Hace cinco años que doña Letizia se convirtió en reina consorte pero no consigue el aprobado popular. Ella creía que las cosas mejorarían a fuerza de elegancia y sonrisas. Sin embargo, no consigue ser aceptada. Esto es algo que la desespera y se ha convertido en motivo de desvelo. Pues bien, en su peor momento, doña Sofía le ha enviado un contundente mensaje: “La reina soy yo”. ¿Qué ha pasado? Te lo contamos a continuación.
Una periodista en la corte de Isabel II
> Don Felipe y doña Letizia viajaron a Londres. ¿El motivo? Que la reina Isabel II invistiera al rey como Caballero de la Muy Noble Orden de la Jarretera, la máxima distinción que concede la monarquía británica. Llamó poderosamente la atención el look escogido por la reina, firmado por Cherubina, que recuerda en mucho al vestido lucido por Victoria Beckham en la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio.
Según algunos, doña Letizia no es demasiado bien acogida en la corte de los Winsord. Los medios británicos han destacado la frialdad de Kate Middleton para con la esposa de don Felipe. Ni la saludó ni le hizo la reverencia cuando se encontraron en la capilla de San Jorge. Todo lo contrario ocurrió con Máxima de Holanda, con quien la duquesa departió entre risas cómplices demostrando la buena sintonía que las une. Se da la circunstancia de que Kate se lleva muy bien con la archienemiga de Letizia, Marie Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia.
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Sofía a Letizia: ”La reina soy yo”
> Y mientras doña Letizia no consiguió el aprobado en su segunda visita al Reino Unido, doña Sofía triunfó en su último acto. La reina acudió a la ceremonia y concierto de clausura de la Escuela Superior de Música Reina Sofía y fue recibida entre grandes aplausos. Por su parte, ella correspondió con sonrisas y estrechando manos. Sin duda, la madre de don Felipe allá donde va, triunfa.
Si algo amarga a doña Letizia es la preferencia de una gran parte de la sociedad por su suegra. Por más empeño que pone, la reina no consigue traspasar. En esto mucho ha tenido que ver su manera de ejercer, priorizando lo privado sobre lo institucional. Esa defensa a ultranza de su parcela de intimidad le ha pasado factura y ha hecho que algunos la hayan definido como una reina de ocho a tres. En cambio, doña Sofía, cada vez que acude a algún acto, envía un mensaje clarísimo: “La reina soy yo”.
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Peligra el veraneo real
> Si algo disgusta a doña Letizia de sus obligaciones es tener que pasar días en Palma de Mallorca. Tal era su testarudez que hubo que firmar un compromiso en el que se establecían los días anuales que los reyes debían estar en la isla. Si el tiempo pactado se alarga, doña Letizia da la espantá. Ya lo hizo cuando se hablaba de divorcio real. Don Juan Carlos pidió a su hijo que se quedara un par de días más y Letizia se marchó dejando en Marivent a su marido y sus hijas.
Una de las cosas que más odia doña Letizia de Palma es el ser observada. Durante años, los reyes y sus hijos han sido habituales de la isla y se han dejado ver en las regatas, paseando por la isla o en el Club Náutico. Esto no complace a la reina, que expresó con hartazgo a una periodista: “¡Tú crees que esto son vacaciones!”. Al final consiguió imponerse y los reyes ya disfrutan de descanso estival privado y exclusivo.
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Las infantas Elena y Cristina, al ataque
> El mayor deseo de doña Sofía es poder disfrutar de sus hijas y nietos en Marivent. Todo indica que las infantas Elena y Cristina están por darle el gusto a su madre. Así las cosas, en Casa Real están sopesando la posibilidad de que la infanta Cristina regrese a Palma. Una vez readmitida en la familia no hay nada que lo impida. Eso sí, no puede coincidir con don Felipe y doña Letizia. En este sentido, el cordón sanitario continúa a nivel público y privado.
Cada vez más, don Juan Carlos y doña Sofía están mostrando su apoyo a Elena y Cristina. Los cuatro se muestran unidos y con un objetivo: plantar cara a doña Letizia. No les gusta su proceder a nivel familiar ni institucional. Es más, las infantas consideran que su cuñada está tirando por tierra el trabajo que su madre ha realizado durante estos años. Sin duda, las aguas no pueden bajar más revueltas.