Dos años después de romper su relación, los concursantes tuvieron la conversación sobre su historia, analizada por todos, que tanto tiempo habían estado esperando.
Los que un día fueran pareja se reunían por fin ayer en el confesionario y abrían el cajón de los reproches para sincerarse de una vez por todas. Lo cierto es que tuvo que ser el propio programa el que les citara en el pequeño recinto para que se produjera el acercamiento pues, de ser por ellos, parece que la esperada conversación no iba a producirse nunca.
Dos semanas han pasado desde que Pol entrara en la casa y, por el momento, la única charla que el catalán ha tenido con algún concursante ha sido con el Maestro Joao. De esa conversación supimos que la relación entre ambos no pasaba por su mejor momento, y que Joao empezaba a tener a otra persona en la cabeza… Muchos comenzaron a ver miradas de Pol Badía hacia Adara como ya las hubiera hace un tiempo, en la edición en la que ambos se conocieron, sobre todo teniendo en cuenta que el boxeador ahora es un hombre soltero.
«Te juro que yo estuve muy enamorado de ti»
Sin embargo, y pese al roce diario, la esperada conversación sobre su pasado parecía no llegar. Fue anoche cuando, de manera forzada por la organización, Adara daba el primer paso y se disponía a cerrar viejas heridas. Le reprochaba no haber confiado en ella para confesarle su verdadera orientación y, en especial, los malos gestos que recibió de su familia. El concursante negaba sentirse atraído por los hombres, y ser Joao su único amor. Respecto a su familia, decía que Adara jamás podría decir que la hubieran tratado mal.
Pero si hay algo que Pol Badía quiso dejarle claro en todo momento, fue el gran amor que sintió por ella: «Te juro que yo estuve muy enamorado de ti». Ella afirmaba haber sufrido mucho con aquella relación, tanto dentro como fuera de la casa, pero a las palabras de Pol no dudó en responderle: «Yo también de ti». Más tarde, ambos acudieron al confesionario por separado e hicieron sus propias valoraciones. Adara recalcaba lo importante que fue en su vida Pol, y el catalán terminaba sus reflexiones diciendo: «Tendré ochenta años y me seguiré acordando de Adara«.