Bertín Osborne es una fuente inagotable de sorpresas. El presentador ha vivido una existencia muy plena. Casado en dos ocasiones, padre de cinco hijos y abuelo de seis nietos, es un hombre muy familiar, le gustan las tradiciones y, sin embargo, no suele hablar ni de sus orígenes nobles, ni tampoco de religión. Solo lo recordamos hablando de temas espirituales cuando invitó a su programa a Tamara Falcó. Católico bautizado, tiene mucho por lo que rezar.
El grave problema de su hijo Kike
Su hijo varón mayor, Kike, tiene una lesión cerebral desde su nacimiento. Para la familia no ha sido fácil enfrentarse al problema que esto supone, aunque Bertín ha trabajado sin parar en los últimos años con vistas a ganar lo suficiente para que su hijo tenga su futuro resuelto. La gran empatía que Bertín tiene con su hijo hace que deba enfrentarse a situaciones complicadas. Por ejemplo, hacerle entender que su vida es diferente a la de su hermano: “Cómo le explicas que le ha tocado la china. Cómo va a entender que su hermano sale corriendo a jugar al fútbol y él tenga que ir en silla de ruedas. No se lo puedes explicar. Es durísimo”. Sin duda, un panorama difícil al que se enfrenta la familia.
La vida del cantante y Fabiola gira alrededor de su hijo. Hace tiempo que los padres de la modelo se trasladaron desde Venezuela para instalarse con el matrimonio. Viendo la situación de su nieto, ni lo dudaron. Fabiola ha explicado en alguna ocasión la gran ayuda que representan sus padres respecto a Kike. Esto hace que puedan cumplir con sus compromisos profesionales estando su hijo debidamente atendido. Aunque la suya es la imagen de un triunfador, Bertín está marcado por la tragedia. Mucho dolor a cuestas. Te lo explicamos a continuación.
Un sobrino de Bertín sufre cáncer y él Papa ha llamado dos veces para interesarse por él
Bertín Osborne fue entrevistado en Viva la vida donde habló de un sobrino suyo que sufre cáncer. El joven, ferviente católico, escribió al Papa Francisco para pedirle que rezara por él. Y el Papa le llamó por teléfono y charló con él en dos ocasiones. Bertín, a quien en principio no le caía demasiado bien el Pontífice actual, ha modificado por completo su opinión sobre él. Toda la familia no sale de su asombro al comprobar en carne propia la legendaria humanidad del Papa Francisco. “El detalle que ha tenido con mi sobrino, un chaval que no conoce nadie. Esa cercanía me parece espectacular”, comentaba Bertín, quien todavía no sale de su asombro ae. Su sobrino había escrito un pequeño texto y había adjuntado su número de teléfono pero nunca pensó que el Papa le llamaría. Tal vez esta llamada sirva para que Bertín encamine sus pasos hacia un camino espiritual que podría ayudarle a meditar sobre algunos de sus problemas.
El naufragio del matrimonio de Bertín con Fabiola
Ya hemos dicho que Bertín es católico. Se casó por la Iglesia con su primera mujer, Sandra Domecq. La unión fracasó y tras tener tres hijas en común se divorciaron. Su segunda boda con Fabiola fue también religiosa. La ofició en el jardín de su finca sevillana, la Hacienda San José, el primo hermano de su madre. Era el mismo que le casó con su primera esposa. Juraron que su amor duraría para toda la vida Pero algo podría ir mal en el matrimonio de la pareja. Arrecian los rumores en el último año sobre una supuesta crisis. Y no ha sido desmentida con rotundidad. Bertín no sería el marido tan entregado y cariñoso que parece ser. La misma Fabiola habló de ciertas carencias afectivas en una conversación que mantuvo al pie de la cama conyugal, en su propia casa. Y lo hizo con un amigo íntimo de su marido, Carlos Herrera. Pero los problemas nunca vienen solos.
Fracaso tras fracaso
Bertín Osborne ya no es el galán al que las jovencitas perseguían por los camerinos de toda España. Ya no es ni sombra de lo que fue. No ha sabido o no ha podido renovar su público y se enfrenta a una situación muy complicada. No pasa por sus mejores momentos familiares y personales, y para colmo, el título de su último disco es solo un reconocimiento de su fracaso profesional . Nada más y nada menos que “Yo debí enamorarme de tu madre”. Al contrario Frank Sinatra, a quien el cantante intenta imitar sin éxito, autocalificándose como crooner, no ha sabido conectar con varias generaciones. El vídeo de la canción solo tiene 236.000 reproducciones, un desastre para un hombre con un programa semanal en televisión, cuya audiencia, dicho sea de paso, ha caído en picado.
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