Siempre se ha creído que la relación entre el emérito y su primogénita es excelente. Así lo han trasladado a los medios de comunicación, pero lo cierto es que el rey Juan Carlos no parece tener una buena opinión sobre su hija mayor, la infanta Elena. Al menos, así lo asegura Pilar Eyre, una de las cronistas que más de cerca conocen a la realeza… ¿Quieres conocer las luces y las sombras de esta relación paternofilial? Sigue leyendo, te contamos todos los detalles a continuación.
El rey del fraude
> Parece que el emérito se ha propuesto dejar por los suelos la imagen pública de la Corona. Por si el escándalo de sus cuentas millonarias de orígenes inciertos no fuera suficiente, ahora se han descubierto unas tarjetas opacas vinculadas a una fortuna sin declarar de la que podrían haber echado mano la reina Sofía y dos de sus nietos, Victoria Federica y Froilán. En un intento de escapar de todas estas polémicas, don Juan Carlos se marchó a Abu Dabi a principios del agosto pasado y allí sigue desde entonces. Mientras, el resto de la familia real intenta desligarse de su figura y reparar todo el daño generado. De hecho, la única que se ha desplazado hasta los Emiratos Árabes para reencontrarse con su padre en el exilio ha sido la infanta Elena, por la que siempre se ha comentado que siente auténtica fijación.
Pero, ¿qué hay de cierto es esa aparente relación excelente que muestran ante los medios? Al parecer, el rey Juan Carlos no tiene una buena concepción de su hija mayor, tal y como ha revelado Pilar Eyre en su columna de Lecturas. La cronista no ha escatimado en descalificativos y ha dejado la imagen de la infanta Elena a la altura del betún. ¿Quieres conocer más detalles? Sigue leyendo, te lo contamos todo en la página siguiente.
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Marginada desde que nació
> Cuando se redactó la Constitución española que estableció la monarquía parlamentaria como forma de gobierno, se dio por hecho que sería la infanta Elena quien asumiría el rol de jefa de Estado después del rey Juan Carlos, pero este se negó en rotundo porque, bajo su punto de vista, su primogénita no reunía las condiciones idóneas. “Mi hija mayor no está en condiciones de reinar. ¡Elena no puede reinar y punto en boca! ¡No tengo que dar más explicaciones!”, sentenció entonces el emérito, tal y como ha recordado Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Según la cronista, la duquesa de Lugo nunca fue una pieza destacada de la familia real y fueron muchos los desplantes que sufrió de parte de sus propios congéneres.
“La pobre Elena quedaba, una vez más, preterida. El patito feo de la familia, la torpe, la que siempre iba atrasada en el colegio, a la que tienen que poner profesores particulares hasta que al final la llevan a un colegio menos exigente…”, cuenta Pilar Eyre en la revista, donde además también señala que la duquesa de Lugo “tuvo que acudir a una psicóloga” y que nadie la acompañaba a sus sesiones, tan solo Sabino, el que fuera secretario de la Casa Real. Pero no es esto, ni de lejos, lo peor que se ha comentado sobre ella… ¿Quieres saber qué piensa realmente el rey Juan Carlos de su primogénita? Te lo contamos en la página siguiente.
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Obsesión por el matrimonio
> Parece que el rey Juan Carlos siempre ha tenido como prioridad ‘endorsar’ a su primogénita a otro hombre que la aguantara de por vida. De hecho, cuando todavía era una niña, el emérito pedía a la reina Sofía que pusiera otra ropa más vistosa a la infanta Elena para despojarla de su aspecto infantil. “Oye, ¿por qué no la vistes de otra manera? ¡Así no la vamos a casa nunca!”, habría dicho el ex jefe de Estado, según ha recordado Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Años más tarde, por fin llegó el día y la duquesa de Lugo contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar el 18 de marzo de 1995, pero el cuento de hadas les duró poco.
La infanta Elena quería divorciarse de Jaime de Marichalar, y aunque tras mucho insistir lo consiguió, al principio se topó con la oposición de su padre, el rey Juan Carlos I. “Una mujer separada, en España, socialmente se convierte en un cero a la izquierda”, habría dicho el emérito, siempre en boca de Pilar Eyre. Se trata de términos muy poco amables para referirse a una hija, especialmente cuando se supone que se trata de su ojito derecho… ¿Qué dirá, entonces, de la infanta Cristina y el rey Felipe? ¡A saber!
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El agujero negro de Zarzuela
> Por una u otra razón, la infanta Elena ha pasado todos los desplantes de su padre por alto y es la única que todavía le profesa amor eterno. Como si fuera un agujero negro, ha tragado durante años lo que no está escrito, pero no parece afectarle lo más mínimo. ¿Tendrá algo que ver la inmensa fortuna sin declarar a la que supuestamente han tenido acceso sus hijos en este estoicismo digno de campeones?
Por una u otra razón, la infanta Elena ha perdonado todos los comportamientos reprobables del rey Juan Carlos I, que ahora estará reconcomiéndose por dentro por la decisión que tomó hace más de 40 años: si hubiera dejado que reinara su, por lo visto, poco capacitada primogénita, es probable que, a día de hoy, no tuviera ninguno de los problemas que ahora le quitan el sueño. Ella nunca hubiera permitido que su padre se marchara de España con el rabo entre las piernas.