Se presentaron a la audiencia de Supervivientes como una de las parejas del momento. Entre Violeta Mangriñán y Fabio Colloricchio saltaban chispas y su intensa tensión sexual se desató en una noche de pasión, ante los atónitos ojos de miles de espectadores. Desde entonces, no se han separado y ambos afirman estar enamorados. Sin embargo, su relación esconde oscuros secretos y problemas bastante serios que hacen augurar un precoz final a su romance. ¿Quieres saber de qué se trata? Sigue leyendo para descubrirlo.
Entre Violeta y Fabio existe una química increíble. Lo suyo fue pasión a primera vista y desde que se conocieron no se han podido separar. De hecho, Mangriñán llegó a dejar a su exnovio, Julen, en pleno directo para embarcarse en una relación amorosa con el nuevo hombre de su vida. «Estamos viviendo un sueño», reconoció Colloricchio durante una entrevista que ambos concedieron a la revista Lecturas. Sin embargo, su idílica situación puede convertirse en una terrible pesadilla dentro de poco, teniendo en cuenta los problemas que salpican a su romance.
Víctimas del amor romántico que Hollywood se ha empeñado en difundir a través de sus películas, ambos consideran que los celos no son un problema en la relación, ¡y hasta reconocen que les gustan! «A mí me encanta eso», reveló Fabio cuando Violeta aseguró que si otra mujer toca a su novio, esa noche dormiría en la cárcel. «Me ha pasado de estar en una discoteca, que una chica le entre a mi pareja y que se la hayan tenido que llevar porque me vuelvo loca. Soy una celosa compulsiva«, admitió sin tapujos Mangriñán. Pero no solo la viceversa presume de esta grotesca actitud, sino que Colloricchio también tiene tela marinera.
El carácter controlador de Fabio
Aunque el argentino no llegaría a perder los papeles de esa forma, sí que ha confesado que tiene una fea costumbre que se debe erradicar de la vida de pareja. Al parecer, a Fabio le cuesta confiar en sus parejas y ha reconocido durante la entrevista con Lecturas que ha llegado a cotillear entre los mensajes de sus novias. «Yo soy más controlador del móvil», advertía el viceverso. Resulta increíble que personas tan jóvenes como ellos todavía conserven esos pensamientos chapados a la antigua, que ningún favor hacen a su romance. De hecho, Violeta ya tuvo problemas en el pasado por culpa de los celos.
«Mi ex tenía mi WhatsApp instalado en su ordenador y me di cuenta porque él siempre sabía las conversaciones que yo tenía. Un amigo informático lo miró y lo descubrí», recordó Mangriñán. Sin embargo, ella no se queda corta y asegura que sería incapaz de perdonar a Fabio si tan solo se le ocurriera dar ‘me gusta’ a la foto de cualquier otra chica en Instagram. Los principios son muy bonitos y estos dos tortolitos están viviendo ahora su época dorada, pero si no cortan de raíz con estas repelentes costumbres, su relación se irá a pique más pronto que tarde.