La Reina Letizia es uno de los personajes más escrutados de la realeza mundial. Todos y cada uno de sus gestos y maneras se miran con lupa y se analizan hasta el último detalle. Lo que tendría que haber sido un acto más ha acabado convertido en motivo de reproche para la soberana, que añade un capítulo más a su libro de desplantes. Otra vez a vueltas con el carácter de doña Letizia.
Cae la lluvia

Doña Letizia y don Felipe acudieron a la entrega de los Premios Princesa de Girona y es aquí donde ha saltado la nueva polémica que tiene como protagonista a la soberana. Antes de entrar en el lugar donde iba a desarrollarse el acto, la Reina se resguardaba de la lluvia bajo un paraguas. En un momento determinado, el Rey intentó cogérselo pero ella no le dejó. Sin duda, una escena que ha dado la vuelta al mundo.
Lo sucedido en Girona ha dado pie a todo tipo de comentarios. Para algunos, se trata de una nueva humillación de doña Letizia a don Felipe. Otros opinan que no es para tanto y que la Reina quería sostener el paraguas sin la ayuda de su marido, de ahí que no se lo cediera. Una vez finalizado el rifirrafe, la pareja saludó a las autoridades que les aguardaban en la puerta. Eso sí, tras el pequeño forcejeo, los Reyes no volvieron a cruzar la mirada.
¡Qué carácter!

El asunto del paraguas ha traído a la actualidad uno de los temas que más críticas ha reportado a doña Letizia, su carácter. La Reina ha dado sobradas muestras de su fuerte talante. Bien lo saben algunas personas que se han sentido damnificadas y no han dudado en quejarse ante los funcionarios de palacio. Y es que la Reina no tiene dobleces. Si algo le disgusta, no puede disimular. Esto le ha reportado muchos problemas.
Los primeros años de doña Letizia en Zarzuela no fueron fáciles. Ella creyó que su familia política la ayudaría pero parece que no lo hicieron en el grado que esperaba. Como todos, la Reina aprendió a base de equivocaciones. Confió en quien no debía e hizo caso a consejos interesados que solo pretendían hundirla. Uno de sus grandes desengaños lo tuvo con Iñaki Urdangarín, que le ponía buena cara delante y, por detrás, hablaba pestes de ella. Iba con cuentos sobre la soberana a don Felipe. Y todo esto con la complacencia de la infanta Cristina.
El boomerang

Mientras Letizia se preparaba para desempeñarse en su función real, algunos y algunas se dedicaban a observar con el único propósito de ver cómo se caía. Y sí, se cayó, pero también se levantó. En aquellos días, Iñaki tenía muy buena relación con su familia política y aprovechó la circunstancia para ridiculizar a la Reina. Al final, el boomerang se volvió contra él y su mujer, cómplice de la guerra sucia de su marido.
En algún momento, la infanta Elena se alió con su hermana y su cuñado y eso dio pie a la no relación que mantiene con su cuñada. De hecho, cuando se encuentran, ni se hablan ni se miran. Una escena de lo más impactante. Dicen que doña Letizia se cobró su venganza cuando los duques de Lugo se separaron y ella acudió a almorzar con Jaime de Marichalar. El gesto llevaba implícito un mensaje de total apoyo a Jaime. No sentó bien en Casa Real.
La Reina

Una de las personas que más conoció a Letizia Ortiz cuando era periodista es Alfredo Urdaci. Compartieron mucho durante su etapa en Televisión Española. Cuando ella abandonó su carrera para entrar a formar parte de la Familia Real, la relación se acabó. A pesar de la distancia que hay entre ambos, el periodista recuerda la forma de ser de la Reina. De hecho, Alfredo quería escribir una biografía sobre doña Letizia pero no consiguió la autorización.
Y a propósito del carácter de la Reina Letizia, recientemente, Urdaci ha comentado a LOC: “Tenía mucho carácter. Yo creo que ahora lo ha sacado un poquito más que antes. Es que ahora es reina”. No debe pasar inadvertido el “ahora es reina”. Ciertamente, el cargo ha hecho que la esposa de don Felipe tenga más poder. A nivel institucional, su trascendencia es indiscutible. Ya no tiene que estar pendiente ni rendir pleitesía.
La foto oficial

Lo ocurrido en Palma de Mallorca, durante la última misa de Pascua, ha traído cola. Pocas veces se ha visto a dos reinas protagonizar un hecho de semejante calado. Al respecto, Alfredo Urdaci opina: “Está haciendo un buen papel con algún error. Como lo de la Reina Sofía y la foto. Creo que se interpretó mal. Creo que la conozco, aunque también pienso que ha cambiado mucho, y me da la impresión de que ella se dejó llevar por su hiperperfeccionismo. La foto oficial es la foto oficial, la de los Reyes con las hijas. Y eso se interpretó como una pelea como ella con su suegra. Creo que se sacó de madre”.
Quienes conocen a doña Letizia señalan que su nivel de exigencia es altísimo, de ahí que a veces se produzcan situaciones como la ocurrida con su suegra y las infantas. La Reina tiene las cosas claras y en muchos aspectos es inamovible. Por ejemplo, en todo lo relacionado con Leonor y Sofía. No le gusta que las fotografíen en exceso. Sin embargo, en relación a lo sucedido con doña Sofía, es cierto que debió comportarse de otra manera. No estuvo acertada y ella lo sabe.
Si algo ha conseguido la Reina Letizia ha sido poner de acuerdo a un nutrido grupo de monárquicos y antimonárquicos con sus salidas de tono. Y es que la soberana no se corta un pelo a la hora de mostrar su malestar. Bien lo sabe don Felipe, que ha sufrido los desaires de su esposa cuando no ha bailado al son que ella tocaba. Te lo contamos todo a continuación.
Divorcio a la vista

En el verano de 2013, los Reyes atravesaban una crisis matrimonial importante. La pareja viajó a Mallorca cada uno por su lado. Se juntaron en Marivent pero doña Letizia apenas se dejó ver. Mantuvieron una fuerte discusión y ella dio la espantá dejando a don Felipe y las infantas Leonor y Sofía en la isla. El asunto no pasó desapercibido y ocupó grandes titulares en la prensa.
Doña Letizia sabía que los medios recogerían ampliamente su huida pero le dio igual. Todo indica que le echó un pulso a don Felipe. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que dejándolo solo en pleno veraneo real? El Rey buscó apoyo en sus padres. Estaba desesperado y no sabía cómo lidiar con el problema conyugal. Doña Letizia no se lo estaba poniendo nada fácil para recomponer la situación. Fue entonces cuando don Juan Carlos, cansado ya de las formas de su nuera, recomendó a su hijo que se separara.
Espejito, espejito mágico

Durante la celebración del día de la Pascua Militar del año pasado, doña Letizia se sentía incómoda con los miembros del Gobierno y decidió mostrar su malestar con un gesto que no pasó desapercibido. Para no hablar con los altos cargos del PP que allí se encontraban, sacó un espejito del bolso y se dispuso a retocar su maquillaje. Sin duda, un gesto que conlleva una gran carga de frivolidad así como de mala educación.
Que se sepa, doña Letizia no se disculpó con ninguno de los allí presentes. Lo suyo con el PP es irreconciliable. De hecho, algunos miembros del partido político han llegado a elevar sus quejas a Casa Real por sentirse francamente menospreciados cuando han coincidido con la soberana. Estas personas afirman que sienten que ella les escruta con una mirada que hiela y que les señala como culpables de corrupción.
La Reina impaciente

Ya son varias las voces que se han alzado contra doña Letizia por la forma en que trata en público a su marido. En alguna que otra ocasión se ha dado la circunstancia de que don Felipe estaba pronunciando un discurso y su esposa manifestaba su malestar mediante toses y ruiditos. La soberana tampoco duda en interrumpir de forma brusca las conversaciones que su esposo mantiene con amigos al grito de: “¡Ya estáis con vuestras pijadas de siempre!”. Visto lo visto, no es extraño que el círculo fraternal del Rey se haya visto reducido desde que la periodista apareciera en su vida.
Aunque siempre se ha transmitido la idea de que doña Letizia se había preparado a conciencia para el cargo, su comportamiento, a veces, hace que se ponga en duda esta afirmación. Sobre todo si tenemos en cuenta que en ciertas cenas o comidas institucionales con altos mandatarios, la soberana no ha dudado en obviar a sus interlocutores para concentrarse en su teléfono móvil. Sin duda, la Reina tiene un carácter muy complicado. El problema es que el mismo ha trascendido allende de nuestras fronteras y algunos la evitan siempre que pueden.
Una esposa mandona

Aunque los actos en que participan los Reyes tienen inicio y final marcado, doña Letizia no duda en cambiar la hora del adiós según le convenga. Ya ha ocurrido más de una vez, y de dos, que don Felipe, al despedirse, ha buscado a su esposa y se ha encontrado con la sorpresa de que había decidido marcharse por su cuenta. Ante esto, el Rey esboza un gesto de resignación.
En 2013, doña Letizia fue la protagonista de una circunstancia propiciada por ella. La pareja se encontraba en la embajada que España tiene en la Santa Sede con otras autoridades. Todos iban a asistir a la primera misa oficiada por el papa Francisco tras ser nombrado jefe de la iglesia católica. La entonces princesa se había retirado a una habitación para hablar por teléfono. Mientras tanto, su marido departía con los allí congregados. Y allá que apareció Letizia Ortiz para interrumpirle con una frase que dejó de piedra a los asistentes: “Me han comentado que esto ya se acaba, que nos echan”. Acto seguido, Letizia enfiló para la salida y a don Felipe no le quedó otra que seguirla.
Felipe, solo para Letizia

Hay quien sostiene que doña Letizia ha sido muy beneficiosa para don Felipe porque le ha mostrado una cara del mundo que no conocía. El Rey siempre estuvo muy protegido en Palacio por su madre. No fue hasta los dieciséis años que pudo volar del nido materno por una cuestión de estudios. Se instaló en Canadá pero no solo, le acompañaba José Antonio Alcina, que ejercía de cuidador. Años más tarde, Alcina escribió un libro donde hablaba de su relación con don Felipe. Como cualquiera puede imaginarse, la iniciativa tuvo mala acogida en Zarzuela.
Que se sepa, el Rey ha ido perdiendo amigos desde que la periodista llegó a su vida. También su entente cordial con algunos de los hijos de doña Pilar de Borbón se ha visto reducida. Todo esto ha hecho que algunos hablen de que doña Letizia ha conseguido aislar a su marido. ¿Hasta qué punto? Difícil saberlo porque no hay constancia de las salidas privadas del soberano. Lo que sí está claro es que los colegas de antaño han sido borrados de la foto.
La opinión de la familia
La llegada de Letizia Ortiz a la Casa Real significó un antes y un después en su vida. De carácter controlador, la periodista quiso desde el primer momento que ningún miembro de su familia se saliera de la línea. Cuando ya han pasado catorce años desde que se casara con don Felipe, analizamos la relación de la Reina con los Ortiz Rocasolano.
El padre

La separación de Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz no se produjo en buenos términos. El padre de la Reina abandonó a su mujer porque se había enamorado de Ana Togores. Esto hizo mella en sus hijas, que se posicionaron al lado de su madre. Aunque se le han adjudicado algunas historias sentimentales, quienes conocen a Paloma aseguran que no ha vuelto a encontrar el amor tras el divorcio.
Quien bien conoce el paño asegura que para doña Letizia, el divorcio de sus padres fue un trauma. Tanto que su primo, David Rocasolano, llegó a afirmar que cuando eso ocurrió, la entonces periodista lo puso en su lista negra. Jesús y Ana vivieron juntos hasta que se supo del noviazgo de la periodista con el príncipe. Entonces, se casaron en una ceremonia organizada apresuradamente.
A pesar de todo, Ana Togores no estuvo en la boda real. En un principio se dijo que sí. Sin embargo, doña Letizia, siempre según su primo, le comentó que no era adecuado. Alegó que menudo papelón se les venía encima y que a ver cómo sentaban a sus padres estando su madrastra por el medio.
Así como Paloma Rocasolano tiene gran importancia en la vida de la Reina, no ocurre lo mismo con su progenitor. De hecho, todo indica que se ven una vez al año. El día de Reyes, cuando acuden por la tarde a comer el roscón a casa de Jesús Ortiz y Ana Togores.
La madre

Doña Letizia ha experimentado una metamorfosis retro tras convertirse en integrante del clan Borbón. Aquella mujer libre, poco convencional y acostumbrada a ir a su aíre, ha mutado en una dama bastante clásica. Mientras era periodista, la relación con su madre era bastante discreta. No se veían demasiado porque ella estaba inmersa en su trabajo y el tiempo libre que tenía gustaba de disfrutarlo con sus amigos.
Y una vez convertida en madre, la Reina ha redescubierto a Paloma Rocasolano. Tanto que no ha dudado en pedirle que acuda tres veces en semana a su casa para estar con Leonor y Sofía. Es Paloma quien se queda con las niñas cuando sus padres tienen que viajar. Sin duda, una relación muy estrecha la que mantiene con sus nietas. Algo que no se hace extensivo a doña Sofía, que se ha quejado de que no le dejan ver apenas a las pequeñas.
Lo cierto es Paloma Rocasolano sigue al pie de la letra las instrucciones de su hija, muy estricta en cuanto a horarios y alimentación. Jamás se le ocurría a la buena mujer dar una chuchería a las pequeñas. De hecho, esto es algo que la Reina deplora de doña Sofía, que tiene la costumbre de obsequiar con caramelos a sus nietos más pequeños.
La tía Henar

Henar Ortiz es tía materna de doña Letizia. Desde el principio, ya dio muestras de que la relación con su sobrina no era lo que se dice buena. Aunque no se sabe por qué, el caso es que no ha dudado en realizar declaraciones punzantes contra la hija de su hermano Jesús. Para empezar, se define como “Roja, laica y republicana”. Además, no se cortó un pelo a la hora de asegurar que “Mi sobrina no llegará a reinar”.
La relación entre Henar y doña Letizia está rota. Hace años la periodista Ángela Portero explicó que la díscola tía intentaba vender las fotos del primer enlace de su sobrina con Alonso Guerrero por 600.000 euros. Esto marcó un antes y un después entre ellas. Si hasta entonces la Reina le había perdonado sus declaraciones, lo de las imágenes significaba que no podía fiarse de ella.
Henar expresó que demandaría a Ángela Portero, Telecinco y la productora de Sálvame, La fábrica de la tele, y lo hizo. Sin embargo, la Justicia no le dio la razón. El Tribunal Supremo desestimó el recurso de casación que interpuso contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias. El resultado es que por dos veces tiraron por tierra su petición de protección al honor por haberla señalado en el caso de la venta de las fotografías de la primera boda de doña Letizia.
La hermana

Telma Ortiz es uno de los grandes misterios de los Ortiz Rocasolano. Es como si la tierra se hubiera tragado a la antigua cooperante. Tras protagonizar un estruendo tremendo al demandar a cincuenta medios de comunicación por lo que calificó como “Insoportable y permanente acoso”, se esfumó. Sorprendió que la Reina Letizia diera alas a su hermana en esta aventura. De hecho, aseguran que la soberana y don Felipe se reunieron con personas destacadas de la prensa para convencerlos de que la reacción de Telmita estaba más que justificada.
Cuando se anunció el compromiso matrimonial entre doña Letizia y don Felipe, Telma estaba encantada de formar parte del grupo de amigos del heredero. Se la veía asistir a fiestas y tenía mucho éxito. Sin embargo, con los años, ha desarrollado una fobia al ojo público. Está obsesionada con que no se capten imágenes de ella. Sigue viviendo en Barcelona con su hija.
La relación de doña Letizia con su hermana es muy buena. Ella la secunda en sus ganas de privacidad. De hecho, se sospecha que la mano de la soberana está detrás de la orden de no comprar fotografías en las que aparece Telma por parte de las revistas del corazón. Su nivel de vida es alto. Parece que su divorcio de Jaime del Burgo la dejó en buena posición. Su hija Amanda asiste a uno de los colegios más caros y elitistas de la ciudad.
Telma y su hija viven en uno de los barrios de la zona alta de Barcelona. La hermana de la Reina intenta no dar que hablar y su entorno está absolutamente blindado. En cuanto a los lugares por donde se deja caer, los típicos de gente bien. Esto también se hace extensivo a su círculo de amigos. Entre otros, los Tous, ahí es nada.
El primo

David Rocasolano fue una de las personas más cercanas a doña Letizia. A él acudió para que controlara a la familia tras anunciarse su compromiso con el heredero. En su primo confió la Reina para que hiciera desaparecer el rastro de un aborto que se volvió incómodo tras entrar a formar parte de la familia Borbón. Eso era algo que doña Sofía ni entendería ni aceptaría, de ahí que pidiera ayuda a David para solventar la papeleta.
Quizás la Reina se equivocó el día en que decidió deshacerse de David. Ocurrió cuando lo relacionaron con un tema de corrupción. En ese momento, lo apartó de su lado. Un tiempo después, él se vengó escribiendo un polémico libro, Adiós, Princesa. En el mismo reveló detalles muy comprometedores para doña Letizia, dejando su imagen rota en mil pedazos.
Según David Rocasolano, la presión que doña Letizia ejercía sobre los suyos tuvo algo que ver en el final de Erika. También reveló que la soberana tenía una lista negra donde iba apuntando a aquellos que no hacían su voluntad. Tras la publicación del libro, el abogado desapareció. Se dijo que se mudó a Miami aunque se sabe que alguna vez regresó a Madrid para cumplir con sus obligaciones con la Justicia.
Suegras y nueras

“Aunque no me gustas, haré de ti una Reina”. La frase se le atribuye a doña Sofía, para quien doña Letizia afirman no era la candidata ideal. Sin embargo, el hecho de que su querido hijo la hubiera escogido, hizo que todas sus reticencias se vinieran abajo. Desde el día en que se anunció el compromiso oficial, la entonces periodista aseguró que su modelo a seguir era su suegra: “Con el ejemplo impagable de la Reina”, afirmó entonces.
Hace un tiempo, la periodista Pilar Eyre publicó en su blog de Lecturas que doña Sofía se había quejado de que apenas veía a sus nietas, Leonor y Sofía: “No sé ni cómo están. No me dejan verlas, vivo al lado y no puedo ir a su casa”. No era la primera vez que la Reina Emérita lloraba su pesar por la falta de contacto con las infantas. Se cuenta que una vez se acercó al palacio donde habita su hijo con su familia para ver a las pequeñas y que le dijeron que no podía pasar alegando algo parecido a que la señora no estaba en casa y que no tenía órdenes de ella para dejarla pasar.
El sumun de estas desavenencias se vio en la misa de Pascua en Palma de Mallorca. Doña Sofía quiso hacerse una foto con sus nietas y, por dos veces, doña Letizia lo evitó. Fue un asunto muy feo dado que la infanta Leonor retiró el brazo a su abuela y que la Reina limpió la frente de una de sus hijas que acababa de besar su suegra. Esto provocó un debate nacional en el que ganó de calle la Reina Emérita. Al final, el runrún fue tal que doña Sofía apareció con sus nietas del brazo en las puertas del hospital donde su marido convalecía de su última operación. Mientras tanto, don Felipe y doña Letizia contemplaban la escena encantados.
¿Obligaron a la Reina a hacer el paripé tras lo sucedido en Palma? Ciertamente, en Zarzuela saltaron las alarmas tras el episodio. La mayoría se puso al lado de doña Sofía. Fue la primera vez que doña Letizia tuvo que escuchar abucheos. Incluso, una de sus amigas, expresó que estaba destrozada por lo sucedido y que todo fue motivado porque ella es muy mirada con el tema de las fotos que le hacen a sus hijas. En el caso de la Reina Emérita no parece que hiciera falta solicitarle que se prestara a arreglar la metedura de pata de su nuera. Para ella, la Corona es lo primero, y así lo ha demostrado en numerosas ocasiones.
Donde las dan, las toman

Quienes bien conocen el paño aseguran que don Juan Carlos no puede con su nuera. Y no por sus orígenes plebeyos, sino por su forma de conducirse. Y es que al Rey Emérito le pone de los nervios que siempre quiera demostrar su cultura y conocimiento de la actualidad. Ocurrió durante una comida en Zarzuela en la que se hablaba sobre la situación en Irak. En el tema participaban muy animadamente doña Sofía y su hermano Constantino.
De repente, doña Letizia terció y dio su opinión. Afirman que la misma duró veinte minutos. El Rey Emérito, desesperado ante la cháchara de su nuera, le dijo: “Letizia, ya sabemos que eres la más inteligente, pero, por favor, deja hablar a los demás”. Cuentan que la entonces periodista se quedó de piedra y no volvió a abrir la boca.
Hace años se habló de una fuerte crisis matrimonial entre don Felipe y doña Letizia. Parece que don Juan Carlos terció y le recomendó a su hijo que se separara. La Reina se vengó de su suegro no dejando asistir a la infanta Leonor a la misa por el centenario del nacimiento de don Juan de Borbón, padre del Rey Emérito. Esto sentó fatal a don Juan Carlos que, desde entonces, evita a su nuera siempre que puede.
Los griegos

Durante años, Constantino de Grecia y su familia fueron habituales de los veraneos en Palma. Doña Sofía adora a sus hermanos y le encanta tenerlos cerca. De hecho, la princesa Irene vive en Zarzuela y es uno de sus grandes apoyos. Tanta visita dio pie a comentarios en la prensa. La cosa se avivó cuando se conoció que don Juan Carlos hizo que el gobierno del PSOE mediara para que a la Familia Real griega se le devolvieran los bienes que les habían sido confiscados.
A la Reina Emérita le dolió tener que renunciar a las visitas de su hermano y su familia en Palma y en Madrid. Le molestó sobremanera que se dijera que sus vacaciones corrían a cargo del erario público. Se armó tanto ruido que hace años que dejaron de venir. Parece que el rey Juan Carlos respiró aliviado, pues no se lleva demasiado bien con su cuñado quien, en alguna ocasión, le ha reprochado su falta de tacto y delicadeza con doña Sofía.
Don Felipe siempre ha tenido una especial afinidad con su primo Pablo. De hecho, cuando celebró su cincuenta cumpleaños, se desplazó a Inglaterra para acompañarle en tan señalada fecha. En la fiesta estaban también su hermana Cristina e Iñaki Urdangarín, aunque parece que no coincidieron en toda la noche. Doña Letizia dio plantón una vez más a la familia de su marido. Ni encaja con los Borbón ni con los Grecia.
Cuando saltó el encontronazo de la catedral de Palma, la mujer de Pablo de Grecia, Marie Chantal Miller dio su opinión en Twitter. Dejó muy claro que ninguna abuela merece ese trato y que, por fin, doña Letizia había mostrado su verdadera cara. Horas más tarde, el twit fue borrado. Como puede comprobarse, la Reina siempre haciendo amigos.
El principio de fin

La relación de don Felipe con sus hermanas siempre ha sido excelente. Desde pequeños, los tres mantuvieron un estrechísimo contacto. Compartían habitación de juegos, hacían los deberes juntos y era uña y carne. Así lo quiso y fomentó doña Sofía, sabedora de que esos lazos siempre estarían ahí pasara lo que pasase. Para ella, el vínculo con sus hermanos, Irene y Constantino, ha sido vital en momentos difíciles.
Cuando don Felipe comentó a sus padres que había encontrado el amor, don Juan Carlos no estuvo de acuerdo. El hecho de que Letizia estuviera divorciada era algo que no agradó al monarca. Sabía que eso sería motivo de fuertes críticas a la Corona y que muchos ciudadanos no lo verían bien. Por su parte, la reina Sofía, aunque sabía que no era la candidata ideal, apoyó a su hijo.
Las infantas Elena y Cristina se pusieron de parte de su hermano. Ni lo dudaron. Para ellas, su felicidad estaba por encima de todo. Y más tras lo mucho que había sufrido al romper con Eva Sannum. En esa ocasión, la razón de Estado ganó al corazón. Sin embargo, con Letizia, don Felipe no estaba dispuesto a dejar que ocurriera lo mismo. Todo iba bien entre ellos hasta que ocurrió un hecho que marcó un antes y un después.
En julio de 2005 en Zarzuela se celebró el bautizo de Irene Urdangarín. Al parecer, los padres de Iñaki Urdangarín no tenían donde alojarse, algo debió ocurrir que provocó semejante situación, y la infanta Cristina pidió a don Felipe y doña Letizia si podían quedarse en su casa. Sin embargo, su cuñada respondió que no, que tenía muchas molestias debido al embarazo y que no estaba para huéspedes. Aquello fue el principio del fin. Los desencuentros continuaron hasta desembocar en un muro de incomunicación.