Isabel Pantoja se ha convertido en la estrella de Idol Kids, talent show de Telecinco en el que la tonadillera ejercerá el rol de jurado protagonista. Es mucha la expectación que se está generando en torno a su nueva faceta televisiva, y son varias las curiosas peticiones que la artista realiza durante las grabaciones. En Cotilleo.es hemos podido conocer en exclusiva todos y cada uno de sus caprichos.
Isabel Pantoja, muy querida en Mediaset
> Desde que el pasado mes de abril diese comienzo la última edición de Supervivientes, Isabel Pantoja ha estado protegida en todo momento por el grupo de comunicación liderado por Paolo Vasile, quien ha sido plenamente conocedor de las audiencias estratosféricas que generaba su presencia en el citado concurso. Desde entonces, los halagos y los gestos de cariño a la artista no han dejado de tener cabida en los estudios de Mediaset, tanto por los presentadores y colaboradores de los diferentes formatos, como por los empleados anónimos, que no han dudado en hacer pública su admiración y cariño hacia Isabel a través de las redes sociales. Pantoja es consciente de que su presencia es sinónimo de éxito, por lo que no se ha cortado ni un pelo a la hora de sugerir algunas peticiones (tanto gastronómicas como relacionadas con su comodidad) y en Cotilleo.es las hemos averiguado todas.
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Los caprichos más sorprendentes de Isabel
> Tal y como aseguran fuentes de la cadena a Cotilleo, Isabel Pantoja, quien siempre acude a los rodajes acompañada por cinco profesionales que están a su entera disposición, es la persona que más trabajo da al equipo de producción, que día tras día se encarga de comprar todo lo que la artista pide. El capricho más sorprendente que la tonadillera ha convertido en algo habitual es una sopa de pescado. Pero no una cualquiera. Isabel Pantoja tiene fijación por una en concreto, y no es otra que la que hacen en un conocido restaurante de cuatro tenedores ubicado en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Esta famosa sopa tiene un elevado precio, rondando los 100 euros. Por si esto pudiese resultar sorprendente, no es lo único que degusta la artista en su día a día.
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Salmón ahumado, medicamentos y un cojín
> Además de una buena sopa caliente, la tonadillera siente una gran debilidad por el salmón ahumado y las aceitunas, y es por eso que lo solicita con bastante frecuencia a los trabajadores del programa. Además, y para una mayor comodidad durante el tiempo que permanece sentada en su silla de jurado, Isabel Pantoja ha pedido un cojín de silicona, aunque lo cierto es que parece que ha tardado en encontrar alguno de su agrado, ya que han tenido que comprar diez diferentes para encontrar el perfecto para ella. A esta lista de deseos hay que añadir algunos medicamentos, como es el caso de un relajante para la tripa, debido a algunos problemas que esta tiene en el estómago.
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Privilegios de una diva
> Cuando Isabel Pantoja regresó de su aventura en Honduras, el mismo Paolo Vasile acudió en persona al hotel en el que la concursante se alojaba para saludarla y comunicarle personalmente que «la iba a hacer rica». En la primera gala de la artista en plató, contó con todas las facilidades y privilegios que solo alguien como ella podría exigir. Dos salas VIP tanto para ella como para su familia y amistades, que se desplazaron a Madrid para acogerla en su regreso a España. Además, todos ellos fueron atendidos por dos azafatas externas que estuvieron trabajando durante toda la noche exclusivamente para ellos.
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Su equipo de trabajadores se desvive por ella
> Son diversos medios los que aseguran que Isabel está obsesionada con su imagen. Lo cierto es que, aunque esto no fuese del todo así, vive de ella y necesita lucir perfecta para cada uno de sus conciertos o intervenciones en televisión. Para ello cuenta con un estilista, un peluquero personal -que además es su amigo-, la presidenta de su club de fans y amiga Celeste, que a día de hoy acude con ella a los rodajes y eventos como su mano derecha. Lo cierto es que después de muchos años como una de las estrellas mediáticas por excelencia, Isabel Pantoja ha logrado formar su pequeño círculo profesional, que también tienen una mano a la tonadillera en lo personal cuando la situación así lo requiere.