Conocíamos a Belén Esteban en 1999 cuando abandonaba Ambiciones entre lágrimas y con una barriga en la que llevaba a la futura niña de sus ojos, por la que Belén advirtió que Ma-ta-rí-a.
Veinte años más tarde, la Esteban sigue protagonizando programas y polémicas, sin que la audiencia muestre señales de hartazgo de un personaje exprimido hasta la extenuación.
Recordemos cómo se forjó el efecto Belén Esteban.
El origen del mito
Quizá la gente no se acuerde o no lo quiera ver de una forma tan simple, pero en sus orígenes la «grandeza» de Belén Esteban nació de que le dieran calabazas. Así de fácil. Ella, una chica de barrio obrero, se había enamorado del hombre equivocado. Estuvieron juntos un tiempo, ella se queda embarazada y entonces el hombre supuestamente rico y famoso, la repudia.
Hay dos hechos que fueron decisivos en que una historia tan común se haya convertido en algo tan excepcional. Por una parte, que las calabazas que Jesulín de dio a Belén Esteban sucedieran hace 20 años, donde estas cosas escocían todavía. Y por otra, que el canalla de turno fuese un torero que en aquel momento estaba en el pico de su carrera.
Si Belén Esteban hubiera protagonizado esa historia ahora, en el año 2019, probablemente hubiera sido una más. Una más de las mujeres que por desavenencias o desinterés de sus parejas, saca adelante a su hija sola. Hoy es algo tan común que casi nadie le da importancia. El divorcio se legalizó en 1981, pero se normalizó socialmente más tarde. En todo caso, si todas las mujeres que han tenido que afrontar la maternidad en soledad tuvieran un programa en Telecinco, habría una cola kilométrica en Mediaset.
Jesulín de Ubrique
Pero otro factor determinante para entender el fenónemo Belén Esteban es el hecho de que el hombre que la abandonó fue Jesulín de Ubrique, el torero de moda. Un hombre que por aquel entonces era rico y famoso. Vamos a obviar la mención a si era guapo o no, eso daría para muchos artículos.
El hecho de que Jesulín, también un hombre de origen humilde, pudiera darle la patada a su novia embarazada y dejarla en la calle, era algo intolerable en aquel momento. De hecho, eso fue lo que convirtió a Jesulín en villano y a Belén Esteban en princesa. Jesulín abandonaba a Belén y nos abandonaba a todas un poco…
También es cierto que en aquel momento los toreros gozaban todavía de una imagen idealizada de auténticos hombres. Ellos, que destacaban por su hombría frente al toro, tenían que representar otros valores morales ejemplares fuera de la plaza. Que Jesulín dejase a Belén, embarazada de su hija, era considerado como un acto de cobardía horrible. Hoy, en cambio, la imagen de los toreros está bastante desvirtuada socialmente. Además de que Jesulín no es la estrella mediática que fue. Así que, Belén Esteban se habría vuelto a casa de sus padres como las demás.
Mediaset
También ayudó al fenómeno Belén Esteban el hecho de que en aquel momento los programas de la crónica rosa estaban en ebullición. Siempre habían existido, pero de una forma más blanca y elegante. Con la llegada de las televisiones privadas, el formato de este tipo de programas había cambiado, y mucho. Y para ese tipo de programas, Belén y su historia, eran la víctima perfecta.
Telecinco, que pronto empezó a destacar por este tipo de contenidos, vio en ella un filón. La modelaron a su antojo y la convirtieron a la vez en la princesa del pueblo y en un juguete roto.
Si bien es cierto que Belén Esteban daba contenido a otros programas y pasó por otros grupos de comunicación, los auténticos visionarios fueron los directivos de Mediaset.
Su verdad y sus formas
Jesulín, dedicado en aquel momento a su carrera taurina, no quiso entrar nunca en las provocaciones de Belén. Apenas daba alguna declaración, o mandaba mensajes a través de algún portavoz de la familia. Pero nunca dio su versión de lo sucedido. Así que lo único que se sabía era lo que Belén narraba una y otra vez. Una historia de abandono y casi maltrato psicológico por parte de los Janeiro, una familia que también sufrió el fenómeno Belén Esteban.
Pero es que además de vender su versión como la única verdad de la historia, Belén Esteban fue el inicio de una tendencia televisiva que todavía está vigente y que también ayuda a hacer caja: decir siempre lo que uno piensa. Esa sinceridad mal entendida, ese lema de «yo es que siempre digo lo que pienso porque soy muy sincero«. Esto, que hoy practicamente es una ideología, también contribuyó a crear a la princesa del pueblo.
Y qué decir de sus formas. Veníamos de una televisión amable, de diálogos y respetuosos turnos de palabra. Con Belén Esteban y su forma de hablar, manifestando que ella es una chica de barrio obrera y habla como le da la gana, es decir, con muy malos modales, llegó también esa nueva tendencia. Ahora se lleva vivir al límite, enfrentarse al rival con uñas y dientes sin sobrepasar el límite para que te pueda caer una demanda. De hecho, por esa tendencia de formas y de contenidos, hay programas que han tenido que hacer frente a someras multas tras las denuncias constantes de los telespectadores.
Su hija Andrea
Andreíta, la del pollo, también contribuyó, muy a su pesar, al fenómeno Belén Esteban. Y no sólo por el hecho de que Belén tuvo que salir de Ambiciones con el rabo entre las piernas y una barriga. Con el paso de los años, y hasta que la niña ha sido mayor de edad, la Esteban ha seguido comerciando con su hija, aunque ella diga lo contrario.
En la memoria de todos están los viajes de la niña en AVE de Madrid a Sevilla para ver a su padre, acompañada de la tercera en discordia, Campanario.
Recordamos también la comunión de la niña, el Andreíta cómete el pollo y el mantra que pasará a los anales de la historia de «por mi hija MA-TO«. Nada hubiera sido lo mismo para Belén Esteban sin su hija, ella fue el auténtico salvaconducto.
Toño Sanchís y las drogas
Aunque Belén Esteban haya prescindido últimamente de ambos, Toño Sanchís y las adicciones de Belén han tenido un papel principal en su pasado más reciente. Ella misma confesó que había estado en un programa de rehabilitación para dejar su adicción. Contó, en prime time por supuesto, lo duro que fue y todo lo que tuvo que dejar atrás. Y todos sabemos que bajar a los infiernos es un tema que la audiencia adora. Su recuperación volvió a posicionarla como un personaje admirable.
¿Y qué decir de Toño Sanchís? El que fuera su manager y mano derecha, su hombre de confianza y que resultó un ladron y un traidor, que le había robado durante todos estos años. ¡Pobre Belén! ¡Qué mala suerte ha tenido en la vida!
Y esa misma mala suerte la ha tenido con otras parejas que se le han acercado para darle después la patada y vender su vida. Su anterior marido, por ejemplo. Como si ella nunca tuviera responsabilidad de sus actos o de la gente de la que se rodea. En realidad no la tiene para sus millones de seguidores, así que ¿por qué habría de importarle a ella?
Sea por lo que sea, y aunque haya pasado algunos baches de popularidad, el fenómeno Belén Esteban parece que no ha encontrado pico todavía. En Mediaset además, saben lo que tienen que hacer constantemente para que este momento no llegue nunca.