La seguridad en sí misma sea quizás uno de sus mayores enemigos. Letizia Ortiz siempre ha tenido claro que las cosas debían hacerse como ella decía. La duda no existe para ella. Esto ha hecho que más de una vez haya entrado como un elefante en una cacharrería llevándose todo por delante. Bien lo saben los más íntimos de don Felipe, que han sufrido en carne propia el huracán Letizia.
Letizia, despreciada por sus orígenes

Siempre se ha dicho que don Felipe se ha distanciado de su círculo de amigos desde que Letizia entró en su vida. Lejos de intentar llevarse bien con los colegas de su marido, la periodista hizo todo lo contrario. Le sentó muy mal que murmuraran a sus espaldas. Le llamaban “la chacha” y despreciaban sus orígenes humildes. Eran de la opinión que la nieta de un taxista no podía entrar a formar parte de la familia real.
Haciendo gala de su temple, don Felipe intentó mediar. Para él, lo primero era que nadie le faltara el respeto a la mujer que amaba. Así que solicitó a sus amigos que cesaran esos comentarios tan vejatorios y, por otro lado, inadmisibles en los tiempos que estamos. En cuanto a Letizia, le pidió que tuviera un poco de paciencia, que él ya había tomado cartas en el asunto y todo se iba a solucionar.
Conquistando a una reina

Javier López-Madrid formó parte de la pandilla del príncipe durante años. En un principio, a él no le cuadraba la elección de don Felipe. El empresario, como el resto de los cachorros de la jet que frecuentaba el rey, también recibió de forma poco amable a doña Letizia. Para él, estaba incapacitada para casarse con su amigo por sus orígenes humildes. Sin embargo, una vez se dio cuenta de que el entonces príncipe estaba enamorado hasta las trancas, cambió la estrategia.
Para nada quería Javier López-Madrid ser expulsado del círculo íntimo de don Felipe. En este punto, era consciente del peso que doña Letizia podía tener. Así las cosas, echó mano de toda su capacidad camaleónica y buscó la manera para acercarse a ella. El muro fue derribado cuando Javier empezó a hablar con Letizia de su pasión por la vida sana. Y fue ahí donde la princesa cayó en sus garras. Fue tan cercano lo suyo que hasta llegaron a compartir clases de yoga, de ahí el famoso “compi yogui”. Cuando saltó a los medios que el nombre de López-Madrid aparecía implicado en diversas causas judiciales sobre la financiación ilegal del PP, la reina le envió un mensaje muy cariñoso. Semanas más tarde, Javier López Madrid fue expulsado de Zarzuela sin fecha de regreso.
Los Gómez-Acebo, desterrados

Laura Ponte estaba unida a Beltrán Gómez-Acebo cuando conoció a Letizia Ortiz. La entente entre ellas fue muy buena. También con los primos Gómez-Acebo. Sin embargo, a la periodista le molestó que la ex modelo hablara de ella en los medios. Ciertamente, Laura no revelaba cuestiones de estado, tan solo que la princesa era cercana y encantadora. Sin embargo, eso a la novia de don Felipe no le gustó.
Durante años, Felipe estuvo muy unido los primos Gómez-Acebo. Sin embargo, esa cercanía se rompió cuando llegó Letizia. En opinión de la periodista, los Gómez-Acebo no eran el tipo de personas con las que gustaba relacionarse. Les catalogó como frívolos, mundanos y poco apegados a la obligación. Y así, la reina se desligó completamente de esta rama de su familia política. Por supuesto, ellos tampoco quieren saber de ella, pues aseguran la acogieron con los brazos abiertos y les dio un puntapié.
No a los niños de papá

Muchas personas opinan que doña Letizia ha humanizado a don Felipe, que le ha hecho ver que la vida real es otra diferente a la que él ha transitado desde que llegó al mundo. Quizás de ahí provenga la manía de la reina de cortar la relación con los amigos de su marido que ella tiene catalogados como niños de papá. Más de uno y de dos se han llevado un gran corte cuando departían con el rey y doña Letizia ha intervenido para conminarles a acabar con las pijadas y chorradas que estaban hablando.
Ciertamente, esa seguridad que la soberana tiene en sí misma es su mayor enemigo. Todo indica que cree conocer a las personas con solo ponerles un ojo encima, de ahí que catalogue a su interlocutor a primera vista. Y no, las relaciones humanas no son tan sencillas. Este punto ha causado malestar en la pareja, pues algunos amigos del rey se han quejado del trato frío y distante que han recibido por parte de doña Letizia.
Letizia ya no existe

Letizia Ortiz, como tal, no existe. Desde Zarzuela han aplicado una política de acero para que nada de su vida anterior trascienda. Por ejemplo, anualmente, la reina asiste a la reunión de ex alumnas del colegio donde estudió. Pues bien, los asistentes al acto tienen prohibido explicar nada de lo que allí ocurre. Y de enseñar vídeos o fotografías, ni hablamos. En cuanto a los invitados a su primera boda con Alonso Guerrero, aseguran que fueron advertidos para que no facilitaran material fotográfico del enlace.
Este oscurantismo da pábulo a las mil y una leyendas que circulan sobre doña Letizia. Todo sería más fácil si se actuara con naturalidad. Al fin y al cabo, no se casó siendo una jovencita, por tanto, es normal que tuviera pasado. Sin embargo, todo lo que tiene que ver con la familia real está rodeado por una capa de censura sorprendente en el siglo en que vivimos.
La hagiografía de Letizia

Con la distancia que da el tiempo, puede decirse que fue un grave error la biografía oficial que se escribió sobre Letizia Ortiz cuando se supo que iba a casarse con el príncipe. Muchos medios obviaron que estaba casada y se la pintó como una de las mejores periodistas de su generación. Vamos, que resultaba incomprensible que no hubiera recibido el Pulitzer. También se infló el globo de que era una lectora empedernida, por supuesto, solo de libros de aquellos que se considera deben formar parte de las mejores bibliotecas.
La Casa Real española es tan peculiar que reviste de una capa de señorío a quienes ingresan en ella. Ocurrió en el caso de Jaime de Marichalar y también en el de Iñaki Urdangarín. Con Letizia Ortiz, más de lo mismo. Nada que ver con lo sucedido en Noruega con Mette-Marit cuando se anunció su compromiso con el príncipe Haakon. Ella, lejos de esconderse, apareció en televisión y concedió una amplia entrevista sobre su vida. Su gesto hizo que los noruegos la acogieran con los brazos abiertos.
Huracán Letizia

Que con Letizia Ortiz se quiso obviar su pasado quedó más que demostrado cuando se anunció directamente el compromiso. Para nada quería don Felipe que ocurriera lo mismo que con Eva Sannum y otras ex novias, por tanto, puso a la sociedad española ante una decisión consumada. De hecho, durante el primer encuentro de la pareja con periodistas, el entonces príncipe manifestó: “Hubiéramos necesitado más tiempo para organizar todo esto”. Sin querer, se le escapó una confesión que vale oro.
Esta Cenicienta de los tiempos modernos que se dibujó en sus inicios muy poco tiene que ver con el original. La periodista no iba a ser una compañera de viaje fácil para su marido. Tenía mucho que decir al respecto de su papel. Ciertamente, en Zarzuela no estaban preparados para el huracán Letizia y cuando estalló, no pudieron hacer nada para contenerlo. Ni estaba tan formada para el cargo, ni era tan dúctil como para someterse a la misión que estaba reservada para ella.
No queremos prensa

Sobre el carácter de doña Letizia se han dicho muchas cosas. Se la ha pintado como una mujer de gran sensibilidad, sencilla de trato y cercana. Sin embargo, esto se contradice con su comportamiento. De la pareja, ella es la más contraria a la prensa. De hecho, la considera el enemigo, de ahí que la quiera bien lejos. Los que pensaron que las puertas de Zarzuela se abrirían con su llegada, se equivocaron. La Reina no solo ha blindado su parcela, también la de su marido y sus hijas.
Uno de los compañeros de trabajo con quien compartió la soberana en México expresó que sería muy difícil que ella olvidara esta faceta de su vida porque amaba la profesión. Pues bien, durante uno de los posados de los Reyes y sus hijas en Palma de Mallorca, doña Letizia expresó que no se molestaran en preguntar nada a las infantas porque estaban muy bien adiestradas. Más de uno y de dos casi se caen al suelo. Esto se hace extensivo a la relación de las niñas en el colegio. Parece que tanto Sofía como Leonor tienen prohibido explicar lo que ocurre en su casa. Ciertamente, esto se antoja incompatible con esa niñez bañada de normalidad que la pareja ha trasladado desea para sus hijas.
Cero azúcar

Que doña Letizia no tiene un carácter fácil ha quedado patente en diferentes ocasiones. En cuanto a sus hijas, Leonor y Sofía, tiene claro que nadie va a saltarse las normas que ha impuesto. Su obsesión por controlar todos y cada uno de los detalles que hace referencia a las infantas raya, en ocasiones, en el ridículo. En cuanto a la comida, jamás se vio una madre tan estricta. Su máxima: azúcar cero. Este es uno de los motivos que han hecho que la soberana tenga en su lista negra a doña Sofía, que tiene por costumbre obsequiar con caramelos de anís a los niños.
Al igual que los besos son una cuestión de Estado en Zarzuela, las golosinas también. Así las cosas, en su casa solo se sirven platos sanos en los que abundan las verduras, tal y como pudo verse en el documental que se emitió sobre los Reyes en televisión. Ciertamente, la sopa tenía una pinta horrible. Y junto con el azúcar, los fritos también están prohibidos. Pero no solo las infantas y el Rey sufren la dieta del terror impuesta por la Reina, también en el colegio donde acuden las infantas han modificado el menú. Por supuesto, a petición de doña Letizia. Según algunos, antes se comía muy bien en Santa María de los Rosales y ahora fatal. Esto ha hecho que algunos padres hayan elevado sus quejas a la dirección del centro. Y donde manda patrón, no manda marinero.
Letizia se impone

Los desplantes de Letizia son famosos. En algunos actos, la Reina no ha dudado en marcharse sin don Felipe. En alguna que otra ocasión, doña Letizia ha interrumpido conversaciones que su marido mantenía con algún amigo pidiéndoles que se dejaran de los rollos de siempre. Esto ha hecho que el Rey haya visto reducido su círculo fraternal. También se ha visto mermada la relación que mantenía con algunos de sus primos, como Pablo de Grecia o los hijos de la infanta Pilar.
Cuando alguien no le cae bien, Letizia Ortiz no se molesta en disimular. Cuentan que María Dolores de Cospedal se quedó de una pieza cuando la Reina sacó un espejo para retocarse el maquillaje y así evitarla. Y cuando la conversación le aburre, doña Letizia echa mano de su teléfono móvil, quedándose sus interlocutores fuera de juego.
Los damnificados de Letizia

No todos los daminificados de Letizia están dispuestos a quedarse callados. Algunos han elevado sus quejas a Zarzuela porque se han sentido profundamente menospreciados. En el grupo de los políticos, los que forman parte del Partido Popular. Algunos de sus miembros han señalado que la Reina les miraba con gran frialdad, como diciéndoles que estaban en política para lucrarse. O lo que viene a ser igual, que todos eran unos corruptos. La relación de la familia Real con el Partido Popular siempre ha sido complicada. De hecho, don Juan Carlos no otorgó título nobiliario a José María Aznar tras acabar su mandato como sí había hecho con otros ex presidentes.
En cierta ocasión, alguien fue testigo de un hecho que le dejó sin habla. Doña Letizia le echó una real bronca a un guardaespaldas que tardó más de lo debido en alcanzarle la chaqueta. En cuanto al círculo de amigas que se le adjudica a la Reina, no es tal. La camaradería se esfumó en el mismo momento en que se anunció el compromiso con don Felipe.
Una imagen poco favorable

Tras su boda, la imagen que se ha trasladado de don Felipe a la opinión pública no es nada favorable. Su retrato es el de un hombre que baila al son de su mujer. Ciertamente, sorprende que el Rey no se haya plantado con doña Letizia en relación a su madre. El culmen de la mala relación se produjo en Palma de Mallorca, donde la soberana demostró que no traga a su suegra. Para colmo de males, también la infanta Leonor dejó claro que la Reina Emérita no es su abuela favorita.
Hay quien tiene la teoría de que el Rey está tan enamorado que disculpa todo lo que hace su esposa. Sin embargo, en alguna ocasión la distancia entre ellos ha sido mucha y ha quedado patente en esos fines de semana en que don Felipe se ha escapado con sus amigos. También aseguran que el hecho de que las imágenes de lo ocurrido en Palma llegaran a los medios no fue algo casual. Más bien, completamente premeditado para darle un escarmiento a doña Letizia. En esos días sonó con fuerza que la pareja estaba al borde del abismo y que su divorcio era inminente.
La llegada de Letizia Ortiz a la Casa Real significó un antes y un después en su vida. De carácter controlador, la periodista quiso desde el primer momento que ningún miembro de su familia se saliera de la línea. Cuando ya han pasado catorce años desde que se casara con don Felipe, analizamos la relación de la Reina con los Ortiz Rocasolano.
El padre

La separación de Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz no se produjo en buenos términos. El padre de la Reina abandonó a su mujer porque se había enamorado de Ana Togores. Esto hizo mella en sus hijas, que se posicionaron al lado de su madre. Aunque se le han adjudicado algunas historias sentimentales, quienes conocen a Paloma aseguran que no ha vuelto a encontrar el amor tras el divorcio.
Quien bien conoce el paño asegura que para doña Letizia, el divorcio de sus padres fue un trauma. Tanto que su primo, David Rocasolano, llegó a afirmar que cuando eso ocurrió, la entonces periodista lo puso en su lista negra. Jesús y Ana vivieron juntos hasta que se supo del noviazgo de la periodista con el príncipe. Entonces, se casaron en una ceremonia organizada apresuradamente.
A pesar de todo, Ana Togores no estuvo en la boda real. En un principio se dijo que sí. Sin embargo, doña Letizia, siempre según su primo, le comentó que no era adecuado. Alegó que menudo papelón se les venía encima y que a ver cómo sentaban a sus padres estando su madrastra por el medio.
Así como Paloma Rocasolano tiene gran importancia en la vida de la Reina, no ocurre lo mismo con su progenitor. De hecho, todo indica que se ven una vez al año. El día de Reyes, cuando acuden por la tarde a comer el roscón a casa de Jesús Ortiz y Ana Togores.
La madre

Doña Letizia ha experimentado una metamorfosis retro tras convertirse en integrante del clan Borbón. Aquella mujer libre, poco convencional y acostumbrada a ir a su aíre, ha mutado en una dama bastante clásica. Mientras era periodista, la relación con su madre era bastante discreta. No se veían demasiado porque ella estaba inmersa en su trabajo y el tiempo libre que tenía gustaba de disfrutarlo con sus amigos.
Y una vez convertida en madre, la Reina ha redescubierto a Paloma Rocasolano. Tanto que no ha dudado en pedirle que acuda tres veces en semana a su casa para estar con Leonor y Sofía. Es Paloma quien se queda con las niñas cuando sus padres tienen que viajar. Sin duda, una relación muy estrecha la que mantiene con sus nietas. Algo que no se hace extensivo a doña Sofía, que se ha quejado de que no le dejan ver apenas a las pequeñas.
Lo cierto es Paloma Rocasolano sigue al pie de la letra las instrucciones de su hija, muy estricta en cuanto a horarios y alimentación. Jamás se le ocurría a la buena mujer dar una chuchería a las pequeñas. De hecho, esto es algo que la Reina deplora de doña Sofía, que tiene la costumbre de obsequiar con caramelos a sus nietos más pequeños.
La tía Henar

Henar Ortiz es tía materna de doña Letizia. Desde el principio, ya dio muestras de que la relación con su sobrina no era lo que se dice buena. Aunque no se sabe por qué, el caso es que no ha dudado en realizar declaraciones punzantes contra la hija de su hermano Jesús. Para empezar, se define como “Roja, laica y republicana”. Además, no se cortó un pelo a la hora de asegurar que “Mi sobrina no llegará a reinar”.
La relación entre Henar y doña Letizia está rota. Hace años la periodista Ángela Portero explicó que la díscola tía intentaba vender las fotos del primer enlace de su sobrina con Alonso Guerrero por 600.000 euros. Esto marcó un antes y un después entre ellas. Si hasta entonces la Reina le había perdonado sus declaraciones, lo de las imágenes significaba que no podía fiarse de ella.
Henar expresó que demandaría a Ángela Portero, Telecinco y la productora de Sálvame, La fábrica de la tele, y lo hizo. Sin embargo, la Justicia no le dio la razón. El Tribunal Supremo desestimó el recurso de casación que interpuso contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias. El resultado es que por dos veces tiraron por tierra su petición de protección al honor por haberla señalado en el caso de la venta de las fotografías de la primera boda de doña Letizia.
La hermana

Telma Ortiz es uno de los grandes misterios de los Ortiz Rocasolano. Es como si la tierra se hubiera tragado a la antigua cooperante. Tras protagonizar un estruendo tremendo al demandar a cincuenta medios de comunicación por lo que calificó como “Insoportable y permanente acoso”, se esfumó. Sorprendió que la Reina Letizia diera alas a su hermana en esta aventura. De hecho, aseguran que la soberana y don Felipe se reunieron con personas destacadas de la prensa para convencerlos de que la reacción de Telmita estaba más que justificada.
Cuando se anunció el compromiso matrimonial entre doña Letizia y don Felipe, Telma estaba encantada de formar parte del grupo de amigos del heredero. Se la veía asistir a fiestas y tenía mucho éxito. Sin embargo, con los años, ha desarrollado una fobia al ojo público. Está obsesionada con que no se capten imágenes de ella. Sigue viviendo en Barcelona con su hija.
La relación de doña Letizia con su hermana es muy buena. Ella la secunda en sus ganas de privacidad. De hecho, se sospecha que la mano de la soberana está detrás de la orden de no comprar fotografías en las que aparece Telma por parte de las revistas del corazón. Su nivel de vida es alto. Parece que su divorcio de Jaime del Burgo la dejó en buena posición. Su hija Amanda asiste a uno de los colegios más caros y elitistas de la ciudad.
Telma y su hija viven en uno de los barrios de la zona alta de Barcelona. La hermana de la Reina intenta no dar que hablar y su entorno está absolutamente blindado. En cuanto a los lugares por donde se deja caer, los típicos de gente bien. Esto también se hace extensivo a su círculo de amigos. Entre otros, los Tous, ahí es nada.
El primo

David Rocasolano fue una de las personas más cercanas a doña Letizia. A él acudió para que controlara a la familia tras anunciarse su compromiso con el heredero. En su primo confió la Reina para que hiciera desaparecer el rastro de un aborto que se volvió incómodo tras entrar a formar parte de la familia Borbón. Eso era algo que doña Sofía ni entendería ni aceptaría, de ahí que pidiera ayuda a David para solventar la papeleta.
Quizás la Reina se equivocó el día en que decidió deshacerse de David. Ocurrió cuando lo relacionaron con un tema de corrupción. En ese momento, lo apartó de su lado. Un tiempo después, él se vengó escribiendo un polémico libro, Adiós, Princesa. En el mismo reveló detalles muy comprometedores para doña Letizia, dejando su imagen rota en mil pedazos.
Según David Rocasolano, la presión que doña Letizia ejercía sobre los suyos tuvo algo que ver en el final de Erika. También reveló que la soberana tenía una lista negra donde iba apuntando a aquellos que no hacían su voluntad. Tras la publicación del libro, el abogado desapareció. Se dijo que se mudó a Miami aunque se sabe que alguna vez regresó a Madrid para cumplir con sus obligaciones con la Justicia.
Suegras y nueras

“Aunque no me gustas, haré de ti una Reina”. La frase se le atribuye a doña Sofía, para quien doña Letizia afirman no era la candidata ideal. Sin embargo, el hecho de que su querido hijo la hubiera escogido, hizo que todas sus reticencias se vinieran abajo. Desde el día en que se anunció el compromiso oficial, la entonces periodista aseguró que su modelo a seguir era su suegra: “Con el ejemplo impagable de la Reina”, afirmó entonces.
Hace un tiempo, la periodista Pilar Eyre publicó en su blog de Lecturas que doña Sofía se había quejado de que apenas veía a sus nietas, Leonor y Sofía: “No sé ni cómo están. No me dejan verlas, vivo al lado y no puedo ir a su casa”. No era la primera vez que la Reina Emérita lloraba su pesar por la falta de contacto con las infantas. Se cuenta que una vez se acercó al palacio donde habita su hijo con su familia para ver a las pequeñas y que le dijeron que no podía pasar alegando algo parecido a que la señora no estaba en casa y que no tenía órdenes de ella para dejarla pasar.
El sumun de estas desavenencias se vio en la misa de Pascua en Palma de Mallorca. Doña Sofía quiso hacerse una foto con sus nietas y, por dos veces, doña Letizia lo evitó. Fue un asunto muy feo dado que la infanta Leonor retiró el brazo a su abuela y que la Reina limpió la frente de una de sus hijas que acababa de besar su suegra. Esto provocó un debate nacional en el que ganó de calle la Reina Emérita. Al final, el runrún fue tal que doña Sofía apareció con sus nietas del brazo en las puertas del hospital donde su marido convalecía de su última operación. Mientras tanto, don Felipe y doña Letizia contemplaban la escena encantados.
¿Obligaron a la Reina a hacer el paripé tras lo sucedido en Palma? Ciertamente, en Zarzuela saltaron las alarmas tras el episodio. La mayoría se puso al lado de doña Sofía. Fue la primera vez que doña Letizia tuvo que escuchar abucheos. Incluso, una de sus amigas, expresó que estaba destrozada por lo sucedido y que todo fue motivado porque ella es muy mirada con el tema de las fotos que le hacen a sus hijas. En el caso de la Reina Emérita no parece que hiciera falta solicitarle que se prestara a arreglar la metedura de pata de su nuera. Para ella, la Corona es lo primero, y así lo ha demostrado en numerosas ocasiones.
Donde las dan, las toman

Quienes bien conocen el paño aseguran que don Juan Carlos no puede con su nuera. Y no por sus orígenes plebeyos, sino por su forma de conducirse. Y es que al Rey Emérito le pone de los nervios que siempre quiera demostrar su cultura y conocimiento de la actualidad. Ocurrió durante una comida en Zarzuela en la que se hablaba sobre la situación en Irak. En el tema participaban muy animadamente doña Sofía y su hermano Constantino.
De repente, doña Letizia terció y dio su opinión. Afirman que la misma duró veinte minutos. El Rey Emérito, desesperado ante la cháchara de su nuera, le dijo: “Letizia, ya sabemos que eres la más inteligente, pero, por favor, deja hablar a los demás”. Cuentan que la entonces periodista se quedó de piedra y no volvió a abrir la boca.
Hace años se habló de una fuerte crisis matrimonial entre don Felipe y doña Letizia. Parece que don Juan Carlos terció y le recomendó a su hijo que se separara. La Reina se vengó de su suegro no dejando asistir a la infanta Leonor a la misa por el centenario del nacimiento de don Juan de Borbón, padre del Rey Emérito. Esto sentó fatal a don Juan Carlos que, desde entonces, evita a su nuera siempre que puede.
Los griegos

Durante años, Constantino de Grecia y su familia fueron habituales de los veraneos en Palma. Doña Sofía adora a sus hermanos y le encanta tenerlos cerca. De hecho, la princesa Irene vive en Zarzuela y es uno de sus grandes apoyos. Tanta visita dio pie a comentarios en la prensa. La cosa se avivó cuando se conoció que don Juan Carlos hizo que el gobierno del PSOE mediara para que a la Familia Real griega se le devolvieran los bienes que les habían sido confiscados.
A la Reina Emérita le dolió tener que renunciar a las visitas de su hermano y su familia en Palma y en Madrid. Le molestó sobremanera que se dijera que sus vacaciones corrían a cargo del erario público. Se armó tanto ruido que hace años que dejaron de venir. Parece que el rey Juan Carlos respiró aliviado, pues no se lleva demasiado bien con su cuñado quien, en alguna ocasión, le ha reprochado su falta de tacto y delicadeza con doña Sofía.
Don Felipe siempre ha tenido una especial afinidad con su primo Pablo. De hecho, cuando celebró su cincuenta cumpleaños, se desplazó a Inglaterra para acompañarle en tan señalada fecha. En la fiesta estaban también su hermana Cristina e Iñaki Urdangarín, aunque parece que no coincidieron en toda la noche. Doña Letizia dio plantón una vez más a la familia de su marido. Ni encaja con los Borbón ni con los Grecia.
Cuando saltó el encontronazo de la catedral de Palma, la mujer de Pablo de Grecia, Marie Chantal Miller dio su opinión en Twitter. Dejó muy claro que ninguna abuela merece ese trato y que, por fin, doña Letizia había mostrado su verdadera cara. Horas más tarde, el twit fue borrado. Como puede comprobarse, la Reina siempre haciendo amigos.
El principio de fin

La relación de don Felipe con sus hermanas siempre ha sido excelente. Desde pequeños, los tres mantuvieron un estrechísimo contacto. Compartían habitación de juegos, hacían los deberes juntos y era uña y carne. Así lo quiso y fomentó doña Sofía, sabedora de que esos lazos siempre estarían ahí pasara lo que pasase. Para ella, el vínculo con sus hermanos, Irene y Constantino, ha sido vital en momentos difíciles.
Cuando don Felipe comentó a sus padres que había encontrado el amor, don Juan Carlos no estuvo de acuerdo. El hecho de que Letizia estuviera divorciada era algo que no agradó al monarca. Sabía que eso sería motivo de fuertes críticas a la Corona y que muchos ciudadanos no lo verían bien. Por su parte, la reina Sofía, aunque sabía que no era la candidata ideal, apoyó a su hijo.
Las infantas Elena y Cristina se pusieron de parte de su hermano. Ni lo dudaron. Para ellas, su felicidad estaba por encima de todo. Y más tras lo mucho que había sufrido al romper con Eva Sannum. En esa ocasión, la razón de Estado ganó al corazón. Sin embargo, con Letizia, don Felipe no estaba dispuesto a dejar que ocurriera lo mismo. Todo iba bien entre ellos hasta que ocurrió un hecho que marcó un antes y un después.
En julio de 2005 en Zarzuela se celebró el bautizo de Irene Urdangarín. Al parecer, los padres de Iñaki Urdangarín no tenían donde alojarse, algo debió ocurrir que provocó semejante situación, y la infanta Cristina pidió a don Felipe y doña Letizia si podían quedarse en su casa. Sin embargo, su cuñada respondió que no, que tenía muchas molestias debido al embarazo y que no estaba para huéspedes. Aquello fue el principio del fin. Los desencuentros continuaron hasta desembocar en un muro de incomunicación.