No corren buenos tiempos para doña Sofía. Sobrepasada la barrera de los ochenta, la reina no goza de tranquilidad. Quién hubiera dicho que el otoño de su vida iba a resultar tan convulso. La familia se desangra y ella está en el medio. Doña Letizia sigue siendo fuente de problemas. Por no hablar de las infantas, Elena y Cristina, a quien su madre reivindica constantemente. Por si todo esto no fuera suficiente, la reina Sofía ha sufrido un durísimo golpe anímico. ¿Qué ha ocurrido? Te lo contamos todo a continuación.
Una unión inesperada
> Lo de don Juan Carlos y doña Sofía ha sido una guerra constante. Lo suyo nunca ha funcionado porque el rey emérito es muy de amigas. Por su parte, la reina entiende el matrimonio como una cosa de dos. Ciertamente, el coste personal para doña Sofía ha sido mucho. Intentó escapar pero tuvo que regresar. Fue su madre quien le recordó que las reinas no huyen, asumen su destino por más terrible que sea.
A pesar de que nunca se han llevado bien, a doña Sofía no le ha gustado la jubilación que se ha impuesto a su marido. Cree que su hijo no ha sido justo. Una cosa es que el rey emérito haya dilapidado el rédito obtenido por sus escarceos personales y otra muy diferente no reconocerle los méritos logrados durante su reinado. A doña Sofía no le gusta la forma en que se ha borrado a don Juan Carlos de la foto. Esto ha hecho que el matrimonio se haya mostrado algo más cercano. El rey emérito ha agradecido a su esposa que haya sido la compañera ideal hasta el final del viaje.
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La terrible noticia que ha destrozado a doña Sofía
> El centro del universo de doña Sofía es la familia. Sigue tan unida a sus hermanos como cuando eran pequeños. Este vínculo lo fomentó su madre, Federica de Grecia, que sabía que, por su posición, Sofía, Constantino e Irene se necesitarían cuando la vida les pusiera la zancadilla. Pronto descubrieron que su madre tenía razón. Ocurrió cuando Constantino tuvo que abandonar el país. Se abolió la monarquía y se proclamó la república. Tino, Ana María y sus hijos se instalaron en Londres, donde permanecieron hasta que se autorizó su regreso Grecia. Constantino y Ana María se instalaron en Porto Heli.
Hace tiempo que existe preocupación por el estado de salud de Constantino de Grecia. Hace un par de años, las fotos que se tomaron por Navidad no dejaban lugar a dudas de que Tino no estaba bien. Pues bien, hace unos días, diversos medios griegos publicaron que se encontraba ingresado y en estado grave. Cuando doña Sofía conoció lo que pasaba, se derrumbó. Ella mejor que nadie conoce la realidad de su hermano. Se temió lo peor y dio orden de que le preparan el equipaje. Su rictus se contrajo y ni rastro de su eterna sonrisa. Mientras se hacían los preparativos, la reina pudo hablar con su cuñada, Ana María, que la tranquilizó diciéndole que todo estaba bien. Después habló con Constantino y la angustia desapareció.
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¿Quién y por qué inventó la mentira?
> La noticia sobre el grave estado de salud de Constantino de Grecia dio la vuelta al mundo. Se armó tal revuelo que la oficina de comunicación de la Casa Real Griega envió un comunicado para frenar el tsunami mediático que se había organizado: “Su Majestad el rey Constantino cuenta con buena salud y no está en el hospital como los tabloides han publicado. De ser así, se habría hecho un comunicado oficial desde su oficina”.
El susto para doña Sofía fue mucho. Y más si tenemos en cuenta que unas semanas antes había acudido a Porto Heli para celebrar el setenta y nuevo cumpleaños de su hermano. De la visita se supo porque Pablo de Grecia compartió una instantánea en redes sociales. En la misma aparecían la reina Ana María, el príncipe Nicolás, doña Sofía, Irene de Grecia y la princesa Theodora, que se encuentra inmersa en los preparativos de su boda. Estaba previsto que se celebrara este año pero no será hasta el próximo dado que hay mucho trabajo por hacer e imposible llegar a la fecha señalada.
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El feo de doña Sofía a don Juan Carlos
> Mientras doña Sofía se encontraba en Grecia festejando el cumpleaños de su hermano, el rey emérito ofrecía una pequeña fiesta de despedida. Consistió en una comida y, posteriormente, una corrida de toros. La reina emérita tuvo que escoger y lo hizo. Junto a don Juan Carlos estuvo la infanta Elena, la infanta Pilar, otros familiares y un grupo de amigos de lo más cercano.
Además de la inasistencia de doña Sofía hubo otra que dejó muy claro que don Juan Carlos está proscrito en Casa Real. Don Felipe no acompañó a su padre. Ni él, ni doña Letizia, ni Leonor y Sofía se dejaron caer por allí. El cordón sanitario alrededor de la infanta Cristina se ha extendido también a don Juan Carlos. Le consideran una presencia incómoda que contribuye a la mala imagen que algunos tienen de la monarquía.
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