Hace ya mucho que Mar Flores dejó de dar titulares escandalosos. Sin embargo, hubo un tiempo en que estuvo en boca de todos por sus relaciones sentimentales. Así fue la época más canalla de Mar contada por ella misma.
Soledad
“Siempre he sentido necesidad de un hombre a mi lado. Alguien con quien compartir las cosas, los sentimientos. La soledad me parece lo peor de este mundo”.
Afecto
“He buscado con todas mis fuerzas el afecto. Los sentimientos son mi verdadero punto débil. Es por ahí por donde se me puede captar con facilidad”.
Moda
“El mundo de la moda siempre me pareció frío y distante. Es un trabajo monótono, demasiado competitivo. Luchar por tu físico te vuelve neurasténica. Es una profesión muy falsa, donde no hay compañerismo”.
Bertín Osborne
“Bertín es capaz de manejar a las mujeres como le da la gana. A mí me cautivó y luego sufrí mucho”.
Carlo Constanzia
“La violencia podía acabar en pasión, en sexo. No sé. Tal vez no quería perderlo. No encuentro otra justificación”.
No sin mi hijo
“Tuve que pasar por la humillación de tener que demostrar que yo era una madre normal. Yo pensaba, ¡hasta a una puta le dan a su hijo! ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Fue una época en la que me sentí la mierda más grande de este mundo”
Mujer contra mujer
“Reconozco que tengo un concepto bastante bajo de las mujeres. La mayor parte no son independientes, aceptan cosas humillantes”.
La llamada de Dios
“En algún momento, creo que fue en la edad de la Confirmación, en el colegio, yo quise ser monja. Tendría 15 años. La verdad es que me duró muy poco”.
Alta suciedad
“No voy a entrar en detalles. Nunca lo he hecho ni lo haré. Pero vi demasiado. Comencé a asustarme. Chanchullos, líos económicos y políticos, todo mezclado. Está claro que el poder tiene un precio”.
Cayetano Martínez de Irujo
“Me pareció un muchacho que, aunque era buena gente, estaba totalmente traumatizado por su madre. Tenía problemas graves y, en la medida de lo posible, intenté ayudarle”.
Alessandro Lequio
“Los dos éramos, según él, víctimas incomprendidas. Y yo me lo creí. Pensé que era posible que de él se hablaran cosas que no eran ciertas porque sabía por experiencia que eso puede pasar”.
Fernando Fernández Tapias
“Había mucha diferencia de edad. Nunca salíamos a divertirnos o a tomar una copa. Todo era monótono. Sólo había cenas y más cenas, un café como mucho y a dormir”.
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