El siete de febrero de 2007 una noticia golpeó a los españoles. La hermana pequeña de doña Letizia fallecía. El cuerpo sin vida de Érika fue hallado por su entonces novio, Roberto, tendido en la cama del domicilio que le había dejado la entonces princesa tras trasladarse a Zarzuela para anunciar el compromiso matrimonial con don Felipe. Érika Ortiz Rocasolano estaba en el mejor momento de su vida. Tras años de penurias, la suerte le sonreía. ¿Qué pasó por su cabeza para quitarse la vida?
Así era Érika

Érika Ortiz Rocasolano era la hija menor de Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano. Desde siempre, su fragilidad contrarrestó con la fortaleza de Letizia y Telma, ambas con mucha seguridad y las ideas claras. Erika era parecida a su padre. Le gustaba pasar desapercibida y siempre buscaba protección porque era incapaz de volar en solitario. Necesitaba una mano a la que agarrarse cuando notaba que se desmoronaba.
La hermana pequeña de la reina estaba muy protegida dentro del seno familiar. Su relación era más estrecha con su padre. Sin embargo, cuando las cosas fueron mal dadas, Paloma Rocasolano la acogió en su casa de Madrid. No iba sola, la acompañaban Antonio Vigo y la hija de ambos, Carla. La pareja buscaba desesperadamente una salida profesional que les permitiera independizarse y llegaron a desempeñar las profesiones más diversas.
Una vida plagada de carencias

Innegable que Erika y Antonio lo intentaron y que por ellos no quedó, pero tantos fracasos acabaron erosionando su relación de pareja. A ella se le ocurrió la idea de trasladarse a Asturias para instalarse en un frío caserón donde Antonio Vigo podría dedicarse a su gran pasión, la escultura. La hermana de doña Letizia creía que en esa zona podría el padre de su hija encontrar clientes dado que la competencia era menor que en una gran ciudad como Madrid.
La aventura asturiana de la familia Vigo-Ortiz fue un absoluto desastre. Antonio no consiguió colocar su obra y otra vez tocó mudanza. Quienes visitaron aquel caserón señalan el frío que hacía allí y la incomodidad. No estaba preparado para acoger a una familia dado que el estado era casi ruinoso. Esta situación la conoció de primera mano doña Letizia, que se encargaba de llenar la nevera y llevar otros productos muy necesarios en el hogar.
Máxima, Letizia y un dolor desgarrador

Existe cierto paralelismo entre Máxima de Holanda y doña Letizia. Ambas han pasado por el amargo trago de perder a una hermana. Irene y Erika tenían cosas en común. Ambas eran frágiles, inseguras y necesitaban ayuda. Máxima y Letizia estuvieron siempre muy pendientes de las pequeñas de la casa. De hecho, el deseo de la argentina era que Irene se instalara en Holanda para tenerla cerca. Letizia se siente culpable porque está convencida de que la presión que sufrió Érika, tras su boda con don Felipe, tuvo mucho que ver en su adiós.
Doña Letizia jamás imaginó que su relación con don Felipe despertara semejante interés y, a la vez, rechazo. Sus orígenes familiares fueron escrutados y ahí salió perdiendo su hermana pequeña. Acostumbrada a vivir de forma anónima, el hecho de que la prensa siguiera sus pasos la traía a mal traer. Jamás fue capaz de lidiar con esta cuestión. Esa timidez enfermiza jugó en su contra y la puso en un punto sin retorno.
Érika, sobrepasada por la situación

David Rocasolano escribió sobre la llamada telefónica que le hizo su prima Érika pocos días antes de su muerte en su libro Adiós, princesa. El abogado aseguró que encontró a Érika “más insegura, más frágil y más triste” que nunca. David resalta que eso contrastaba con la buena racha que tenía. Había encontrado un buen empleo, el amor le sonreía pero ella manifestó: “La situación se está yendo de madre”.
Al parecer, el bajón emocional de Érika se debía al hecho de que su relación con Roberto había llegado a los medios y eso, según David Rocasolano, había sido el detonante de una crisis familiar: “Me han dejado sola, David. Me siento sola”. Según David, Letizia se hacía presente cuando alguna de sus hermanas aparecía en los medios. La reina quería que se mantuvieran alejadas del primer plano mediático y eso provocó encontronazos entre ellas.
¿Qué falló con Érika?

Quienes frecuentaron a Érika Ortiz Rocasolano en los últimos meses de vida recuerdan que su carácter dulce había mutado en irascible. Pocas cosas conseguían bajarla de ese estado de agobio perpetuo en el que vivía. Ni el hecho de tener un buen trabajo, ni que su relación con Antonio Vigo fuera estupenda tras la separación, ni tan siquiera su hija Carla… Nada fue capaz de hacerla cambiar de idea. La infelicidad que arrastraba le pesaba demasiado y la había sumido en una crisis existencial insalvable.
No era la primera vez que Érika estaba en tratamiento. Le prescribieron una medicación que, a juicio de un miembro de su familia, no fue la adecuada por ser demasiado fuerte. Este integrante del clan Ortiz opinó en su momento que quizás hubiera sido más indicado para Érika un tratamiento más suave y que incluyera algo de homeopatía. La opinión de esta persona estaba basada en el hecho de que los antidepresivos y calmantes jamás habían conseguido reflotar a la hermana pequeña de doña Letizia.
Un último adiós inmerso en el escándalo

Algunas personas han manifestado incredulidad ante el hecho de que Érika se suicidara y se inclinan por pensar que, en su desesperación, ingirió más pastillas de las que debía, pero no con intención de acabar con su vida, sino de calmarse. Jamás sabremos lo que pasó por su cabeza. Si realmente decidió libremente irse de este mundo es probable que dejara algunas cartas dando su versión de los hechos. Algo muy común en este tipo de situaciones.
El entierro de Érika no se produjo en los términos de respeto que estas ocasiones merecen. Según David Rocasolano, Antonio Vigo se dirigió a don Juan Carlos y le espetó: “Vosotros la habéis matado”. Estaba roto de dolor. Su relación con la madre de su hija era muy buena. A buen seguro que también le explicó a él la complicada situación que atravesaba desde que volviera a ser objeto de interés de la prensa del corazón. Fue Roberto, la última pareja de Érika, quien se llevó al escultor para que se calmara. Mientras tanto, doña Letizia lloraba. Aunque discutiera con Érika por el tema de la prensa, la adoraba. Hacía años que la reina se sentía culpable por haber fastidiado la vida a su familia. Desde entonces, ese sentimiento está más presente y ruge con más fuerza.
La vida sigue tras la muerte de Érika

La muerte de Érika cambió la vida de los Ortiz. Todos se vieron afectados. Telma decidió reclamar derecho a la intimidad en un macro juicio contra más de cincuenta medios de comunicación. La condenaron y tuvo que hacer frente a una cantidad importante en concepto de costas. Tras la experiencia, secundada por doña Letizia y don Felipe, Telma Ortiz se instaló en Barcelona con su hija, Amanda.
Henar Ortiz se ha visto conminada a llevar un perfil más bajo. Las ocasiones en que ha aparecido en prensa hablando sobre temas relacionados con la monarquía no han gustado y así se le ha hecho saber. Paloma Rocasolano está volcada en sus nietas. Cada semana se reúne con Leonor y Sofía para disfrutar de ellas. Además, se quedan a su cargo cuando don Felipe y doña Letizia tienen que viajar. También se desplaza a Barcelona para disfrutar de Telma y Amanda.
El cariño de Letizia por su sobrina

En cuanto a Carla, la hija de Érika Ortiz, vive con su padre. Ya ha entrado en la adolescencia y está inmersa en sus estudios. Comparte las mismas aficiones que sus coetáneos. Le gustan las redes sociales. Antonio Vigo ha conseguido que Carla se sobreponga a la trágica desaparición de Érika. El escultor mantiene una tranquila y discreta relación sentimental con la madre de su segundo hijo.
Doña Letizia siente devoción por su sobrina. Cuando Érika se fue, prometió que cuidaría de ella. Carla forma parte del núcleo más privado y familiar de los reyes. Disfruta de fines de semana en el Pabellón del Príncipe y también de entrañables viajes en los que comparte con la princesa Leonor y la infanta Sofía. Las primas se llevan muy bien. Las niñas son felices cuando están juntas. Con Amanda tiene menos trato porque vive en Barcelona.
Un duro revés para Letizia

Sin duda, el momento más duro de doña Letizia fue la muerte de Érika. Aquello la rompió. En cuanto supo la noticia, su primer impulso fue ir a casa de su hermana, quien había aparecido muerta en el piso de soltera de Letizia. En Zarzuela se lo desaconsejaron, al menos hasta que se hubiera puesto en marcha un dispositivo especial. No se creía conveniente que la entonces princesa de Asturias fuera vista en el lugar de los hechos.
Érika Ortiz tenía problemas psicológicos, sufría una grave depresión y decidió acabar con su vida. Un duro revés para la entonces princesa Letizia, quien en ese momento estaba embarazada de seis meses de su segunda hija.
Fuerte discusión en el funeral de Érika Ortiz

La muerte de Érika Ortiz el 7 de febrero de 2007 fue un hecho que conmocionó a la familia de la hermana de Letizia Ortiz. El cuerpo sin vida de la hermana pequeña de la entonces princesa de Asturias fue encontrado en su domicilio del barrio de Valdebernardo, en Madrid. Se trataba del mismo piso en el que Letizia había residido hasta su compromiso con el príncipe Felipe. Érika, que vivía con su hija de seis años, se encontraba en tratamiento con pastillas por estrés y ansiedad. Su cuerpo fue hallado en la cama del dormitorio por su pareja sentimental.
Años después, en abril de 2013, David Rocasolano, primo de Letizia, escribió el libro Adiós, Princesa, cuya dedicatoria fue Para Érika. David Rocasolano relató en el libro que durante el funeral de su prima, la expareja de Érika y padre de su hija Carla, el escultor Antonio Vigo, se enfrentó a gritos con el rey Juan Carlos. «Vosotros la habéis matado», le reprochó Vigo. Una palabras que, al parecer, habrían hecho que doña Letizia le pidiera perdón llorando a su suegro por la tensa situación que se estaba produciendo.
Letizia y la relación con su sobrina Carla

Carla Vigo Ortiz tenía tan solo seis años cuando su madre, Érika Ortiz Rocasolano, falleció de forma repentina. A partir de entonces, la pequeña quedó al cuidado de su padre, Antonio Vigo. A pesar de que ya han pasado once años desde la muerte de la hermana menor de la ahora reina Letizia, Carla Vigo no ha perdido el contacto con su familia materna. De hecho, la joven, que ahora ya tiene diecisiete años, mantiene una estrecha relación con su tía la reina Letizia.
«Carla tiene mucha relación con Letizia. Va muchas veces a Zarzuela. Letizia la quiere mucho, la cuida y la protege», cuenta la periodista Pilar Eyre a Cotilleo.es. «Durante una época, Letizia llevaba una pulsera con las iniciales de sus hijas y la de su sobrina Carla«, comenta Pilar Eyre. Una relación estrecha entre tía y sobrina que llevó incluso a la revista noruega Se og Hør a afirmar en 2007 que Letizia quería adoptar a Carla tras el fallecimiento de su hermana Érika. Sin embargo, esta información se quedó en un mero bulo.
Así es la sobrina de la reina Letizia

Carla Vigo Ortiz perdió a su madre, Érika Ortiz, cuando tan solo tenía seis años. A raíz de ello, se fue a vivir con su padre, Antonio Vigo. Pocas son las imágenes que han trascendido de la sobrina de la reina Letizia desde la muerte de su madre en 2007. En enero de 2009 se hacía públicas unas fotografías de la pequeña junto a su padre y la pareja de éste, Laura, montando en bicicleta por las calles de Madrid. En agosto de ese mismo año, salían también a la luz unas imágenes de padre e hija disfrutando de unos días de vacaciones en las playas de Cádiz.
Desde entonces, no se ha vuelto a ver ninguna imagen de Carla. La joven, de ahora ya diecisiete años, vive en Aranjuez junto a su padre y Laura, la actual pareja de éste. La sobrina de la reina Letizia se describe en sus redes sociales como una «bailarina y actriz en proceso» y es una gran defensora del colectivo LGTB.
La vida de Antonio Vigo tras la muerte de Érika Ortiz

Poco o nada tiene que ver la actual imagen de Antonio Vigo si la comparamos con la de hace once años. Tras la trágica desaparición de Érika Ortiz, el que fuera su pareja, Antonio Vigo, y padre de su hija, Carla, decidió alejarse del foco mediático. La última vez que reapareció ante los medios fue en junio del año pasado durante la inauguración de Smylife Collection Beauty Art, una original muestra de arte donde la conocida figura de Venus sirve de lienzo para los artistas.
En 2009, Antonio había rehecho su vida y fue padre de nuevo junto con su pareja, una joven madrileña llamada Laura. Actualmente, es profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Aranjuez, Fuenlabrada y Vicálvaro, donde imparte las asignaturas de Técnicas y Materiales I, Taller de proyectos y Diseño Escenográfico.
«La reina soy yo»

Hubo una época determinada en la que se corrió el rumor de que Letizia emitía esta frase con suma regularidad. No es cierto. La jefa consorte del Estado sabe su posición, conoce a la perfección cuál es su rol y lo ejerce con suma maestría. Su actitud ha madurado desde que ha asumido la Corona.
Se desenvuelve de forma mucho más segura y ejerce el poder de forma Real. Letizia no titubea a la hora de mostrar su personalidad y su círculo más íntimo cuenta que una vez que llegó Zarzuela a sus manos, no dudó ni un segundo en cambiar la estructura interna de la institución, que además, funciona ahora bastante mejor. Pero… ¿Qué más mitos y verdades existen sobre la Reina?
Su mayor enemigo no es Jaime Peñafiel

Según personas allegadas a la reina Letizia, «en un principio su relación con Iñaki y Cristina, sus cuñados, era cordial». Sin embago, Letizia se dio cuenta de que tenía al enemigo en casa. La decepción de Letizia fue mayúscula al observar que alguien de su círculo familiar, como Iñaki, malmetía de ella a su marido, Felipe.
Letizia pudo comprobar con sus propios ojos que Iñaki Urdangarin intentaba poner al rey Felipe en su contra. Esa cuestión íntima unida al caso de corrupción en el que se vio envuelto hizo que la reina trazase la línea definitiva entre ella y el matrimonio Urdangarin y Borbón hasta hoy. Hace apenas unos días, la reina viajaba a Ginebra y la pregunta era de cajón: ¿Habría encuentro con su cuñada y el marido de esta? Nada de nada.
¿Filtró Letizia información del caso Nóos?

Antes de abrazar el trono de España, Letizia era periodista y según comentan sus compañeros de profesión, una profesional de raza, empática, objetiva y rigurosa.
Cuando salió a la luz el caso Nóos, Iñaki Urdangarin llegó a pensar que ella, como periodista, había filtrado información interna de sus triquiñuelas para ponerlo en el paredón del que finalmente salió condenado con seis años y tres meses de prisión.
Nada más lejos de la realidad, Letizia siempre ha mostrado su discreción y su prudencia dentro y fuera de la profesión; dentro y fuera de la institución.
¿Qué piensa el rey Emérito?

No es ningún secreto que la reina Letizia y su suegro han tenido una tensa relación en el pasado. Aparentemente la cosa se ha calmado entre ellos. Juan Carlos vive la vida loca en su retiro de rey jubilado y Letizia cumple con el legado que por amor llegó involuntariamente a sus manos.
Cuando el rey Juan Carlos estuvo ingresado por una de sus tantas operaciones de cadera y su hija Cristina fue a visitarlo, se hicieron malabares para que Letizia no coincidiese con sus enemigos directos. «Últimamente, y subrayo, últimamente, don Juan Carlos me ha comentado en privado que Letizia lo está haciendo muy bien», publicó Fernando Ónega, biógrafo del Emérito. Un reconocimiento por parte de su suegro que además está avalado por el posicionamiento general de las casas reales europeas donde Letizia gana. Y con nota.
La crisis matrimonial de los Reyes

«Si, atravesaron una crisis. Y gorda. Nos temimos lo peor«, recoge la revista ‘Vanity Fair’ a través del testimonio de una persona muy cercana a la reina Letizia y que comparte con ella conversaciones más allá de lo meramente institucional o ‘real’. Hubo una tremenda crisis marital entre ellos que se agravó con el caso ‘Nóos’, una situación de la que Letizia temía salir manchada, algo que finalmente no ha sucedido.
Un portavoz de Casa Real reconoció que había altibajos en la relación de pareja. La tensión del caso Nóos desde luego no ayudó. «La reina se mostraba distante con el rey Felipe, a la defensiva, pero si hubo mal rollo entre ambos ya despareció y ahora van de la manita«, publicaba la prestigiosa revista.
Se levanta a las seis y cuarto

Absolutamente cierto. La reina Letizia se despierta todos los días a las 6.15 de la mañana. Lo primero que hace es llamar a su peluquera de confianza, que es además, quien está a su lado desde que trabajaba en televisión española. Una vez peinada y maquillada, baja a desayunar con las niñas antes de que se partan en dirección al Santa María de los Rosales.
Según Matías Rodríguez, un amigo íntimo de la reina Letizia, «no tiene enlances con el mundo de las grandes firmas, ni estilistas, ni entrenadores personales. Solo quiere ir correcta, no a la moda». Entendemos que esa máxima su emitió en un momento dado y aras de proteger la identidad de quienes están detrás de tanta producción real. Se comprende que a posteriori sus pensamientos cambiaron, pues todos conocen a la perfección a Ana Fernández, su estilista.
Sus operaciones

Existe todo un mito detrás de las operaciones de la reina Letizia. ¿Qué se ha hecho y qué no? Según amigos íntimos de la consorte, lo único que se ha retocado es la nariz, algo que la Casa Real intentó solapar y sobre lo que tuvo que emitir un comunicado explicando que había sido por una cuestión de salud y no de estética.
Una amiga íntima de la reina habla para ‘Vanity Fair’ y apunta que «solo se ha operado la nariz, jamás se tocó el mentón y es completamente falso, como se ha publicado, que vaya a someterse a una braquioplastia (operación de mejora estética en los brazos). ¡Pero si es pura fibra!».
La relación entre don Felipe y doña Letizia siempre ha estado en el ojo del huracán. Ambos son muy diferentes. Mientras él tiene un carácter conciliador y sabe templar las situaciones, ella es puro fuego. No se corta un pelo a la hora de mostrarse tal cual es. Esto ha provocado más de una situación complicada. La lista de damnificados de la Reina es alargada. Y, tal vez, ¿merecida?
La hagiografía de Letizia

Con la distancia que da el tiempo, puede decirse que fue un grave error la biografía oficial que se escribió sobre Letizia Ortiz cuando se supo que iba a casarse con el príncipe. Muchos medios obviaron que estaba casada y se la pintó como una de las mejores periodistas de su generación. Vamos, que resultaba incomprensible que no hubiera recibido el Pulitzer. También se infló el globo de que era una lectora empedernida, por supuesto, solo de libros de aquellos que se considera deben formar parte de las mejores bibliotecas.
La Casa Real española es tan peculiar que reviste de una capa de señorío a quienes ingresan en ella. Ocurrió en el caso de Jaime de Marichalar y también en el de Iñaki Urdangarín. Con Letizia Ortiz, más de lo mismo. Nada que ver con lo sucedido en Noruega con Mette-Marit cuando se anunció su compromiso con el príncipe Haakon. Ella, lejos de esconderse, apareció en televisión y concedió una amplia entrevista sobre su vida. Su gesto hizo que los noruegos la acogieran con los brazos abiertos.
Huracán Letizia

Que con Letizia Ortiz se quiso obviar su pasado quedó más que demostrado cuando se anunció directamente el compromiso. Para nada quería don Felipe que ocurriera lo mismo que con Eva Sannum y otras ex novias, por tanto, puso a la sociedad española ante una decisión consumada. De hecho, durante el primer encuentro de la pareja con periodistas, el entonces príncipe manifestó: “Hubiéramos necesitado más tiempo para organizar todo esto”. Sin querer, se le escapó una confesión que vale oro.
Esta Cenicienta de los tiempos modernos que se dibujó en sus inicios muy poco tiene que ver con el original. La periodista no iba a ser una compañera de viaje fácil para su marido. Tenía mucho que decir al respecto de su papel. Ciertamente, en Zarzuela no estaban preparados para el huracán Letizia y cuando estalló, no pudieron hacer nada para contenerlo. Ni estaba tan formada para el cargo, ni era tan dúctil como para someterse a la misión que estaba reservada para ella.
No queremos prensa

Sobre el carácter de doña Letizia se han dicho muchas cosas. Se la ha pintado como una mujer de gran sensibilidad, sencilla de trato y cercana. Sin embargo, esto se contradice con su comportamiento. De la pareja, ella es la más contraria a la prensa. De hecho, la considera el enemigo, de ahí que la quiera bien lejos. Los que pensaron que las puertas de Zarzuela se abrirían con su llegada, se equivocaron. La Reina no solo ha blindado su parcela, también la de su marido y sus hijas.
Uno de los compañeros de trabajo con quien compartió la soberana en México expresó que sería muy difícil que ella olvidara esta faceta de su vida porque amaba la profesión. Pues bien, durante uno de los posados de los Reyes y sus hijas en Palma de Mallorca, doña Letizia expresó que no se molestaran en preguntar nada a las infantas porque estaban muy bien adiestradas. Más de uno y de dos casi se caen al suelo. Esto se hace extensivo a la relación de las niñas en el colegio. Parece que tanto Sofía como Leonor tienen prohibido explicar lo que ocurre en su casa. Ciertamente, esto se antoja incompatible con esa niñez bañada de normalidad que la pareja ha trasladado desea para sus hijas.
Cero azúcar

Que doña Letizia no tiene un carácter fácil ha quedado patente en diferentes ocasiones. En cuanto a sus hijas, Leonor y Sofía, tiene claro que nadie va a saltarse las normas que ha impuesto. Su obsesión por controlar todos y cada uno de los detalles que hace referencia a las infantas raya, en ocasiones, en el ridículo. En cuanto a la comida, jamás se vio una madre tan estricta. Su máxima: azúcar cero. Este es uno de los motivos que han hecho que la soberana tenga en su lista negra a doña Sofía, que tiene por costumbre obsequiar con caramelos de anís a los niños.
Al igual que los besos son una cuestión de Estado en Zarzuela, las golosinas también. Así las cosas, en su casa solo se sirven platos sanos en los que abundan las verduras, tal y como pudo verse en el documental que se emitió sobre los Reyes en televisión. Ciertamente, la sopa tenía una pinta horrible. Y junto con el azúcar, los fritos también están prohibidos. Pero no solo las infantas y el Rey sufren la dieta del terror impuesta por la Reina, también en el colegio donde acuden las infantas han modificado el menú. Por supuesto, a petición de doña Letizia. Según algunos, antes se comía muy bien en Santa María de los Rosales y ahora fatal. Esto ha hecho que algunos padres hayan elevado sus quejas a la dirección del centro. Y donde manda patrón, no manda marinero.
Letizia se impone

Los desplantes de Letizia son famosos. En algunos actos, la Reina no ha dudado en marcharse sin don Felipe. En alguna que otra ocasión, doña Letizia ha interrumpido conversaciones que su marido mantenía con algún amigo pidiéndoles que se dejaran de los rollos de siempre. Esto ha hecho que el Rey haya visto reducido su círculo fraternal. También se ha visto mermada la relación que mantenía con algunos de sus primos, como Pablo de Grecia o los hijos de la infanta Pilar.
Cuando alguien no le cae bien, Letizia Ortiz no se molesta en disimular. Cuentan que María Dolores de Cospedal se quedó de una pieza cuando la Reina sacó un espejo para retocarse el maquillaje y así evitarla. Y cuando la conversación le aburre, doña Letizia echa mano de su teléfono móvil, quedándose sus interlocutores fuera de juego.
Los damnificados de Letizia

No todos los daminificados de Letizia están dispuestos a quedarse callados. Algunos han elevado sus quejas a Zarzuela porque se han sentido profundamente menospreciados. En el grupo de los políticos, los que forman parte del Partido Popular. Algunos de sus miembros han señalado que la Reina les miraba con gran frialdad, como diciéndoles que estaban en política para lucrarse. O lo que viene a ser igual, que todos eran unos corruptos. La relación de la familia Real con el Partido Popular siempre ha sido complicada. De hecho, don Juan Carlos no otorgó título nobiliario a José María Aznar tras acabar su mandato como sí había hecho con otros ex presidentes.
En cierta ocasión, alguien fue testigo de un hecho que le dejó sin habla. Doña Letizia le echó una real bronca a un guardaespaldas que tardó más de lo debido en alcanzarle la chaqueta. En cuanto al círculo de amigas que se le adjudica a la Reina, no es tal. La camaradería se esfumó en el mismo momento en que se anunció el compromiso con don Felipe.
Una imagen poco favorable

Tras su boda, la imagen que se ha trasladado de don Felipe a la opinión pública no es nada favorable. Su retrato es el de un hombre que baila al son de su mujer. Ciertamente, sorprende que el Rey no se haya plantado con doña Letizia en relación a su madre. El culmen de la mala relación se produjo en Palma de Mallorca, donde la soberana demostró que no traga a su suegra. Para colmo de males, también la infanta Leonor dejó claro que la Reina Emérita no es su abuela favorita.
Hay quien tiene la teoría de que el Rey está tan enamorado que disculpa todo lo que hace su esposa. Sin embargo, en alguna ocasión la distancia entre ellos ha sido mucha y ha quedado patente en esos fines de semana en que don Felipe se ha escapado con sus amigos. También aseguran que el hecho de que las imágenes de lo ocurrido en Palma llegaran a los medios no fue algo casual. Más bien, completamente premeditado para darle un escarmiento a doña Letizia. En esos días sonó con fuerza que la pareja estaba al borde del abismo y que su divorcio era inminente.
La llegada de Letizia Ortiz a la Casa Real significó un antes y un después en su vida. De carácter controlador, la periodista quiso desde el primer momento que ningún miembro de su familia se saliera de la línea. Cuando ya han pasado catorce años desde que se casara con don Felipe, analizamos la relación de la Reina con los Ortiz Rocasolano.
El padre

La separación de Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz no se produjo en buenos términos. El padre de la Reina abandonó a su mujer porque se había enamorado de Ana Togores. Esto hizo mella en sus hijas, que se posicionaron al lado de su madre. Aunque se le han adjudicado algunas historias sentimentales, quienes conocen a Paloma aseguran que no ha vuelto a encontrar el amor tras el divorcio.
Quien bien conoce el paño asegura que para doña Letizia, el divorcio de sus padres fue un trauma. Tanto que su primo, David Rocasolano, llegó a afirmar que cuando eso ocurrió, la entonces periodista lo puso en su lista negra. Jesús y Ana vivieron juntos hasta que se supo del noviazgo de la periodista con el príncipe. Entonces, se casaron en una ceremonia organizada apresuradamente.
A pesar de todo, Ana Togores no estuvo en la boda real. En un principio se dijo que sí. Sin embargo, doña Letizia, siempre según su primo, le comentó que no era adecuado. Alegó que menudo papelón se les venía encima y que a ver cómo sentaban a sus padres estando su madrastra por el medio.
Así como Paloma Rocasolano tiene gran importancia en la vida de la Reina, no ocurre lo mismo con su progenitor. De hecho, todo indica que se ven una vez al año. El día de Reyes, cuando acuden por la tarde a comer el roscón a casa de Jesús Ortiz y Ana Togores.
La madre

Doña Letizia ha experimentado una metamorfosis retro tras convertirse en integrante del clan Borbón. Aquella mujer libre, poco convencional y acostumbrada a ir a su aíre, ha mutado en una dama bastante clásica. Mientras era periodista, la relación con su madre era bastante discreta. No se veían demasiado porque ella estaba inmersa en su trabajo y el tiempo libre que tenía gustaba de disfrutarlo con sus amigos.
Y una vez convertida en madre, la Reina ha redescubierto a Paloma Rocasolano. Tanto que no ha dudado en pedirle que acuda tres veces en semana a su casa para estar con Leonor y Sofía. Es Paloma quien se queda con las niñas cuando sus padres tienen que viajar. Sin duda, una relación muy estrecha la que mantiene con sus nietas. Algo que no se hace extensivo a doña Sofía, que se ha quejado de que no le dejan ver apenas a las pequeñas.
Lo cierto es Paloma Rocasolano sigue al pie de la letra las instrucciones de su hija, muy estricta en cuanto a horarios y alimentación. Jamás se le ocurría a la buena mujer dar una chuchería a las pequeñas. De hecho, esto es algo que la Reina deplora de doña Sofía, que tiene la costumbre de obsequiar con caramelos a sus nietos más pequeños.
La tía Henar

Henar Ortiz es tía materna de doña Letizia. Desde el principio, ya dio muestras de que la relación con su sobrina no era lo que se dice buena. Aunque no se sabe por qué, el caso es que no ha dudado en realizar declaraciones punzantes contra la hija de su hermano Jesús. Para empezar, se define como “Roja, laica y republicana”. Además, no se cortó un pelo a la hora de asegurar que “Mi sobrina no llegará a reinar”.
La relación entre Henar y doña Letizia está rota. Hace años la periodista Ángela Portero explicó que la díscola tía intentaba vender las fotos del primer enlace de su sobrina con Alonso Guerrero por 600.000 euros. Esto marcó un antes y un después entre ellas. Si hasta entonces la Reina le había perdonado sus declaraciones, lo de las imágenes significaba que no podía fiarse de ella.
Henar expresó que demandaría a Ángela Portero, Telecinco y la productora de Sálvame, La fábrica de la tele, y lo hizo. Sin embargo, la Justicia no le dio la razón. El Tribunal Supremo desestimó el recurso de casación que interpuso contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias. El resultado es que por dos veces tiraron por tierra su petición de protección al honor por haberla señalado en el caso de la venta de las fotografías de la primera boda de doña Letizia.
La hermana

Telma Ortiz es uno de los grandes misterios de los Ortiz Rocasolano. Es como si la tierra se hubiera tragado a la antigua cooperante. Tras protagonizar un estruendo tremendo al demandar a cincuenta medios de comunicación por lo que calificó como “Insoportable y permanente acoso”, se esfumó. Sorprendió que la Reina Letizia diera alas a su hermana en esta aventura. De hecho, aseguran que la soberana y don Felipe se reunieron con personas destacadas de la prensa para convencerlos de que la reacción de Telmita estaba más que justificada.
Cuando se anunció el compromiso matrimonial entre doña Letizia y don Felipe, Telma estaba encantada de formar parte del grupo de amigos del heredero. Se la veía asistir a fiestas y tenía mucho éxito. Sin embargo, con los años, ha desarrollado una fobia al ojo público. Está obsesionada con que no se capten imágenes de ella. Sigue viviendo en Barcelona con su hija.
La relación de doña Letizia con su hermana es muy buena. Ella la secunda en sus ganas de privacidad. De hecho, se sospecha que la mano de la soberana está detrás de la orden de no comprar fotografías en las que aparece Telma por parte de las revistas del corazón. Su nivel de vida es alto. Parece que su divorcio de Jaime del Burgo la dejó en buena posición. Su hija Amanda asiste a uno de los colegios más caros y elitistas de la ciudad.
Telma y su hija viven en uno de los barrios de la zona alta de Barcelona. La hermana de la Reina intenta no dar que hablar y su entorno está absolutamente blindado. En cuanto a los lugares por donde se deja caer, los típicos de gente bien. Esto también se hace extensivo a su círculo de amigos. Entre otros, los Tous, ahí es nada.
El primo

David Rocasolano fue una de las personas más cercanas a doña Letizia. A él acudió para que controlara a la familia tras anunciarse su compromiso con el heredero. En su primo confió la Reina para que hiciera desaparecer el rastro de un aborto que se volvió incómodo tras entrar a formar parte de la familia Borbón. Eso era algo que doña Sofía ni entendería ni aceptaría, de ahí que pidiera ayuda a David para solventar la papeleta.
Quizás la Reina se equivocó el día en que decidió deshacerse de David. Ocurrió cuando lo relacionaron con un tema de corrupción. En ese momento, lo apartó de su lado. Un tiempo después, él se vengó escribiendo un polémico libro, Adiós, Princesa. En el mismo reveló detalles muy comprometedores para doña Letizia, dejando su imagen rota en mil pedazos.
Según David Rocasolano, la presión que doña Letizia ejercía sobre los suyos tuvo algo que ver en el final de Erika. También reveló que la soberana tenía una lista negra donde iba apuntando a aquellos que no hacían su voluntad. Tras la publicación del libro, el abogado desapareció. Se dijo que se mudó a Miami aunque se sabe que alguna vez regresó a Madrid para cumplir con sus obligaciones con la Justicia.
Suegras y nueras

“Aunque no me gustas, haré de ti una Reina”. La frase se le atribuye a doña Sofía, para quien doña Letizia afirman no era la candidata ideal. Sin embargo, el hecho de que su querido hijo la hubiera escogido, hizo que todas sus reticencias se vinieran abajo. Desde el día en que se anunció el compromiso oficial, la entonces periodista aseguró que su modelo a seguir era su suegra: “Con el ejemplo impagable de la Reina”, afirmó entonces.
Hace un tiempo, la periodista Pilar Eyre publicó en su blog de Lecturas que doña Sofía se había quejado de que apenas veía a sus nietas, Leonor y Sofía: “No sé ni cómo están. No me dejan verlas, vivo al lado y no puedo ir a su casa”. No era la primera vez que la Reina Emérita lloraba su pesar por la falta de contacto con las infantas. Se cuenta que una vez se acercó al palacio donde habita su hijo con su familia para ver a las pequeñas y que le dijeron que no podía pasar alegando algo parecido a que la señora no estaba en casa y que no tenía órdenes de ella para dejarla pasar.
El sumun de estas desavenencias se vio en la misa de Pascua en Palma de Mallorca. Doña Sofía quiso hacerse una foto con sus nietas y, por dos veces, doña Letizia lo evitó. Fue un asunto muy feo dado que la infanta Leonor retiró el brazo a su abuela y que la Reina limpió la frente de una de sus hijas que acababa de besar su suegra. Esto provocó un debate nacional en el que ganó de calle la Reina Emérita. Al final, el runrún fue tal que doña Sofía apareció con sus nietas del brazo en las puertas del hospital donde su marido convalecía de su última operación. Mientras tanto, don Felipe y doña Letizia contemplaban la escena encantados.
¿Obligaron a la Reina a hacer el paripé tras lo sucedido en Palma? Ciertamente, en Zarzuela saltaron las alarmas tras el episodio. La mayoría se puso al lado de doña Sofía. Fue la primera vez que doña Letizia tuvo que escuchar abucheos. Incluso, una de sus amigas, expresó que estaba destrozada por lo sucedido y que todo fue motivado porque ella es muy mirada con el tema de las fotos que le hacen a sus hijas. En el caso de la Reina Emérita no parece que hiciera falta solicitarle que se prestara a arreglar la metedura de pata de su nuera. Para ella, la Corona es lo primero, y así lo ha demostrado en numerosas ocasiones.
Donde las dan, las toman

Quienes bien conocen el paño aseguran que don Juan Carlos no puede con su nuera. Y no por sus orígenes plebeyos, sino por su forma de conducirse. Y es que al Rey Emérito le pone de los nervios que siempre quiera demostrar su cultura y conocimiento de la actualidad. Ocurrió durante una comida en Zarzuela en la que se hablaba sobre la situación en Irak. En el tema participaban muy animadamente doña Sofía y su hermano Constantino.
De repente, doña Letizia terció y dio su opinión. Afirman que la misma duró veinte minutos. El Rey Emérito, desesperado ante la cháchara de su nuera, le dijo: “Letizia, ya sabemos que eres la más inteligente, pero, por favor, deja hablar a los demás”. Cuentan que la entonces periodista se quedó de piedra y no volvió a abrir la boca.
Hace años se habló de una fuerte crisis matrimonial entre don Felipe y doña Letizia. Parece que don Juan Carlos terció y le recomendó a su hijo que se separara. La Reina se vengó de su suegro no dejando asistir a la infanta Leonor a la misa por el centenario del nacimiento de don Juan de Borbón, padre del Rey Emérito. Esto sentó fatal a don Juan Carlos que, desde entonces, evita a su nuera siempre que puede.
Los griegos

Durante años, Constantino de Grecia y su familia fueron habituales de los veraneos en Palma. Doña Sofía adora a sus hermanos y le encanta tenerlos cerca. De hecho, la princesa Irene vive en Zarzuela y es uno de sus grandes apoyos. Tanta visita dio pie a comentarios en la prensa. La cosa se avivó cuando se conoció que don Juan Carlos hizo que el gobierno del PSOE mediara para que a la Familia Real griega se le devolvieran los bienes que les habían sido confiscados.
A la Reina Emérita le dolió tener que renunciar a las visitas de su hermano y su familia en Palma y en Madrid. Le molestó sobremanera que se dijera que sus vacaciones corrían a cargo del erario público. Se armó tanto ruido que hace años que dejaron de venir. Parece que el rey Juan Carlos respiró aliviado, pues no se lleva demasiado bien con su cuñado quien, en alguna ocasión, le ha reprochado su falta de tacto y delicadeza con doña Sofía.
Don Felipe siempre ha tenido una especial afinidad con su primo Pablo. De hecho, cuando celebró su cincuenta cumpleaños, se desplazó a Inglaterra para acompañarle en tan señalada fecha. En la fiesta estaban también su hermana Cristina e Iñaki Urdangarín, aunque parece que no coincidieron en toda la noche. Doña Letizia dio plantón una vez más a la familia de su marido. Ni encaja con los Borbón ni con los Grecia.
Cuando saltó el encontronazo de la catedral de Palma, la mujer de Pablo de Grecia, Marie Chantal Miller dio su opinión en Twitter. Dejó muy claro que ninguna abuela merece ese trato y que, por fin, doña Letizia había mostrado su verdadera cara. Horas más tarde, el twit fue borrado. Como puede comprobarse, la Reina siempre haciendo amigos.
El principio de fin

La relación de don Felipe con sus hermanas siempre ha sido excelente. Desde pequeños, los tres mantuvieron un estrechísimo contacto. Compartían habitación de juegos, hacían los deberes juntos y era uña y carne. Así lo quiso y fomentó doña Sofía, sabedora de que esos lazos siempre estarían ahí pasara lo que pasase. Para ella, el vínculo con sus hermanos, Irene y Constantino, ha sido vital en momentos difíciles.
Cuando don Felipe comentó a sus padres que había encontrado el amor, don Juan Carlos no estuvo de acuerdo. El hecho de que Letizia estuviera divorciada era algo que no agradó al monarca. Sabía que eso sería motivo de fuertes críticas a la Corona y que muchos ciudadanos no lo verían bien. Por su parte, la reina Sofía, aunque sabía que no era la candidata ideal, apoyó a su hijo.
Las infantas Elena y Cristina se pusieron de parte de su hermano. Ni lo dudaron. Para ellas, su felicidad estaba por encima de todo. Y más tras lo mucho que había sufrido al romper con Eva Sannum. En esa ocasión, la razón de Estado ganó al corazón. Sin embargo, con Letizia, don Felipe no estaba dispuesto a dejar que ocurriera lo mismo. Todo iba bien entre ellos hasta que ocurrió un hecho que marcó un antes y un después.
En julio de 2005 en Zarzuela se celebró el bautizo de Irene Urdangarín. Al parecer, los padres de Iñaki Urdangarín no tenían donde alojarse, algo debió ocurrir que provocó semejante situación, y la infanta Cristina pidió a don Felipe y doña Letizia si podían quedarse en su casa. Sin embargo, su cuñada respondió que no, que tenía muchas molestias debido al embarazo y que no estaba para huéspedes. Aquello fue el principio del fin. Los desencuentros continuaron hasta desembocar en un muro de incomunicación.