Mila Ximénez ha tocado fondo. Las consecuencias que la boda de Belén Esteban ha tenido para ella se han convertido en la gota que ha colmado el vaso. La colaboradora ha anunciado que ha perdido la ilusión y que esto le obliga a tomar medidas drásticas. Hace tiempo que camina sin fuerzas y ha estallado. Su grito de guerra: “No puedo más”. ¿Qué ha pasado? Te lo contamos todo a continuación.
Mila, hundida emocionalmente
> Fue ayer cuando Mila Ximénez reventó y expresó: “No me siento libre para hablar de Belén Esteban. Y aunque me calle, saldrá lesionada”. La colaboradora fue más allá al revelar que esta circunstancia la sufrían otros compañeros: “Hay gente a la que no le compensa enfrentarse a Belén”. Sus palabras reflejan muy claramente que hay compañeros que no osan contradecir a la rubia por miedo a represalias. ¿Hasta dónde llega el poder de la Esteban en Sálvame? ¿Tiene una posición de fuerza en el programa? La Ximénez cuenta que cuando algo le pasa a Belén, el ejército belenista de Sálvame cierra filas en torno a ella.
Mila ha afirmado que en la boda de marras se enteró que Belén le había dado la información relativa al contencioso con Toño Sanchís con cuentagotas. La colaboradora reconoce que se lanzó en tromba sin ver los documentos a los que otros compañeros sí tuvieron acceso. Es el caso de María Patiño, Gema López y Antonio Rossi. Lo sucedido ha hecho ver a Mila Ximénez que la rubia no confía en ella. También ha revelado que Belén, como amiga, sí le vale la pena. En cambio, como personaje, no: “En el tsunami que provoca Belén, ella es la única que sale beneficiada y el resto salimos perjudicados”.
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Mila anuncia su retirada
> Veinticuatro horas después de sus confesiones sobre Belén, Mila Ximénez ha confesado que está sin fuerzas: “Creo que he tocado fondo en el programa y necesito irme para volver a tener ilusión en la vida”. Indudable que la colaboradora es una de las piezas claves de Sálvame, y eso es por su entrega. Es de las que se inmola por el espectáculo. Sin embargo, tanta entrega ha hecho que se quede sin pilas. Su vida ha cambiado. Se mete en casa a las ocho de la noche y se va a su habitación. No tiene ganas de nada. Lo único que la motiva es la idea de “desaparecer un tiempo. Necesito irme para volver a ilusionarme”.
Sálvame es un programa muy duro. De los colaboradores depende el éxito del mismo. Hay que remar y aportar, y esto es lo que lleva haciendo Mila Ximénez desde que entró. No obstante, se siente sola, no encuentra demasiados apoyos entre sus compañeros.
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La depresión de Mila
> Una de las señas de identidad de Mila Ximénez es su vehemencia. A veces, hasta sobrecoge cuando se lanza en tromba. Esto es algo que quizás haya provocado distancia con otros integrantes de Sálvame. Esto agota a la colaboradora, que defiende que no se come a nadie y que es buena compañera.
Como primera medida, Mila se va de vacaciones. Será entonces cuando medite a fondo sobre si su retirada de la televisión será definitiva o bien un impase para recargar pilas. En estos momentos, le gustaría vivir cerca de su hija para disfrutar de sus nietos. Alba y su familia radican en Ámsterdam. Si quiere, puede hacerlo. Ha ganado lo suficiente para retirarse y vivir sin sobresaltos.
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El alto precio que se paga por trabajar con Belén
> En cuanto a la forma de ser de Belén, Mila ha revelado que durante su enfermedad “hemos aguantado carros y carretas”. Se refiere a la época en que la rubia estaba enganchada a las drogas. De hecho, Kiko Hernández estalló contra ella haciendo alusión a ciertas sustancias que tomaba. Y eso que Kiko la adora y siempre se bate el cobre por ella. Sin embargo, la Esteban, entonces, no tenía control y eso hacía que su estado de ánimo fuera una noria.
Apoyar a Belén puede salir muy caro. Mila Ximénez ha expresado que tuvo que pagar sesenta mil euros a Carmen Lomana por meterse en una cuestión entre la Esteban y la glamurosa celebrity a propósito del peso de Andrea Janeiro. Sin duda, Mila está harta de tener que cerrar filas alrededor de su compañera cuando tiene un problema. Sobre todo, cuando se trata de cuestiones en las que está vendida porque no tiene la información suficiente.
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