Lo tenían todo para ser felices pero el empecinamiento de la baronesa contra Blanca Cuesta ha pasado factura a un clan que estuvo unido con pegamento. Hace ya mucho pero hubo un tiempo en que Borja y Tita hablaban a diario. Se entendían con una mirada y tomaron juntos una de las grandes decisiones familiares, la llegada al mundo de Sabrina y Carmen. Madre e hijo planearon todos los detalles. Sin embargo, las mellizas marcaron un antes y un después y jamás aparecen junto a su hermano mayor.
Después llegaría la guerra de las pruebas de paternidad que Tita exigió porque alegaba no estar convencida de que Borja fuera el padre de su nieto mayor. A partir de entonces, los Thyssen empezaron a escribir un capítulo en su historia titulado En caída libre. Llegó la guerra fría, la del todo vale y ambas partes se boicotearon lo que pudieron y más. Tita denunció que en su casa de Madrid hubo un extraño robo y los ojos se posaron en sus más cercanos. Después vino el tira y afloja por un cuadro, más denuncias. Posteriormente, Borja reclamaría parte de su herencia paterna y, para entonces, Hacienda ya les seguía los paso. Entraron en barrena.
La viuda de Heini Thyssen pidió amparo a Mariano Rajoy, no le parecía justo tener que hacer frente a tantos impuestos, pero el presidente no escuchó, y si escuchó, no hizo caso. Y Tita y su hijo emprendieron el camino del exilio hacia Andorra. Sin embargo, parece que Borja puso una fecha de entrada en el país que no cuadra a la Fiscalía de Delitos Tributarios de Madrid y de ahí que pidan para él dos años de cárcel y el pago de 1,2 millones de euros por el dinero percibido en concepto de exclusivas en el 2007. Borja asegura que esas cantidades las ganó estando ya afincado en Andorra pero al ente económico no le cuadra y las sitúa como obtenidas cuando vivía en España.
No habrá navidades blancas para Tita y Borja. Ambos están muy preocupados por el problema con Hacienda. Dicen que se reunirán en Londres, seguramente sí, como ya hicieran este verano cuando surcaron las aguas del Mediterráneo en compañía de amigos. No obstante, las caras que presidirán la mesa de Nochebuena serán tristes y largas. Se arrepienten del comportamiento en el pasado porque les ha deparado un futuro incierto. Es el resultado del Thyssen versus Thyssen. Y Blanca como testigo privilegiado de todo lo que ocurre. Se cumplió la peor pesadilla de Carmen Cervera. Y para acabar en modo Piqué, ¡Blanca, contigo empezó todo!
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