No corren buenos tiempos para la familia real. Están rodeados por los escándalos y son constantes los comentarios sobre la mala relación entre ellos. Al fuego de la discordia entre Borbones se une ahora una ofensa que doña Letizia considera imperdonable. ¿El autor? Don Juan Carlos. Más madera.
Letizia no da la talla

La relación entre doña Letizia y don Juan Carlos nunca ha sido buena. Cuando don Felipe comunicó a sus padres que tenía intención de comprometerse con la periodista, el entonces rey se echó a temblar. La noticia tampoco fue bien acogida por doña Sofía. Los reyes eméritos, por una vez, estaban de acuerdo. Ambos consideraban que Letizia Ortiz no daba la talla como princesa y mucho menos como reina.
Para entonces, don Felipe ya había decidido que se casaría con la periodista. Lo ocurrido con Eva Sannum, que tuvo que renunciar a su amor, no volvería a suceder. Cierto es que tenía un compromiso con la monarquía pero no estaba dispuesto a llevarlo a cabo sin la compañía de Letizia Ortiz. Y así se lo hizo saber a sus padres. Por más que don Juan Carlos envió emisarios para que convencieran a su hijo, no hubo nada que hacer.
Un bon vibant llamado Juan Carlos

La llegada de doña Letizia a la familia real pintaba que sería una brisa de aire fresco en un ambiente muy cargado por los desencuentros. Doña Sofía ha sido la gran damnificada del reinado de don Juan Carlos. Siempre con la sonrisa puesta, estrechando manos y cumpliendo con la obligación y, por dentro, destrozada. Hace muchos años que los reyes eméritos duermen en habitaciones separadas.
Con fama de bonachón, simpático y muy pata a la llana, don Juan Carlos se ha bebido la vida a grandes sorbos. Aunque casado, jamás ha renunciado a la compañía femenina. Tampoco a la buena vida. Le gusta el lujo y el dinero. Los datos sobre su fortuna personal no están claros pero se sabe que ha trabajado duro para aumentar su patrimonio. Al menos así lo certificó Corinna, que habló de procedimientos “opacos” en cuanto a la adquisición de propiedades y los depósitos económicos en bancos de Suiza.
Letizia traicionada en su propia casa

No es exagerado decir que doña Letizia vivió los primeros ocho años de su llegada a Zarzuela atemorizada. Sabía que no era aceptada por algunos miembros de la familia. Urdangarín la criticaba sin reparos. Todo eran palabras negativas para su cuñada. ¿Lo peor? Que lo hacía con el beneplácito de la infanta Cristina, que jamás intentó frenar a su marido. Es más, podría decirse que lo animaba a seguir en esa línea.
No fue el caso Noos el detonante de la mala relación de la reina con los ex duques de Palma. Tiempo atrás, doña Letizia tuvo conocimiento del comportamiento de Iñaki y Cristina en relación a ella y los borró de su lista de los afectos. Fue todo un desengaño conocer que quienes decían ser amigos y fieles aliados resultaran lo opuesto.
Una reina mandona y perfeccionista

Doña Sofía se ha referido al carácter de Letizia calificándolo como fuerte. Quizás este sea uno de los principales inconvenientes de la reina. No sabe disimular y de ahí que a veces resulte excesivamente fría. Cuando se enfada, cuerpo a tierra. Bien saben los Borbones cómo se las gasta doña Letizia. En este punto, don Juan Carlos se ha preguntado en más de una ocasión cómo don Felipe puede aguantar una mujer tan mandona y perfeccionista.
En 2003, don Felipe y doña Letizia atravesaron una crisis matrimonial muy fuerte. El rey no podía más y la reina tampoco. A ella le pesaba la presión del cargo, las críticas y se sentía poco apoyada por su marido. Le reprochaba que siempre diera la razón a otros miembros de la familia cuando surgía algún encontronazo con ella. Fueron días de furia, de mucha furia.
Don Juan Carlos no puede divorciarse

En la última parte de su reinado, don Juan Carlos manifestó su deseo de separarse legalmente de doña Sofía para casarse con Corinna. Quien tuvo que hacerlo le dejó claro que eso era imposible. Entonces, el rey emérito expresó que todos en la familia podían divorciarse menos él. Hizo alusión a la infanta Elena y Jaime de Marichalar y también a doña Letizia. Recordó que para su nuera haber disuelto el vínculo matrimonial con Alonso Guerrero no había sido impedimento para entrar en la familia real. Sin embargo, a él le negaban el pan y la sal.
Cuando la primera crisis importante en el matrimonio de don Felipe y doña Letizia estalló, el rey se sinceró con sus padres. Don Juan Carlos le recordó entonces que ya le había avisado que la periodista no era la compañera ideal para el camino que tenía que recorrer. El entonces príncipe no pudo evitar pensar acerca de si se equivocó en cuanto a su elección sentimental. En esa conversación, y viendo el sufrimiento de su hijo, don Juan Carlos le sugirió que se divorciara. Por supuesto, la cuestión llegó a oídos de la reina y no le hizo ninguna gracia. Si ya entonces tenía recelos hacia su suegro, los mismos se multiplicaron.
El rey emérito entra la lista negra de Letizia

El rifirrafe entre doña Letizia y doña Sofía en la última misa de Pascua en Palma no solo hizo reaccionar a muchos adeptos y simpatizantes de la reina emérita, también a don Juan Carlos. Y es que el rey emérito, al ver el vergonzoso comportamiento de su nuera, le dijo a su hijo: “¡Felipe, coño, divórciate de una vez! ¿Adónde vamos a llegar?” Así lo explica Pilar Eyre en su blog de Lecturas.
Ciertamente, la frase bien podría haberla pronunciado don Juan Carlos, tan solo hace falta fijarse en su expresión al contemplar los hechos del día de autos. La periodista asegura que doña Letizia se sintió muy herida cuando supo de la manifestación de su suegro. Una recomendación a las bravas que es la segunda vez que ocurre. Lo sucedido ha hecho que la reina se haya alegrado cuando salieron a la luz las grabaciones de Corinna destapando a don Juan Carlos.
Mensajes comprometidos

Se considera que el escándalo Corinna vio la luz porque el ex comisario Villarejo está moviendo los hilos para lograr su libertad. Actualmente está en prisión. Pues bien, Villarejo no ceja en su empeño y ya prepara su próximo ataque. ¿Su víctima? La reina Letizia. Sin duda, arde Zarzuela. Villarejo tiene en su poder unas grabaciones muy comprometidas donde doña Letizia habla a pierna suelta con Javier López Madrid. Como se recordará, Javier ha sido imputado en diversos casos de corrupción. Cuando aparecieron las primeras acusaciones, la reina le envió un mensaje de apoyo.
El mensaje que dejó al descubierto a doña Letizia rezaba así: “Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)”. Por su parte, Javier López Madrid contestó así a la soberana: “Os lo agradezco mucho. En el futuro extremaré el cuidado, vivimos en un país muy difícil y seré aún más consciente de mi conducta”.
Don Felipe se une al chat

Don Felipe también entró en escena en esta conversación a tres para expresar lo siguiente: “Me uno al chat, pero prefiero tener un rato para charlar sin intermediación electrónica ni telefónica. Comemos mañana? Abrazo”. López Madrid emplazó a los reyes para más adelante debido a que tenía que viajar.
La camaradería entre don Felipe y doña Letizia con Javier López Madrid era mucha. Compartían clases de yoga, de ahí lo de compi yogui, cenas, comidas y ratos de ocio. Sin duda, momentos donde los reyes se mostraban tal cual son. Nada que ver con el protocolo que acostumbran a guardar por el cargo que representan. Javier supo ganarse su confianza.
Arde Zarzuela

Especialmente estrecha era la amistad de López Madrid y doña Letizia, de otro modo no se entiende ese mensaje de apoyo con la sombra de la corrupción encima. Hay que recordar que a su primo, David Rocasolano, vivió una circunstancia similar y la reina lo apartó de su lado sin miramientos. Todo indica que doña Letizia se habría expresado con su amigo sobre temas muy delicados y que, de hacerse públicos, serían muy perjudiciales para la monarquía. Fuentes policiales han confirmado a Informalia que las grabaciones existen.
De momento, poco más se sabe de las grabaciones que afectan a doña Letizia. Aunque Pilar Eyre diga que el contenido no afecta a la institución monárquica, todo indica que no es así por el tratamiento que está recibiendo el asunto por parte de las altas instancias encargadas de esta nueva patata caliente en Zarzuela. Así las cosas, tenemos veranus horribilis para rato.
La reina Letizia tiene claro que la primera parte del veraneo de sus hijas no es cuestión de estado. De ahí que haya blindado la información sobre dónde se encuentran Leonor y Sofía. Doña Letizia, harta de filtraciones, ha dado un ultimátum. ¿Hay un topo en Zarzuela? Te lo contamos.
Campamento de verano

La Casa Real emitió un comunicado donde explicaban que Leonor y Sofía pasarían este mes de julio en un campamento en Estados Unidos: “En el proceso de formación académica y personal de Su Alteza Real la Princesa de Asturias, la Infanta Doña Leonor, y de su hermana Su Alteza Real la Infanta Doña Sofía, Sus Majestades los Reyes han decidido que ambas asistan durante un mes a un campamento de verano infantil en los Estados Unidos de Norteamérica, de donde regresarán a finales del presente mes de julio”.
Estas fueron las razones esgrimidas por don Felipe y doña Letizia para enviar a sus hijas a miles de kilómetros de distancia: “De esta manera, Sus Majestades los Reyes desean que las Infantas reciban formación complementaria a su escolarización en España en un ambiente de intercambio cultural con niñas y niños de diferentes nacionalidades. El objetivo es el de que dicha estancia les pueda aportar tanto a Doña Leonor como a Doña Sofía nuevos conocimientos y experiencias con actividades acordes con su edad”.
El mal ejemplo de Froilán

Es habitual en la familia real que sus vástagos crucen el charco y completen su formación en Estados Unidos. Al respecto, poca información se ha ofrecido hasta ahora. Quien más dio que hablar en este sentido fue Froilán, para quien se escogió esta opción debido a sus malos resultados escolares y a su carácter díscolo. Se creyó que en el rígido colegio estadounidense lo meterían en cintura.
Lo cierto es que el hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar lo pasó fatal durante su estancia en la academia militar de Culver. De allí fue trasladado al Blue Ridge College de St. George. La experiencia fue tan traumática que el joven pidió quedarse en Madrid para cursar estudios universitarios casi de rodillas. Rogó a sus padres que no volvieran a enviarlo allí, con propósito de enmienda incluido. Se desconoce si ha remontado los malos resultados escolares. Lo que sí está claro es que sigue dando que hablar por su vida privada. Recientemente, fue captado sobre una moto sin el obligatorio casco.
Celo extremo

En el caso de las infantas Leonor y Sofía se sabe que están en un campamento de verano pero no se ha facilitado información sobre su ubicación. Don Felipe y doña Letizia consideran que no se trata de una cuestión de estado y de ahí que hayan blindado a ojos públicos el destino de las infantas, cuyo devenir corre todavía en paralelo. Sin embargo, pronto tendrá que separar ciertas parcelas de su existencia. Leonor es la heredera y tiene compromisos que no afectan a Sofía.
Es pública y notoria la obsesión de la reina por controlar todos los aspectos relativos a sus hijas. Nadie entiende porqué procede así pero el caso es que lo hace. Tiene un celo extremo sobre Leonor y Sofía. Un punto que, según los expertos en temas de educación infantil, resulta excesivo y puede afectar al comportamiento de las infantitas. Está muy desaconsejado que los padres traspasen sus miedos y fobias a sus hijos.
Un topo en Zarzuela

Doña Letizia está con la mosca tras la oreja a propósito de ciertas informaciones que han trascendido a los medios y que se han comentado en el ámbito privado. Cree que la reina que hay un topo en palacio. De otro modo no se explica ciertas revelaciones. Hace años se comentó que las infantas Elena y Cristina eran las encargadas de filtrar noticias poco favorables para su cuñada.
Y a propósito del campamento de verano de Leonor y Sofía, doña Letizia ha dado instrucciones muy concretas y realizadas con gran vehemencia. Nadie debe saber dónde se encuentran las pequeñas. El núcleo conocedor de esta información es muy reducido. Por tanto, si se producen filtraciones, la reina sabrá de quien se trata. Lógicamente, los que están en el ajo, viven en un sinvivir y rogando que nada trascienda a la prensa. Temen la ira de la soberana que, cuando se enfada, cuerpo a tierra.
Las infantas invisibles

Leonor y Sofía bien podrían recibir el nombre de las infantas invisibles por motivos obvios. El deseo de sus padres es que se crezcan acorde a otros niños de su edad. Por tanto, quieren salvaguardar su imagen en la medida de lo posible. Sin embargo, en este caso, no parece lo más indicado. La heredera tendrá que aguantar largos actos, algunas veces de pie, sonriendo y evitando cualquier muestra de desgana. Esto, sino te lo enseñan desde bien pequeña, es muy difícil de aprender en edad madura.
Los reyes no quieren que haya diferencias entre sus hijas y para eso las educan de igual manera. Sin embargo, en este sentido, cada una tendrá sus funciones. Mientras que Leonor representará a la corona como corresponde a la heredera, lo que hará Sofía todavía está por determinar. Es cierto que también tendrá funciones institucionales pero menos. Además se da la circunstancia de que tampoco podrá trabajar en el sector privado, ni público, tras el decreto publicado por don Felipe en el que se regula todo lo relacionado con la familia real para evitar que la corrupción salpique a Casa Real.
La reina Letizia siempre se ha mostrado un tanto reticente a que le hagan muchas fotos. Tanto a ella como, sobre todo, a sus dos hijas, Leonor y Sofía. Para ella, todo lo que salga de un acto público es sinónimo de «privacidad», sin darse cuenta que ellas representan el futuro de la corona española. Las protege en todo momento, a veces incluso intenta que pasen desapercibidas allá por donde van. Según las niñas iban creciendo han sido cada vez menos las fotografías existentes de las dos.
Letizia protege a sus hijas desde que nacieron

Cuando Leonor, la hija mayor de los reyes, nació, Letizia y Felipe VI se mostraron muy receptivos a la hora de que se captasen imágenes de la pequeña. Era su primera hija y, además, la actual Princesa de Asturias. Hicieron algún que otro posado y una presentación oficial de su hija. Todo muy bonito.
Las cosas fueron cambiando con el paso de los años. Letizia cambió radicalmente su actitud y decidió bajar el ritmo de exposición mediática de su hija. Desde que la tenía cumplió los dos años, sus apariciones han ido disminuyendo, y rara vez hemos vuelto a ver alguna fotografía oficial de la infanta Leonor. Su discreción, o mejor dicho, sobreprotección, llega hasta el punto de pretender que sus niñas vayan vestidas de incógnito por la calle para que no las reconozcan y así no les hagan fotos.
La incógnita Leonor

Volvemos a hablar, en esta ocasión, de una excesiva protección de la intimidad por parte de Letizia hacia sus hijas. Ese es el verdadero motivo por el cual la infanta Leonor todavía no ha presidido los premios que llevan su nombre, los Princesa de Asturias. En octubre del pasado año, ni asistió, ni tampoco se la esperaba. Fue la principal ausente. Además de ser princesa del principado de Asturias, es la que da nombre a estos galardones desde hace cuatro años.
Muchos dicen que los reyes actúan como padres, y no como reyes. Quieren que sus hijas tengan una infancia «normal» y pretenden alejarlas, en la mayor medida de lo posible, de los focos. Al parecer, Letizia y Felipe piensan que Leonor todavía es muy pequeña para hacer frente a este tipo de obligaciones. Quizá, sea en octubre de este año cuando se estrene como presidenta de estos premios. De ilusiones se vive.
Los problemas de Letizia

Si hay algo referente a la reina que causó polémica hace cuatro años y medios, fue la discusión que mantuvo con una periodista durante la cabalgata de los Reyes Magos. Letizia intentó impedir que una reportera gráfica fotografiase a sus dos hijas, ilusionadas por la noche de reyes. Se justificó asegurando que era un acto privado y que no tenían «derecho» de sacar ninguna instantánea de las niñas. Ante la insistencia de la periodista y el pasotismo de Felipe, Letizia terminó por irse de donde estaba agarrando a sus hijas de la mano. Se dejó ver con una actitud bastante enfadada.
Hablemos, también, de la obsesión de Letizia por proteger a sus hijas de todo lo que hagan en el colegio. La situación de ellas no es la misma que la que viven los otros niños de la clase. La Reina tiene prohibido que los familiares de los compañeros de Leonor y Sofía graben vídeos de obras de teatro de Navidad o fin de curso en los que participan las infantas. Muchos de ellos han manifestado su descontento con esta ley que les ha impuesto Letizia, pero la reina cuenta con todo el apoyo del colegio Santa María de los Rosales.
El exceso de control de Letizia con sus hijas y con Doña Sofía

Este «altercado» fue el último que protagonizó Letizia. Siempre con el mismo fin, el de proteger a sus niñas. Sucedió el pasado mes de abril. La reina impidió, con un pequeño forcejeo, que Doña Sofía posara amablemente junto a sus nietas. Nunca entenderemos el motivo por el que Letizia reaccionó así. Todo el mundo sabe del fuerte carácter de nuestra reina, pero en la misa del domingo de Pascua es una de las pocas ocasiones en las que se ven, por deseo de sus padres, a Leonor y a Sofía públicamente. Semanas después, ambas reaparecían públicamente para mostrar ante los medios su buena relación.
La Reina emérita siente devoción por todos sus nietos y lamenta no poder ver tanto como le gustaría a la princesa Leonor y a la infanta Sofía, pese a que ambas residen en el palacio de La Zarzuela. La dura disciplina que la Reina impone a sus hijas hace complicadas las visitas. De hecho, siempre ha sido Felipe quien los viernes se ocupaba de que las niñas fueran a ver a don Juan Carlos y a Sofía.
No a los Urdangarín

Se espera que la infanta Cristina y sus hijos recalen en Palma durante el mes de julio. El hecho de que Leonor y Sofía estén en Estados Unidos evita a los Reyes que sus hijas tengan que coincidir con los primos Urdangarín. Las niñas regresarán a Madrid a finales de julio y de ahí partirán hacia Mallorca en compañía de sus padres. Como cada mes de agosto, la Familia Real da el pistoletazo de salida a las vacaciones en Palma.
No está claro si este verano los Reyes podrán disfrutar de unos días de descanso alejados del ojo público. Tras lo sucedido durante la última misa de Pascua, el rifirrafe entre doña Letizia y doña Sofía, la Casa Real ha cambiado los planes y todo indica que don Felipe y su familia tendrán que permanecer más días en la isla balear. Algo que no es el agrado de la Reina pero que tiene que acatar tras el bochornoso incidente.
Solo comida sana

La educación de las infantas Leonor y Sofía ha sido objeto de críticas por la rigidez que conlleva la misma y que muchos achacan a doña Letizia. Se comenta que la Reina es una madre muy estricta. En cuestiones alimenticias, las infantas tienen vetadas las chucherías. Este punto podría haber sido motivo de discusión entre la soberana y su suegra, acostumbrada a obsequiar a sus nietos pequeños con caramelos.
Doña Letizia es contraria a los fritos y el azúcar. De hecho, las infantas tan solo pueden comer huevo y patatas fritas una vez al mes. La Reina es fan incondicional de la comida saludable y este hecho ha obligado a modificar el menú del colegio Los Rosales, donde asisten Leonor y Sofía. La Reina ha conseguido que la verdura que se sirve a los alumnos sea ecológica y también la defenestración de los empanados. Estas modificaciones, aunque sanas, han conllevado un aumento en el precio del comedor, lo que ha hecho que algunos padres pongan el grito en el cielo.
Ser o no ser

Tanto don Felipe como doña Letizia están de acuerdo en resguardar al máximo la infancia de sus hijas. De hecho, el Rey se ha lamentado de la exposición que tuvo siendo niño. A muy temprana edad, empezó a participar en actos y parece que eso no fue de su agrado. Por tanto, tras ser padre, decidió, conjuntamente con doña Letizia, que Leonor y Sofía no tendrían presencia pública hasta llegar a una edad donde pudieran entender el significado de lo que representan.
La decisión de los Reyes ha levantado algunas críticas que se fundamentan en el hecho de que los integrantes de la realeza aprenden los usos y costumbres siendo niños. De otra forma resulta muy difícil poder desempeñarse en los actos. Se trata de sonreír, estrechar manos, escuchar atentamente y departir. Eso sí, siempre con buena cara. No resulta fácil a menos que te lo inculquen desde la más tierna infancia.
La hora del adiós

En cuestiones de carácter, Leonor se parece a su padre. Es tranquila, reflexiva, disciplinada y dócil. Más inquieta y picarona es Sofía, que se convirtió en la favorita de los internautas por su naturalidad durante el documental que se emitió sobre la vida de la Familia Real. Hasta el momento, los caminos de las infantas han discurrido en paralelo. Sin embargo, se va acercando la hora de la separación.
Leonor está llamada a suceder a su padre, por lo que debe formarse en diferentes materias. Algo de lo que está exenta Sofía. Las hermanas se llevan muy bien. El único motivo de roce son las fotos institucionales que protagonizan los Reyes y Leonor. Es ahí cuando Sofía se planta y quiere tener arte y parte. Don Felipe y doña Sofía lo que hacen es posar con ella y la instantánea se guarda en el álbum familiar.
Gustos peculiares para su edad

Ahora que el verano se acerca y las clases se terminan, la princesa Leonor y la infanta Sofía, primeras en la línea de sucesión del trono español, se encuentran libres de sus preocupaciones escolares. Quitando, claro está, la rigurosa tarea de verano. Es por ello, que con mayor tiempo libre y una agenda real escasa de eventos, las pequeñas se encuentran descansando y con más tiempo para hacer lo que les apetece. Eso sí, una vez regresen del campamento de verano en Estados Unidos y en el que permanecerán hasta finales de julio.
No dudéis que las infantas tienen unos gustos muy peculiares. Cuando pensamos en un niño que se encuentra en esa franja de edad, de 11 a 12 años, como Sofía y Leonor, creemos que tienen las mismas aficiones que sus coetáneos. Y así es, pero a su manera.
Leonor y Sofía: Millennials y más que bilingues

Su educación y sus gustos, son el reflejo de lo que hacen sus padres. Las infantas Leonor y Sofía pertenecen a la famosa generación Millenial y, sin duda, conocen y manejan a la perfección los diferentes aparatos tecnológicos. Curiosamente una de las asignaturas favoritas de Leonor es la tecnología y estamos seguros que posee una gran destreza en este campo.
Por otro lado, dominar diferentes idiomas, para un miembro de la Casa Real, es vital. Por eso Leonor y Sofía dominan a la perfección el español, el inglés- gracias a su niñera- y están en camino de aprender el francés. Pero, sin duda, esta pausa escolar les vendrá bien para tener más tiempo y disfrutar de sus hobbies.
Leonor y Sofía: Adictas al cine japonés

Como ya anunciamos, Leonor y Sofía gozan de una gran hemeroteca en su casa. Refinada y adaptada a sus gustos. Así, y gracias a las declaraciones de los miembros de la Casa Real, conocemos que prefieren ver las películas en versión original, en ocasiones subtituladas.
La infanta Leonor es una gran apasionada del cine de Akira Kurosawa o del director Miyazaki. De este último destaca la aclamada película de El viaje de Chihiro, que para la princesa tiene un puesto destacado en su colección de películas, dado que es una de sus favoritas.
Su pasión por la música

Uno de los rasgos más desconocidos de la princesa Leonor es su pasión por la música. Concretamente por un instrumento: el violonchelo. Desde que inició sus estudios en primaria, la princesa se ha declarado, en más de una ocasión, amante de este instrumento. Estamos seguros que aprovechará el verano para retomar con más entusiasmo, esta pasión musical.
Ella fue quién decidió que quería tocar este instrumento en la extraescolar que ofrecía su colegio. Esta pequeña pasión, en el mundo musical, le ha hecho muy feliz a su abuela Sofía. La emérita se ha declarado, en múltiples ocasiones, amante de la música. Es una pasión, que por mucho que le pese a la reina Letizia, la une más con su abuela paterna. Sin duda, en su función de Navidad del colegio, Leonor participó con su instrumento. Una pasión que seguro que desarrollará más en el descanso de verano.
Sofía y Leonor: Adictas a los libros

Siendo las hijas de Letizia, que se ha considerado en más de ocasión una apasionada de la lectura, es normal que sus hijas disfruten de este pasatiempo tan sano. Así, las pequeñas seguro que mantienen los gustos de su madre, como es el caso de Leonor. Eso sí, las lecturas que las pequeñas herederas han realizado son consideradas complicadas para su edad. Entre los títulos que Leonor destaca de su estantería se encuentra: Lewis Carroll, J.R Tolkien o Charles Dickens. Sus temáticas, por tanto, favoritas son las novelas de aventuras y ciencia ficción,
Pero no sólo mantienen una similitud de gustos con su abuela o con su madre, sino también con su tía, la infanta Elena. Pues ambas, son unas apasionadas a la hípica. Así, este verano seguro que Leonor y Sofía, pasan mucho tiempo del verano en las cuadras de la Zarzuela. Dónde practican esta afición y cuidan de sus caballos.