Don Juan Carlos y doña Sofía han desconcertado a propios y extraños con su comportamiento. Tan solo ellos saben a qué obedecen sus últimos movimientos. Ciertas palabras de la reina y del rey han descolocado hasta a sus propios familiares. ¿Qué se cuece entre los reyes eméritos? ¿Qué secreto guardan Juan Carlos y Sofía? Te lo contamos todo a continuación.
El triángulo amoroso de don Juan Carlos

Hay quien tiene la teoría de que el matrimonio entre don Juan Carlos y doña Sofía fue un auténtico error que pudo haberse evitado. En aquellos días, él mantenía amistad con diferentes féminas. Para entonces, ya había conocido a María Gabriela de Saboya y a Olghina de Robiland, con quien se dijo tuvo una hija. El nacimiento de Paola no estuvo exento de polémica. Los padres de Olghina pelearon por la custodia de la pequeña y ganaron. Hace años que Paola está instalada en Estados Unidos y lleva una vida muy discreta. Ni antes ni ahora ha querido saber de su madre.
Fue la propia Olghina quien habló sin tapujos sobre el triángulo que conformaron ella, Gabriela y Juan Carlos: “En aquella época, él salía con María Gabriela, que era muy graciosa, muy guapa. Pero no había piques entre nosotros. Ella era la que más le gustaba porque era muy mona y muy simpática, pero no funcionó. Se lo impidieron. Y luego María Gabriela era como yo, no era ninguna santa. Era libre”.
Los intentos de suicidio de la reina

La versión de Olghina de Robiland habla de enamoramiento entre ella y don Juan Carlos. Sin embargo, no pudo ser porque don Juan de Borbón lo impidió. Y a propósito del padre del rey emérito, la italiana expresó: “Era muy bribón, sobre todo con las mujeres. No le podías sentar a una chica al lado porque enseguida se le iban las manos. Era terrible el padre de Juan Carlos, aunque simpático. Yo me he peleado con él una vez, mucho, de hecho. Además, don Juan tenía miedo de nuestro flechazo, de la relación entre Juanito y yo. No le gustaba. Me consta que Juan Carlos y su padre pelearon por mi culpa”.
Y mientras don Juan Carlos vivía su living la vida loca, doña Sofía coqueteaba con Harald de Noruega. No pudo ser porque el entonces príncipe heredero estaba profundamente enamorado de la reina Sonia. La unión parecía imposible porque el rey Olav se negaba a ella. El hecho de que Sonia fuera hija de comerciantes hacía imposible que entrara a formar parte de la familia real. Al final, tras uno de los varios intentos de suicidio de Sonia se autorizó su matrimonio con Harald.
Sucedió en Palma

Mucho ha tenido que aguantar doña Sofía. El suyo ha sido un matrimonio marcado por las infidelidades. La propia Olghina se refirió a esta espinosa cuestión: “Le ha puesto muchos cuernos a su mujer, por lo que he leído, pobrecita. Personalmente no sé nada, pueden ser cotilleos. Tampoco me parece algo escandaloso. Su padre era así”. La italiana confirma el insaciable apetito carnal que siempre se les ha atribuido a los Borbones. De hecho, en unos informes que se remitían periódicamente a Franco, constaba que el cadete Borbón vivía para sus amistades femeninas y se le tachaba de adicto al sexo.
Han sido bastantes las humillaciones públicas que doña Sofía ha sufrido por parte de su marido. Le pilló en faena con una atractiva actriz un día que le visitó sin avisar durante el transcurso de una montería. Después llegaría su comentada relación con Marta Gayá. La pareja se mostraba a plena luz del día en Palma. En una ocasión, el rey hizo esperar para empezar a comer hasta que Marta entró en el comedor del Club Naútico. Aquello fue demasiado para la reina.
La amante del rey que pagamos todos los españoles

La amistad de don Juan Carlos con una conocida vedette empezó sin visos de seriedad y acabó alargándose en el tiempo. El rey se sentía muy a gusto en compañía de esta fémina, tanto que no dudó en hablarle de sus problemas personales con doña Sofía. Su confianza era tal con la artista que ni se molestó en que alguien de seguridad inspeccionara la casa donde se llevaban a cabo estos encuentros. Don Juan Carlos se cansó de su amiga especial y le dio puerta. Ella no se lo tomó bien y amenazó con hacer público un material de alto voltaje que incluía escenas íntimas de la pareja. La cuestión se zanjó a costa del erario público. Entre todos los españoles pagamos una más que generosa asignación a la famosa que sirvió para sanear su maltrecha economía por culpa de su afición al juego.
El rey se enamoró profundamente de Corinna y quiso tenerla bien cerca. A tal efecto, dispuso que ella y su hijo menor se instalaran en una casa cercana a Zarzuela. Hacían vida en común y disfrutaban de viajes de placer donde el rey emérito se desvivía por el hijo de su chica. Otra vez pecó de confiado el monarca al confesar asuntos delicadísimos a Corinna. Fue ella quien le recomendó no abdicar porque todo obedecía a un plan orquestado por su familia para despojarle del poder y darle una patada. Dos años tardó don Juan Carlos en tomar la decisión de ceder el trono a su hijo y hoy se arrepiente por cómo han ido las cosas. Él, ni pincha ni corta y encima ha sido condenado a galeras.
¿Qué se cuece entre Juan Carlos y Sofía?

El lenguaje corporal no engaña, y el que han desprendido la reina Sofía y su marido denotaba incomodidad, frialdad y enfado. Es por eso que sorprende lo ocurrido durante la celebración del ochenta cumpleaños de la reina. Según cuentan los compañeros de Informalia, en exclusiva, el rey tuvo un gesto inesperado con su mujer al agradecerle “su extraordinario comportamiento a lo largo de su vida familiar y su reinado. Era un pequeño discurso de reconocimiento a sus méritos y su paciencia ante todos los desplantes sufridos a lo largo de sus 56 años de casados”. Y si esto ya resulta sorprendente, más la respuesta por parte de doña Sofía, que destacó lo feliz que había sido con su “queridísimo marido”.
Quizás sea verdad que doña Sofía sigue esperando que don Juan Carlos vuelva a sus brazos. Es una idea que está instalada en lo más profundo de su corazón y no renuncia a ella por más varapalos conyugales que recibe. En este sentido, sus hijos la compadecen por este autoengaño. Sin embargo, la reina no renuncia a su sueño. Sigue profundamente enamorada del hombre con quien se casó. Este intercambio de piropos entre ambos cónyuges ha descolocado a la familia. Parece que han conseguido limar asperezas tras años de desencuentros, odio y rencor.
El peinado Paola

Quizás no sea tan descabellado pensar que doña Sofía y don Juan Carlos puedan volver a encontrarse. Otros casos se han visto dentro de la realeza. El más llamativo, el del Alberto y Paola de Bélgica. Fueron la comidilla durante muchos años. Parecía que ambos peleaban por ver cuál de los dos atesoraba más aventuras extramatrimoniales. Precisamente él tiene que lidiar estos días con una demanda de paternidad. Tiene que presentarse al juicio porque, en caso contrario, la joven sería declarada hija suya ipso facto. Así lo contempla la ley belga. Nada que ver con la española, que ha evitado este tipo de demandas contra don Juan Carlos.
Pues bien, tras años de desavenencias matrimoniales que quienes más sufrieron fueron sus hijos, Alberto y Paola volvieron a encontrarse. El broche de oro a su reconciliación lo puso una emotiva ceremonia para reafirmar sus votos matrimoniales. Paola recuerda la situación como algo muy hermoso. Al parecer, un hecho que se produjo por amor. Ahora son inseparables. Quién lo hubiera dicho en la época en que Paola creaba estilo con sus looks y peinados. Las señoras acudían a la peluquería y solicitaban “El peinado Paola”. Bellísima entonces y ahora.
Una pareja tan solo de cara a la galería

Como ya ha ocurrido en tantas ocasiones, y con tantas mujeres, el culpable es el marido. Nos encontramos ante un matrimonio que no existe desde hace tiempo. Ante un hombre que apenas se deja ver en público con su esposa salvo en contadas ocasiones. El Rey no quiere dejarse ver con la Reina, y mientras ella acude a algunos actos oficiales con su hijo y su nuera, él frecuenta a sus amigos y visitas los mejores restaurantes de toda España. Ha hecho de Sanxenxo su nuevo paraíso. Solo son pareja de cara a la galería. No es de extrañar, la resignación de la Reina Sofía ha llegado al límite y os contamos por qué.
Un divorcio a hurtadillas

Según ha revelado Carmen Enríquez a la revista Pronto, don Juan Carlos planeaba un divorcio a hurtadillas de su esposa. “Ella nunca quiso separarse de su marido, pero se enteró de que su esposo comentaba a algunas personas que deseaba separarse o divorciarse. Entonces, doña Sofía se planteó cuál sería su futuro si al final había una ruptura”. La periodista añade que afortunadamente, a don Juan Carlos le convencieron de que no podía romper su matrimonio. Que la reina Sofía tenga que leer esto en una revista es un golpe durísimo, una traición inesperada e innecesaria.
La Reina Sofía, una mujer que no ha tenido nunca amantes

Al contrario de lo que algunos medios han llegado a insinuar, la Reina Sofía no tiene amantes. Siempre se ha rumoreado que pasaba largas temporadas en Londres, bien en el hotel Claridge o bien en las residencias de su hermano Constantino y sus sobrinos. Pero no es cierto que lleve una vida paralela, ni tampoco que “tenga amistades peligrosas”, según revela Carmen Enríquez a Pronto. El único hombre importante de su vida ha sido el Rey Juan Carlos.
La Reina no soporta a Marichalar

Según ha publicado Pronto, que recoge las declaraciones de Carmen Enriquez, autora de “Sofía, Nuestra Reina”, publicado por Editorial Aguilar, Jaime de Marichalar no le gustaba para su hija Elena en absoluto. “La reina cree que Marichalar se casó con su hija por interés, para que se le abrieran puertas y ganar mucha visibilidad desde el punto de vista social. Jaime es muy de figurar”. Otro punto de desencuentro más con doña Letizia, que adora a su ex cuñado y aún mantiene una buena relación con él.