Don Felipe y doña Letizia intentan agarrarse al timón para no zozobrar durante la tormenta que arrecia sobre sus cabezas. La monarquía está muy tocada y los reyes buscan un salvavidas para mantener a flote la institución. Casi parece una misión imposible. Primero, Corinna, y ahora Bárbara Rey despiertan las iras de la sociedad al saber de las prebendas que recibieron mientras fueron amigas especiales de don Juan Carlos. Un thriller que no tiene desperdicio.
El verano más largo
Don Felipe y doña Letizia han protagonizado el posado veraniego más comprometido desde que el rey emérito abdicara. Al rey se le veía tenso pero supo manejar la situación. Su mejor baza, que los periodistas allí congregados no iban a hacer preguntas incómodas porque eso significaría el veto para los medios que representan en futuras convocatorias. Y es que las preguntas no son del agrado de los reyes y así lo hacen saber los miembros del equipo que les acompañan en sus actos.
Lejos de mostrarse como en anteriores ocasiones, participativa y segura de sí misma, doña Letizia sorprendió con su discretísimo segundo plano. Parecía nerviosa e incómoda. Con miedo a que alguien rompiera el hielo y se atreviera a requerir a don Felipe sobre lo revelado por Corinna. Durísimas acusaciones que ya forman parte de una pieza separada que instruye el juez encargado del caso que mantiene al ex comisario Villarejo en prisión.
Los reyes no abdican, mueren en su cama
Lo primero que debe determinar la instrucción de la pieza separada que lleva a cabo Diego de Egea es si las grabaciones donde se escucha a Corinna, Villarejo y Juan Villalonga, y que han sido publicadas en exclusiva por El Español y OkDiario son auténticas. Posteriormente, tocará analizar lo explicado por Corinna para averiguar si sus afirmaciones son veraces, constitutivas de delito y si no han prescrito. También es importante fijar si estos supuestos delitos habrían sido cometidos por don Juan Carlos mientras ejercía como rey.
Ciertamente, el asunto se presta un poco a broma ya que los monarcas que accedieron al trono el siglo pasado, entre los que se encuentra don Juan Carlos, jamás se despojan de la Corona. Es el caso también de las reinas Isabel II de Inglaterra o Margarita de Dinamarca. Hace unos años, doña Sofía fue preguntada sobre la posibilidad de que su esposo abdicara y respondió que los reyes no abdican, mueren en su cama.
Corinna, la ola que golpea la roca
Corinna Larsen fue un dolor de cabeza desde que el rey se prendara de ella. La alemana reclamó su lugar en la vida pública una vez que supo que don Juan Carlos había caído rendido a sus pies. Fue entonces cuando Corinna impuso su parecer y presencia. Sorprendió que el rey emérito no le parara los pies. Al contrario, estaba tan ciego que la instaló en un casoplón cercano a Zarzuela para poder tenerla cerca. Por otro lado, cuando viajaban, ella no se cortaba un pelo a la hora de enmendarle la plana en público.
Y es que Corinna tiene un carácter muy fuerte. Quiere que las cosas se hagan a su manera, en plan ordeno y mando. De hecho, cuando tuvieron que regresar apresuradamente de Botswana, tras la caída de don Juan Carlos, ella quería que el avión aterrizara primero en Mónaco y de ahí que pusiera rumbo a Madrid. Un miembro del servicio de seguridad del rey emérito le paró los pies cansando ya de que los sacara del tiesto.
La vedette que cautivó al rey
Durante años, el nombre de Bárbara Rey se ha relacionado con don Juan Carlos. La vedette ha dado una de cal y otra de arena en esta cuestión. Un sí pero no que venía precedido por un jaque al rey. Esta historia salió a la luz en 1997, cuando Bárbara denunció en comisaría un robo producido en su domicilio en el que se habrían sustraído cintas de vídeo, documentos y carretes fotográficos. Se trataba de material sensible ya que en él aparecían personas importantes del país.
La Rey iba a por todas cuando acusó a Manuel Prado y Colón de Carvajal de ordenar el robo. También aclaró entonces que anteriormente a los hechos acaecidos, el que fuera mano derecha de don Juan Carlos la había coaccionado. Bárbara aseguró que lo que más le preocupaba era salvaguardar la identidad de esa persona importante a la que había dado cariño cuando más lo necesitaba y también la seguridad de sus dos hijos y de ella misma, ya que manifestó haber recibido amenazas de muerte.
El rey se cansó de Bárbara
La periodista Ana Romero explicó en El rey ante el espejo (La esfera) los inicios de esta historia. A don Juan Carlos y Adolfo Suárez les llamó poderosamente la atención aquella vedette rubia de interminables piernas. En 1975, Bárbara aparece en la gala de fin de año y es cuando el rey emérito se encapricha de ella: “Que se convierte en su amante hasta 1980. La relación se interrumpe hasta 1989 por la boda de la actriz con el domador Ángel Cristo y su doble maternidad”, explica la periodista en su libro.
En 1989, cuando Bárbara y Ángel se separan, empieza la segunda fase de la relación con don Juan Carlos. Cuatro años más tarde, el rey emérito soltaría amarras con la vedette, ocurrió en 1993. Nunca le dijo que quería dejarlo, ella lo comprendió cuando al telefonearlo descubrió que había cambiado de número.
El silencio tenía un precio
Bárbara Rey no encajó bien que don Juan Carlos la dejara: “Ella no está contenta. Las cosas se complican. Aunque lleva diecisiete años sin salir en la tele, curiosamente en 1994 vuelve con un programa en TVE que se llama Esto es espectáculo. Manuel Prado y Colón de Carvajal le ha buscado este trabajo y, con la ayuda de los servicios secretos, le facilita pagos intermitentes que la mantienen callada hasta 1997”, puede leerse en El rey ante el espejo.
Mucho se ha especulado con el contenido de las grabaciones que Bárbara tenía en su poder y que se comentó utilizó en su propio beneficio. Ana Romero arroja luz sobre esta cuestión: “La artista ha grabado al rey en la cama y esto es un problema de Estado”. Era prioritario recuperar ese material de alto voltaje y para eso se organizó la Operación Rescate del Rey en 1997.
¿Amigas del rey a cargo del erario público?
Un asunto que ha calado hondo en la sociedad española es saber si los ciudadanos sufragamos el silencio de Bárbara Rey con nuestros impuestos. Sobre la cuesti´n hay dos versiones. Los que dicen que sí con la boca llena y los que se decantan porque el dinero fue desembolsado por los amigos de don Juan Carlos y que el Estado solo fue responsable de prestar tareas de apoyo para que el problema finalizara lo antes posible.
Ana Romero explica que Bárbara Rey recibió cuarenta millones de las antiguas pesetas (doscientos cincuenta mil euros) por destruir el material tan comprometido del rey Juan Carlos. Además, la periodista revela que la vedette recibió, desde 1997 a 2002, cuatro millones de pesetas mensuales. Sin duda, importantes cantidades económicas de las que nada queda en el haber de la totanera.
Misión Salvar a don Felipe
Don Felipe y doña Letizia están ocupados y preocupados en salvar la institución. Sin embargo, no parece tarea fácil. Con su actitud, Bárbara ha puesto las cosas muy difíciles a los reyes. La vedette acudió el pasado fin de semana al Deluxe y se negó a facilitar la identidad del poderoso hombre con quien mantuvo una relación en el pasado. Además, arremetió contra todos aquellos que habían osado pronunciar el nombre de don Juan Carlos en referencia a ella.
El problema es que los envites de la vedette han hecho que muchos periodistas conocedores de la historia le contesten. Es el caso de Pilar Urbano, a quien la totanera ha amenazado con denunciar y ha salido trasquilada. Pilar conoce muy bien la historia y recomienda a la Rey que mejor retorne al perfil bajo de los últimos años sino quiere meterse en charcos.
Sacrificando al padre
Don Felipe ha tenido que sacrificar a su padre para no verse salpicado por su legado, marcado por la sombra de la corrupción y los delitos económicos. Así las cosas, quienes llevan las riendas en Casa Real han decidido apartar a don Juan Carlos para que no contamine a su hijo. Estamos ante un nuevo cordón sanitario como el que se impuso en su día en relación a la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Así las cosas, parece improbable que volvamos a ver a los dos reyes juntos en actos públicos. Tampoco se distribuirán fotografías. Estamos ante la Operación Salvar a don Felipe.
Las dos únicas personas que se salvan de la quema, aparte de don Felipe y doña Letizia, son la infanta Elena y doña Sofía. Ellas sí tendrán presencia en Palma. La hermana del rey regateará y la reina emérita acompañará a su hijo y a su nuera a la recepción que se ofrecerá el próximo viernes para autoridades y destacados miembros de la vida social de la isla.