Letizia ha demostrado, desde siempre, que además de ser Reina de España, es también la reina de la sonrisa. Letizia ha mostrado, en público, una eterna sonrisa, tanto en los mejores como en los peores momentos por los que ha ido pasando a lo largo de todos estos años. Desvelamos todo lo que se esconde detrás de la mil y una sonrisas de la reina Letizia.
Provocar envidia

Era uno de los momentos más grandes que se recuerdan a Letizia. Ella iba de la mano de, nada más y nada menos, que un Rey de España. Felipe VI le acompañaba a una de las bodas más importantes del año, y ella lucía espectacular luciendo un vestido de Lorenzo Caprile. Sin duda, uno de los modelos que más se recuerdan de todos.
Sin embargo, lo que no pasó desapercibido fue su sonrisa. Esa forzada mueca en la cara, unido a su mirada, hablaban por sí solas. Parecen pretender que el resto de mortales sintamos envidia de ella, de su puesto, de su figura, de su status social, de su belleza, de su esposo… de todo. Sin duda, una de las facetas de la Reina que hemos podido descubrir por su sonrisa.
La tranquilidad de Letizia

Esta fotografía es de las más recientes que se tienen de ella. Hace un par de días que parece que el problema de la crisis entre Letizia y Sofía ya ha terminado, y esta imagen corresponde a un día después de que se las viera de nuevo unidas y felices, y no puede ser más sintomática la sonrisa que presenta.
Muestra tranquilidad, confianza, una paz y seguridad que demuestran que ella ha vuelto a coger las riendas de la situación. En eso ella es muy ducha, y parece que ha logrado por fin regresar al status quo del que había salido. Por eso ella, de nuevo en casa vuelve a reinar (y nunca mejor dicho) la tranquilidad, y su sonrisa es muestra de ello.
Sonrisa forzada de la inseguridad de Letizia

Ella intenta disimular todo lo que puede, pero al final la verdad sale por algún lado. Ella intenta mostrar en todo momento serenidad y calma, pero cuando se vio abucheada por primera vez en su vida esta se torció un poco. Hizo todo lo posible para seguir sonriendo, pero se notaba que no era la situación más cómoda por la que había pasado.
Poco a poco, ella fue forzando más el gesto para que se mantuviera el gesto lo máximo posible, aunque en realidad deseara echarse a llorar en una esquina. Sin embargo, aguantó estoica la estocada más complicada que se recuerda que haya tenido que soportar en público.
Madre incómoda

Letizia, desde que ha sido madre, también ha mostrado un claro interés por defender la privacidad de sus hijas. Para ella, la Infanta y la Princesa son, ante todo, unas niñas, y en concreto, sus hijas. Intenta hacer, en la medida de lo posible, que su vida no sea tan diferente de la del resto de niñas de su edad, aunque la sobrexposición es algo que mata por dentro a Letizia.
Aquí la podemos ver posando para el reportaje que se hizo público con motivo del 50 cumpleaños de Felipe VI. Ella se la ve aparentemente relajada, pero en realidad la sonrisa lo que demuestra, junto a su mirada, es que la situación que está captando la cámara, dentro de la más estricta intimidad de la familia, no le hace ni una pizca de gracia.
Letizia, controlando

Letizia es una Reina muy perfeccionista. A ella le gusta que esté todo impecable en cada momento. Desde cualquier gesto, el vestuario, su forma física. Todo debe de ser impoluto para ella. Y, por eso, su vena controladora hace sus apariciones en alguna que otra ocasión. Y este podría ser, perfectamente, uno de esos momentos.
De reojo, mirando a la reina Sofía, y con la sonrisa que se pierde un poco, vemos cómo Letizia controla todo lo que sucede a su alrededor. Nada puede ensuciar ni enturbiar este momento. Y, por eso, lanza dichas miradas hacia su suegra. No porque le caiga mal, sino porque controla cada suceso en público.
Cómoda y tranquila

Letizia ya ha sabido normalizar lo que su vida como Reina supone. Está más que habituada a asistir a todo tipo de actos oficiales, y para ella, es ya su día a día. Por eso, disfruta cada vez que puede de los pequeños placeres que le ofrece su cómodo trabajo. Los baños de masas que suele darse están, generalmente, acompañados de una sonrisa que hace a Letizia feliz.
Su trabajo, puede, que no sea de los más cómodos del mundo, o al menos de lo que ella cree. Pero gracias a ello, ella ha conseguido encontrar ese punto en el que se siente feliz y realizada, gracias al apoyo del pueblo. Sin embargo, hay otra cara que no le gusta sacar, aunque lo intenta disimular.
La verdadera sonrisa de la reina Letizia

De todos los gestos y rostros que hemos podido ver la rejente, hay uno que no dejamos de contemplar, y es el rostro de la falsedad más pura que hemos visto en Letizia. Hablamos del gesto que tuvo hace un par de semanas, cuando hubo el encontronazo con Sofía. Ella, segundos después, posó ante las cámaras, sonriendo, pero en realidad su rostro escondía mucho más.
Una cara de pocos amigos que dejaban claro que Letizia no se encontraba, ni muchos menos, cómoda. Aunque en la imagen no se vea, se encuentra mirando directamente a Sofía, con la que acaba de enfrentarse. Sin embargo, el este gesto forzado es superado, con creces, a uno de los últimos que hemos visto.
Los nervios y el gesto forzado de Letizia en su reencuentro con Sofía

Las dos, tanto Letizia como Sofía, son unas auténticas expertas en saber mantener el tipo cuando menos les apetece. Sin embargo, como la sonrisa es el espejo del alma, encontramos con que el gesto de Letizia parece estar un un tanto forzado. No estamos diciendo que exista una mala relación entre la emérita y la rejente, sino que, en esta ocasión, a Letizia no le salía sonreír de esta manera.
La mirada y la mueca no dejan lugar a dudas, y demuestran que, Letizia, además, es camaleónica, aunque en realidad su intento a veces se queda un poco escaso, ya que la sonrisa, finalmente, termina por delatarla siempre.