El día dos de noviembre es una fecha clave en el calendario de doña Sofía. Celebrará su ochenta aniversario con una fiesta de carácter marcadamente familiar. Entre todos han contribuido para que no falte nadie de quienes forman parte de la lista de los afectos de la reina emérita. El problema es que algunos no asistirán para no coincidir con Letizia. ¿De quién hablamos? Te lo contamos a continuación. Sigue leyendo.
Letizia dice no a la familia de Felipe
Poco ha puesto de su parte doña Letizia para empatizar con familiares y amigos de su familia política. Cuando aterrizó en Zarzuela parecía que se llevaba bien con el clan de los Gómez-Acebo. Especialmente cercana era a Laura Ponte, que siempre hablaba de ella maravillas. A la cuchipandi real se sumó Telma Ortiz, entonces encantada del recién descubierto lujo y glamour que el nuevo estatus de su hermana le proporcionaba. Dicen que no se perdía una. Y todo así hasta que decidió hacer penitencia con prohibición incluida de ser captada por los fotógrafos.
En cuanto a Letizia, en aquellos días puso toda la carne en el asador para contentar a don Felipe, muy unido a los primos Gómez-Acebo. Quince años más tarde, apenas tienen contacto salvo en ocasiones puntuales, como bodas, bautizos y comuniones. A estos eventos no asiste la reina porque no le da la gana y también para dejar patente que esa parte de la familia de su marido no es de su agrado. Sin duda, un feo que no merece doña Pilar, que ha estado ahí cuando las cosas han ido mal dadas para la primera familia del país.
La reina y su complejo de inferioridad
Si con alguien tenía una especial sintonía don Felipe era con Pablo de Grecia. Los primos estuvieron muy unidos en su infancia y juventud. Parecía que así iban a seguir hasta que apareció Letizia y su complejo de inferioridad. La reina está obsesionada con que la hacen de menos por su origen social y cree que todo son críticas y risitas a su alrededor. La cuestión es que ha conseguido que su marido y su primo apenas tengan contacto a fuerza de desplantes y malas caras.
Doña Letizia se negó a acudir a la fiesta del cincuenta aniversario de Pablo que su mujer ofreció en su residencia londinense. Allí estaban los ex duques de Palma y hubo que hacer malabares para que no coincidieran con el rey. La reina no se siente a gusto con el primo de don Felipe ni con Marie Chantal Miller. Considera que llevan una existencia frívola marcada por el lujo y el ocio y que eso no va con ella.
La venganza de los griegos
En cuanto a Marie Chantal Miller, no se corta un pelo a la hora de opinar. La empresaria mostró su desagrado con doña Letizia cuando se produjo aquella escena para olvidar en la que humilló a doña Sofía. La empresaria expresó en redes que ninguna abuela merecía ese trato y que la reina había mostrado su verdadera cara. Sin duda, palabras que dejaban entrever que se había hecho público lo que ella conocía de primera mano en privado. Han coincidido en contadas ocasiones pero Marie Chantal no guarda un buen recuerdo de Letizia. Es más, la prefiere bien lejos.
Doña Sofía siente un gran cariño por su sobrino Pablo, de ahí que tanto él como su familia hayan sido invitados a la fiesta por su ochenta aniversario. Sin embargo, para no coincidir con Letizia, ni él ni Marie Chantal estarán presentes. Han decidido que mejor no pasar por una situación incómoda. A la reina, cuando alguien no le gusta, lo manifiesta abiertamente con gestos y palabras nada agradables. Así las cosas, la pareja se ha excusado con doña Sofía, a quien la circunstancia no ha pillado por sorpresa porque sabe cómo se las gasta su nuera.
Don Felipe se queda sin amigos
El círculo de amigos de don Felipe era muy amplio y ha quedado reducido a nada. Ya no mantiene contacto el rey con sus amistades de ayer. Desde el primer momento, Letizia chocó frontalmente con la pandilla de su marido. No le gustó que siempre estuvieran hablando de lo que ella califica como “chorradas” y “pijadas”. Esto generó una gran tensión y el rey tuvo que escoger. La reina argumentó que no se sentía bien tratada porque era conocedora de que la llamaban “la chacha”.
Doña Letizia ni olvida ni perdona, de ahí que los que han sido tachados de su lista de los afectos no tengan posibilidad de indulto. Le ha ocurrido a Jaime del Burgo, con quien forjó una gran amistad que pasó a la historia. Se conocieron porque él telefoneó a TVE y pidió hablar con ella. Conectaron y quedaron para verse. A partir de ese momento, el contacto fue habitual. Llegaron a ser familia cuando Jaime matrimonió con Telma. Todo iba bien hasta que la reina empezó a desconfiar y le retiró la palabra.
Una reina muy desconfiada
La reina no suele confiar en los demás con facilidad. Tiene una propensión natural a estar en guardia. Esto hace que resulte fría y cortante en el trato directo. En la familia real no entró con buen pie. Pasó unos años difíciles en los que se sentía observada y tenía la sensación de que algunos en el clan Borbón estaban esperando que se la pegara. En cuanto a Elena, la relación se preveía fácil por el lazo de don Felipe. Sin embargo, nadie contó con que chocarían por culpa de don Juan Carlos, a quien Elena está muy unida. Posteriormente, la reina se desquitaría apoyando públicamente a Jaime de Marichalar, algo que sentó fatal en palacio.
El rey emérito y su nuera nunca han congeniado. Ella considera que no la ha tratado bien. La situación se ha ido enquistando hasta alcanzar un punto sin retorno. Don Juan Carlos se molestó mucho cuando doña Letizia no permitió que la princesa Leonor acudiera a la misa funeral por don Juan de Borbón. Dicen que la reina es una de las que más se ha alegrado de que su suegro haya quedado al descubierto por su peligrosa manera de vivir.