Muchos recordarán que Letizia Ortiz siempre se ha definido como una mujer independiente, como una mujer que no necesita de nadie. Muchos sabrán que la familia de Letizia ha estado marcada por la tragedia.
Sin duda, no han sido unos años fáciles para Su Majestad la Reina. No obstante, ¿por qué ahora Letizia vuelve a contar con la presencia de su madre? Aquí te traemos las posibles razones de este acercamiento.
Letizia necesita el apoyo de su madre

No están siendo tiempos buenos para la realeza española y mucho menos menos para Letizia. La actual reina está viviendo unos duros momentos, no sólo con el pueblo sino también con su familia. La que era antes una reina amada, está viendo como su fama cae en picado, tras el incidente de la Misa de Pascua.
La plebeya convertida en reina fue duramente criticada por los medios, sin duda, la imagen de la Casa Real se encontró fragmentada y la única responsable había sido Letizia. Abrumada ante la culpa, las reacciones y las críticas, tal vez, haya decidido contar, de nuevo, con la presencia de su madre más.
Letizia desolada se escuda en su madre

La reina y Paloma Rocasolano no siempre han mantenido una buena relación. Antes de convertirse en Su Majestad vivía una vida muy independiente y alejada de ella. Como se suele decir, madre no hay más que una.
Tal vez, no haya recurrido a ella con la misma frecuencia que otra joven de su misma edad podría haber hecho. Pero, ante la situación tan delicada que se encontraba viviendo tras la Misa de Pascua parece que necesitaba más que nunca la presencia de su madre. Además, Paloma mantenía su silencio cuando los reporteros la asediaban a preguntas sobre la actuación de Letizia.
Letizia quiere alejar a sus hijas de Sofía

Otra de las posibles hipótesis de que Paloma Rocasolano aparezca de nuevo en la vida de Letizia. Es que quiere mostrar a sus hijas, que tiene dos abuelas. Leonor y Sofía viven más momentos con la reina emérita que con Paloma.
Tal vez haya sido petición de la propia Paloma, el poder ver con más frecuencia a sus nietas. De lo que no hay duda es que bajo un segundo plano, Paloma acudió al teatro junto al resto de las féminas de Casa Real.
El musical de Billy Elliot consiguió juntar a las distintas generaciones de la familia, incluso a miembros que se encontraban aparentemente apartados como Irene Urdangarín.
Letizia y su viaje humanitario

Tal vez, el motivo principal de que Paloma Rocasolano haya acudido al teatro junto a los otros miembros, es el inminente y actual viaje en el que Letizia se encuentra. Continuando así con la labor y el papel humanitario de Sofía.
Por ello, tal vez, haya aprovechado la ocasión para ver a su hija y nietas. Pero además, la sirve para despedirse y desearle buena suerte a su hija. Desde que Letizia es reina, se ha mantenido muy alejada de su familia. A lo mejor, se ha dado cuenta que les echa de menos y necesita tener su apoyo ahora más que nunca. Porque la situación con Felipe no parece ir bien encaminada…
Letizia y su crisis con Felipe

Desde la Misa de Pascua, la relación de Letizia y Felipe parece que no está pasando por su mejor momento. La tensión que las reinas han ido protagonizando parece que está provocando que la reina esté distanciada de Felipe. Al fin y al cabo, es la madre del rey.
La figura de Sofía siempre ha estado vinculada a las buenas acciones que ha llevado a cabo. Además, la reina es uno de los miembros de la Casa Real que más cariño suscitan. tal vez, por eso Letizia ha querido contar son su madre, para que la ofreciera el consuelo que necesitaba estos días.
Don Felipe sintió un regusto amargo cuando rompió con Eva Sannum. Estaba profundamente enamorado pero fue consciente de que debía seguir el consejo de quienes le rodeaban. Lo peleó llegando, incluso, a enfrentarse con su padre. Sin embargo, le hicieron ver que el pasado de la noruega era algo que no aceptaría el pueblo y dio su brazo a torcer. Y entonces llegó Letizia. Lo de Eva, comparado con lo suyo, era una tontería. Sin embargo, en esta ocasión, el entonces príncipe de Asturias no estaba dispuesto a ceder. Quería casarse con la periodista. Fue entonces cuando empezó la Operación Letizia
Deprisa, deprisa

El hecho de que Letizia Ortiz Rocasolano fuera divorciada suponía un gran inconveniente. En Zarzuela consideraron que la periodista no iba a pasar la prueba de fuego y decidieron poner a los españoles ante un hecho consumado. Se saltaron los meses de noviazgo pertinentes en otros amores reales y anunciaron directamente el compromiso matrimonial. Los implicados sabían que estaban corriendo demasiado. De hecho, don Felipe manifestó en aquellos días: “Hubiéramos necesitado más tiempo para preparar esto…”.
El tiempo era algo vital para la pareja. Tras el anuncio del compromiso, empezó una carrera frenética por aportar datos sobre Letizia Ortiz. Su pasado en México, su primera boda, sus orígenes familiares, sus relaciones laborales… Sin embargo, quedaban detalles más importantes por resolver.
Días de furia

En su libro Adiós, Princesa, David Rocasolano explicó cómo vivió el día en que don Felipe y su prima le llamaron a Zarzuela. Ambos estaban francamente preocupados por un detalle ocurrido en la vida de ella que, de conocerse, podría significar el fin de la relación. Se trataba de algo que la Reina Sofía no aceptaría, así como tampoco la iglesia y otros sectores de lo más conservador.
Al igual que muchas jóvenes de su edad, doña Letizia se quedó embarazada, siempre según David Rocasolano, y decidió abortar. La intervención se produjo en una clínica madrileña. La pareja le encomendó a David la misión de hacer desaparecer el expediente médico. Todavía no se había anunciado el compromiso matrimonial por lo que quedaba cierto margen de maniobra.
Durante los días en que David resolvía el asunto, doña Letizia le llamó varias veces muy alterada. Era consciente de que aquello podía dar al traste con todo. Al final, su primo lo consiguió. Los papeles que contenía el expediente médico que le abrieron en la clínica donde se le practicó a la periodista la intervención del embarazo, acabaron convertidos en ceniza. Pero, ¿aseguró eso su total eliminación? ¿Seguro que nadie tendría copia de tan comprometidos documentos?
Operación Letizia

La naturalidad con la que se comunicó que Letizia Ortiz estaba divorciada no se hizo extensiva a la segunda parte del asunto. En Zarzuela estaban muy nerviosos con la posibilidad de que alguno de los asistentes a la boda pudiera caer en la tentación de vender las imágenes del enlace. Así las cosas, a los invitados se les hizo comprometerse a no entregar fotografías o vídeos a los medios.
Doña Letizia fue la encargada de requerir a sus familiares que le enviaran cualquier recuerdo del día en que se casó con Alonso Guerrero, el profesor universitario que fuera su primer amor. Por supuesto, nadie se negó. Sin embargo, es posible que hicieran copias, como hizo su primo David de los documentos que le encargó destruir.
En cuanto a la sentencia de divorcio de la Reina y Alonso Guerrero se ha comentado hasta la saciedad que se habilitó una caja fuerte especial para guardarla. Sin embargo, todo esto tiene pinta de ser un bulo, ya que son varias las personas que tienen una copia en su poder. La resolución es como cualquier otra cuando se trata de un mutuo acuerdo.
Boda por sorpresa

La Reina quería controlar al máximo a los suyos para que no metieran la pata. Era consciente de que su origen social sería objeto de críticas, y no se equivocó. Aquello de “La nieta de un taxista” se pronunció y escribió hasta la saciedad. Ella misma se encargó de hablar con sus familiares para pedirles discreción.
Al final, los Ortiz Rocasolano ya no podían más con la presión de doña Letizia, que estaba de los nervios. Quería que nada escapara a su control. Así las cosas, a su padre, Jesús Ortiz, no le quedó más remedio que casarse con Ana Togores, con quien llevaba años de feliz convivencia sin firmar papel alguno. La pareja ya tenía una hija.
Quizás fuera un guiño a doña Sofía, muy estricta y observadora de las costumbres, que no ve con buenos ojos que las parejas compartan lecho sin antes pasar por la vicaría. Sea como fuere, el caso es que a Jesús y Ana les tocó hacer el paripé y celebrar una boda a toda prisa antes de la don Felipe y doña Letizia. A pesar de todo, Ana Togores se quedó fuera del enlace. Es cierto que han contado con ella en otras ocasiones familiares. Eso sí, la premisa es que no sea captada por los medios. Así las cosas, Ana permanece en una sala hasta que se han marchado cámaras y fotógrafos. Lógicamente, cuando se reúne con la familia, lo mejor ya ha pasado. Ha ocurrido en los bautizos de las infantas Leonor y Sofía.
Letizia se desdibuja

La Operación Letizia también ha afectado al aspecto de la Reina. No es casualidad que su rostro haya mutado. Quien diseñó este apartado, lo hizo con la intención de suavizar los rasgos de doña Letizia para que resultaran menos agresivos. Se sometió a una rinoplastia y su nariz prominente desapareció. En cuanto a la redondez de su óvalo facial, eso se ha conseguido a base de medicina estética. También se puso especial hincapié en borrar las arrugas tan llamativas que antes de casarse tenía alrededor de los ojos, lo que se conoce como patas de gallo.
Poco a poco, la periodista fue desdibujándose hasta parecer en otra persona. No cabe duda que ha ganado con el cambio. Sin embargo, algunas voces han señalado que ha acabado convirtiéndose en un clon de Rania de Jordania. A pesar de todo, con el paso de los años, la Reina pisa fuerte, tanto que han tenido que llamarle la atención.
Este verano, doña Letizia tiene una prueba de fuego en Palma. Allí tendrá que dejarse ver y compartir con su familia política. La metedura de pata con doña Sofía le ha hecho perder enteros y se ha tenido que diseñar una estrategia de cara a la galería para que recupere los puntos perdidos. ¿Saldrá victoriosa? Disciplinada es, y mucho. Por tanto, hará lo que se espera de ella. Otra cosa es que transmita, su auténtico talón de Aquiles.
Don Felipe sabe que ha hecho demasiado caso de su esposa y que eso le ha pasado factura. La Reina Letizia tenía claro que sería ella quien marcaría el rumbo de la familia real. El Rey le dejó hacer y los años han demostrado que se equivocaron. El reinado de la pareja ha estado marcado por una política de apartheid en relación a los Reyes Eméritos y las infantas.
Marcando distancias

Durante años, don Felipe y doña Letizia quisieron mantenerse al margen de la familia. Ocurrió tras la abdicación de don Juan Carlos, que ocurrió en un momento muy difícil. Botswana fue el principio del fin. Nadie entendió como estando la sociedad española tan acuciada por problemas como el desempleo, el monarca se dedicara a realizar safaris de lujo.
A su regreso a Madrid, y una vez operado, el Rey Emérito recibió la visita de doña Sofía. Aquel viaje fue la gota que colmó el vaso de la soberana. La sombra de Corinna la persiguió hasta que la atrapó. La conversación entre el matrimonio estuvo cargada de reproches. Don Juan Carlos estaba a punto de perder la corona por amor a una mujer. Incluso se comentó que tenía intención de romper su matrimonio para irse con la alemana.
Sea como fuere, el caso es que don Juan Carlos desistió de la idea y dijo adiós a Corinna. A pesar de la promesa que realizó a su salida del hospital sobre lo sucedido, “Lo siento mucho. No volverá a ocurrir”, ya no tenía crédito y se imponía la abdicación. Algo muy duro para él y también para doña Sofía, que es de la opinión que los reyes no abdican, sino que mueren en su cama.
Cordón sanitario en Zarzuela

Don Juan Carlos y doña Sofía quedaron en tierra de nadie tras la abdicación. Se les otorgó el título de Reyes Eméritos. Sin embargo, cada vez sus apariciones eran más reducidas. El soberano vivió con gran disgusto el hecho de no estar invitado al acto de conmemoración del 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas en España. Sin duda, un despropósito porque el soberano tuvo arte y parte en esos días.
Todo indica que don Felipe y doña Letizia habían pactado un cordón sanitario que impidiera mezclarse con otros miembros de la familia, a excepción de ocasiones muy señaladas. En esos momentos, los Reyes estaban convencidos que la imagen de lamonarquía mejoraría teniendo ellos el protagonismo absoluto.
Mientras tanto, don Juan Carlos sufría por la acción llevada a cabo desde Zarzuela. Una cosa es que hubiera cometido errores y otra negarle el reconocimiento que se ha ganado por méritos propios. Sin duda, la situación empezaba a complicarse sobremanera.
Elena paga los platos rotos

La infanta Elena fue la auténtica damnificada del caso NOOS. El cordón sanitario se extendió a ella como medida de prevención. Los Reyes, temerosos de que su nombre saliera a relucir, decidieron apartarla de los actos oficiales. Esto no sentó nada bien a los muchos fans que tiene la hija mayor de don Juan Carlos y doña Sofía entre los monárquicos.
Uno de los más proclives a Elena es Carlos Falcó, que no dudó en elogiarla en declaraciones concedidas a Vanity Fair: “La infanta tiene majestad. Es majestuosa. Y brilla, aunque esté en un segundo plano. Es una secundaria de lujo para la Corona. Ella es Borbón cien por cien. Tiene sentido de la Historia y sabe cuál es su deber. De haber sido reina de España, hubiera desempeñado su papel magníficamente”.
Cuando llegó el descenso y la caída, la infanta Elena estaba preparada. Sabía que eso iba a ocurrir y lo aceptó. Demostrando que no es rencorosa, expresó que si Casa Real la necesitaba, allí estaría dispuesta a cumplir gustosa con la obligación.
Una pesadilla llamada Cristina

Si hay algo en lo que no transigen don Felipe y doña Letizia es en relación a la infanta Cristina. La quieren bien lejos. En el horizonte ya se avista la entrada en prisión de Iñaki Urdangarín y eso ha hecho que se produzcan maniobras en Zarzuela para restituir a Cristina. Aunque con cuentagotas, ha ido apareciendo en algunos actos de carácter marcadamente familiar. Por supuesto, siempre arropada por sus padres y su hermana.
La obsesión porque la sombra de la corrupción no empañe su reinado ha llevado a don Felipe, en opinión de algunos, a extremar exageradamente las precauciones. Aquí el cordón sanitario afecta a Cristina, Iñaki y sus hijos. El asunto generó muchos comentarios, tantos que el pasado verano, el Rey salió de excursión con sus sobrinos. No estuvieron presentes ni doña Letizia ni las infantas Leonor y Sofía. Eso sí, se unieron al grupo para cenar.
Con la maniobra se buscaba amainar las críticas sobre el ostracismo al que don Felipe y doña Letizia sometían a los hijos de la infanta Cristina. Al fin y al cabo, ¿qué culpa tienen ellos de lo que hayan hecho sus padres? Una pregunta que corrió de boca en boca durante meses.
El principio del fin de Letizia

Así como Botswana fue el principio del fin para don Juan Carlos, la última misa de Pascua celebrada en Palma significó lo mismo para doña Letizia. El hecho de que impidiera hasta en tres ocasiones la fotografía de doña Sofía y sus hijas la puso en el ojo del huracán. La gente lo tuvo claro y otorgó su apoyo a la Reina Emérita, dando de lado a esa nuera tan antipática, mandona y controladora.
Sin embargo, lo sucedido ha hecho que se tomen cartas en el asunto. La Reina, por decirlo de alguna manera, ha sido apartada del núcleo duro de palacio. Sus opiniones han visto reducidas drásticamente su peso. El hecho de haber “mostrado su verdadera cara”, tal como expresó Marie Chantal Miller, la ha puesto al borde del abismo.
Con su proceder, Letizia ha provocado una crisis de alta intensidad. Sin quererlo, ha demostrado que lo que se comentaba sobre su mala relación con doña Sofía y sus cuñadas era verdad. Ha quedado desnuda ante la opinión pública, que ha llegado a silbarla en una de sus apariciones públicas.
Operación limpieza de imagen

Conscientes de la pérdida de popularidad de doña Letizia, en Zarzuela han diseñado un plan. Parece que el impulsor del mismo ha sido don Juan Carlos, que habría hablado con su hijo para advertirle de la gravedad de la situación. Se trata de una operación de limpieza de imagen destinada a mostrar una familia unida. Va a costar porque a nadie se le escapa que el clan se resquebrajó a medida que la Reina iba adquiriendo poder.
Los primeros cambios ya se han producido. La infanta Elena acapara dos salidas este mes en la agenda oficial. La primera tuvo lugar en Cádiz el once de este mes. Allí acudió para entregar el Premio Caballo de Oro a la guardia real. Se la vio muy a gusto y sonriente. Ejerció su papel con elegancia y gustó volverla a ver en un acto oficial.
Pero la cosa no queda aquí, doña Elena será la encargada de sustituir a doña Letizia en la inauguración de la Feria del libro de Madrid el próximo 25 del corriente. Ciertamente, la soberana hubiera podido acudir, dado que su viaje de cooperación a Haití y República Dominicana acaba el 23 de mayo. El gesto tiene un fuerte significado dado que la lectura es uno de los pasatiempos favoritos de doña Letizia. Por tanto, la inauguración de la Feria del Libro es uno de los actos que más disfruta.
Letizia y su fobia a Palma

La operación de limpieza de imagen diseñada se alargará hasta el verano. Esta vez, la Reina Letizia tendrá que pisar la isla más de lo que ha hecho en los últimos años. El Rey tiene previsto participar en las regatas y ella tiene la misión de dejarse ver acompañada de sus hijas. Se acabaron los tiempos en que se recluía en Son Vent al resguardo de miradas indiscretas.
A ciencia cierta, nadie sabe los motivos, pero el caso es que la soberana siente una especie de fobia hacia Palma de Mallorca, o tal parece. Desde que se casó, ha evitado la isla todo lo que ha podido, rompiendo así con una tradición familiar muy arraigada. Tampoco ha querido que las infantas Leonor y Sofía se sumen a las quedadas de primos que organiza doña Sofía.
Este verano se antoja complicado que los Reyes puedan escaparse a sus vacaciones privadas. De las mismas no se facilita detalle alguno ya que doña Letizia, con la bendición de su esposo, considera que ellos también tienen derecho a unos días de asueto sin ser escrutados por el ojo público. Quizás, esta forma de ejercer el cargo de Reina sea lo que hace que no acabe de empatizar con cierta parte de la sociedad.
Una Reina fría y distante

Doña Letizia tiene un problema. No consigue conectar con la gente porque se la percibe fría y distante. Cierto es que ejecuta su misión a la perfección. Sin embargo, esa perfección indica que lo vive como una obligación. Por tanto, cuando acaba el trabajo, quiere retomar su vida íntima y familiar.
Por más que cambien los tiempos, la sociedad actual está acostumbrada a un modelo. La gente guarda en su retina la imagen de Isabel II de Inglaterra, que es Reina desde que se levanta hasta que se acuesta. Doña Sofía jamás se apea del cargo, mostrándose siempre cercana, sonriente y encantada con su papel. Parece que lo que prometió el día de su primera comparecencia ante los medios como novia de don Felipe, doña Letizia no lo ha cumplido. Afirmó que esperaba desarrollar su tarea siguiendo “el ejemplo impagable de doña Sofía”.
Una presenca incómoda

Este verano, doña Sofía está feliz porque va a pasar unos días con sus hijas. Por primera vez en años, doña Cristina pisará la isla y se instalará en Son Vent con sus hijos. Para entonces, Iñaki Urdangarín ya estará en prisión. Por supuesto, los Reyes Eméritos no quieren que su hija esté sola en los momentos complicados que se le vienen encima. Don Juan Carlos y doña Sofía han sido los que más han insistido ante don Felipe para rehabilitar la imagen de su hermana.
Aunque no está previsto que coincidan en público, el Rey y la Reina se niegan a que eso ocurra para no perjudicar su imagen, ellos y la infanta Cristina van a pisar el mismo suelo aunque en diferentes momentos. Don Juan Carlos ya ha anunciado que este año sí irá a Palma y regateará. A pesar de sus múltiples operaciones, el Rey Emérito trabaja intensamente para poder gozar de su deporte favorito, la vela.
A contracorriente

La vida que don Felipe y doña Letizia habían diseñado se ha vuelto en su contra. Si quieren seguir reinando, deben modificar cosas. La primera, recuperar la relación familiar. Será en Palma donde veremos a los diferentes miembros del clan mezclarse. Tampoco se descarta que los Borbones posen unidos y felices en una foto que sería la primera de su género en años.
A la Reina le apetece menos y nada esta reunificación familiar. Sin embargo, es consciente de que tiene que apechugar. Cometió un grave error aquel día en que impidió que su suegra se fotografiara con Leonor y Sofía. De esos polvos, vienen estos lodos. Está por ver si su imagen mejora en caso de que muestre la mejor versión de ella misma el próximo mes de agosto.
Hace años que la familia Borbón campa cada uno por su lado. Dicen que quien más sufre por esta circunstancia es doña Elena, muy sensible para estas cuestiones. No va a resultar fácil convencer a la opinión pública de que todos se llevan bien. De hecho, han chirriado las dos salidas que doña Letizia y doña Sofía han realizado juntas y en las que la Reina Emérita ha posado con sus nietas. Ciertamente, parecía guionizado. Falta naturalidad.