Anabel Pantoja tuvo que hacer frente a un poderoso enemigo nada más entrar por la puerta de Telecinco. Jamás hubiera podido imaginar que su mayor rival sería alguien de su propia familia. Y, mucho menos, que una persona a la que quiere tanto pudiera hacerla un daño irreparable. Estamos hablando, nada más y nada menos, que de su queridísima tía: Isabel Pantoja. Los enemigos de la tonadillera cargaron duramente contra su sobrina nada más verla aparecer en la pequeña pantalla. Anabel, por su forma de comportarse, despierta a los detractores de su familia. Ha sido tachada de dramática, de prepotente, de mentirosa y de egocéntrica. Y es que, además de su enorme parecido físico, la colaboradora ha heredado todos los defectos de Isabel. En Cotilleo.es nos hemos propuesto estudiar el recorrido de Anabel en televisión, y es escalofriante comprobar lo interiorizado que tiene el apellido Pantoja.
El primer negocio de Anabel: ser la réplica de la tonadillera

> Anabel Pantoja empezó a trabajar en televisión hace diez años. Desde que puso un pie en los platós de Telecinco, la audiencia manifestó sus ganas de verla en la pequeña pantalla. Pero, su carrera mediática está plagada de sombras que se han terminado volviéndose en su contra. El primer aplauso que recibió la sobrina de Isabel estuvo motivado por el enorme parecido físico que tenía con la artista. Además, su forma de expresarse recuerda mucho al aire flamenco que caracteriza a la tonadillera. Estas similitudes empezaron siendo algo muy divertido, pero se ha terminado convirtiendo en su peor pesadilla. “A veces eres tan insoportable como tu tía”, le gritó su compañera Gema López en una ocasión.
Anabel Pantoja se siente muy orgullosa de parecerse a la tonadillera, y en muchas ocasiones ha presumido de ello. Sin embargo, sus detractores no dudan en atacarla acusando de haber copiado a Isabel para hacer dinero en televisión. Lo cierto, es que la colaboradora empezó siendo una réplica exacta a su tía. Pero, según ha ido cogiendo confianza en los medios, ha ido evolucionando en un personaje con entidad propia. No obstante, su forma de comportarse hace honor a su apellido, y no está dispuesta a renunciar a algo que, para ella, es un honor. “Siempre me lo han dicho, es un orgullo”, comentó en una ocasión. Y es que, Anabel, llora, ríe, se enfada y acusa como Isabel Pantoja.
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El dedo acusador de las Pantoja: motivo de burla de sus detractores

> Anabel Pantoja empezó su carrera profesional al lado de la tonadillera. Estudió maquillaje y peluquería y, después de que Isabel despidiera a Pepi Valladares, su mano derecha, empezaron a trabajar juntas. Antes de empezar a colaborar en televisión, Anabel se dedicó a ser la sombra de su tía en todos sus conciertos. Esta excesiva dedicación la convirtieron en la mayor fanática de la cantante. Conoce el nombre sus discos, la letra de sus canciones y cuales han sido sus actuaciones más memorables. “Eres una continuidad de la Pantoja, te lo sabes todo, más que sus hijos”, le comentó Gema López. Lejos de sentirse alagada por esta opinión, Anabel puso por delante a su querida tía, y aseguró que era una persona insuperable.
Isabel Pantoja está muy agradecida a su sobrina y, además de darle trabajo, siempre ha hablado muy bien de ella. En una ocasión se sinceró, y confesó cual era la verdadera razón de este amor: “es la mejor, la adoro, es única, porque se parece mucho a mí”. La tonadillera, haciendo gala de la humildad que la caracteriza, se siente muy orgullosa de haber creado una extensión de su persona. Aunque, los detractores de la familia, han encontrado la excusa perfecta para hacerla daño. El público se burla de los enfados de Anabel, pues son exactamente igual a los de su tía: mirada altiva, gritos, y dedo acusador. La artista su su sobrina tienen obsesión por señalar a sus enemigos, y sienten que, al hacerlo, su discurso cobra razón. Pero no todos son enfados, las Pantoja también tiene su lado sensible y, casualmente, también han decidido llorar de la misma forma.
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La artista y su sobrina derraman las mismas lágrimas

> Anabel Pantoja está cansada de sufrir en televisión. Ha intentado abandonar Sálvame en varias ocasiones, pero, por algún motivo, nunca se atreve a cumplir con sus advertencias. La sobrinísima está harta de que se burlen de la tonadillera, y no está dispuesta a que su carrera artística se vea manchada. Sin embargo, es consciente de que su presencia es la única defensa que Isabel tiene en los platos y, por ello, quiere conservar su puesto de trabajo en Telecinco. Cada vez que alguien ataca a la Pantoja, la colaboradora sufre en sus propias carnes este daño y, en más de una ocasión, ha perdido los nervios. En Cotilleo.es hemos descubiertos que tía y sobrina no solamente lloran por lo mismo, sino que lo hacen de la misma manera.
“Mi prima Anabel, sin ser hija de mi madre, es la que más se parece a ella. Es una dramática de la leche”, comentó Kiko Rivera en un tono muy despectivo. Y es que, Anabel ha interiorizado todos los miedos de la Pantoja, y es tan exagerada como ella en todas sus expresiones. Una artista no se puede permitir no salir favorecida en pantalla. Así que, Isabel le ha enseñado a su sobrina a taparse la boca y llenarse el rostro de lágrimas de una forma muy elegante. Pero, la tonadillera no olvida que su nombre pasará a la historia, y este orgullo le da fuerza para no romperse delante de sus detractores. Por este motivo, Anabel ha observado como consigue su tía contener el llanto y, por algún extraño motivo, ha decidido imitarla también en eso.
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Mirada bajada y semblante triste: la mejor forma de evitar el problema

> Isabel Pantoja tiene claro que es una de las mejores artistas del país. “Ella dice que la tienen envidia, porque es la más completa, por eso no se lleva bien con ninguna compañera”, asegura Kiko Rivera. Y es que, la tonadillera tiene una gran dificultad para hacer amigos, pues sus aires de grandeza le impiden parecer una persona normal. Habla con un tono de voz muy alto, elevando la cabeza y con semblante muy serio. “Se conoce como la mirada laxante de Isabel Pantoja, porque, la miras y te cagas”, dijo Jorge Javier en una ocasión. Sin embargo, la tonadillera sabe perfectamente cuando tiene que bajar la guardia y, curiosamente, Anabel desarrolla la misma estrategia. En el momento que son conscientes de que, ni su grandioso apellido, es capaz de salvar la situación, tía y sobrina agachan la cabeza, fuerzan el lagrimal y arrugan los labios.
Este intento por convertirse en víctima del conflicto les ha sido muy útil en más de una ocasión. Kiko Rivera, alentado por la esperanza de no ser el villano de la batalla Pantoja, suele aplastarse los ojos para soltar alguna lágrima, pero nunca lo consigue. Su forma de comportarse es mucho más brusca que la de Anabel, y únicamente se parece a su madre en el apellido. Intenta imitarla: usa el mismo tono, levanta el dedo, no admite críticas, y sobrevolara su testimonio por el hecho de ser hijo de quien es. “Yo soy hijo de los dos más grandes de España”, presumía cuando era pequeño. Ahora reniega de su madre, e intenta hacer carrera lejos de ella. Pero, siempre habrá una persona que, al mirarla, le recuerde cuáles son sus orígenes: Anabel Pantoja.