad bajo la frase: «Puto chino» de su hijo grabada y reproducida una y otra vez, le costó más de una noche sin dormir.