La sombra alargada de Diana de Gales que molesta e incomoda al Príncipe Carlos de Inglaterra

Parece que la Princesa de Gales, la inolvidable LadyDi sigue más viva que nunca, para dolor de cabeza de su viudo el Príncipe Carlos de Inglaterra. Su sombra sigue siendo alargada, no solo por el inmenso parecido del Príncipe Guillermo, sino por los continuos guiños que Catalina -que también se ha ganado el afecto del pueblo británico- hace continuamente a la madre de su esposo. Tanto es así que, incluso, han sido varias las ocasiones en las que ha lucido el anillo de pedida de su suegra, que le fue regalado el mismo día de su pedida de mano.

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El tiempo pasa volando y sus hijos, Guillermo y Enrique no quieren que el recuerdo de su madre acabe convirtiéndose en un mero recuerdo. Por eso, con motivo del vigésimo aniversario de su muerte, pretenden hacerle varios homenajes que, si nada falla, tendrán lugar a lo largo del próximo año. El Palacio de Kesington, donde Diana residió los últimos años de vida ya divorciada de su marido, será uno de los lugares escogidos para los actos conmemorativos. Entre ellos cabe destacar la exposición Diana: Her Fashion Story.

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Una exposición en la que se recogerán los veintiséis vestidos, lo más incónicos y memorables, que la Princesa triste lució durante su vida. Un recorrido por la evolución de una niña tímida e insegura que acabó convirtiéndose en una mujer segura de sí misma, de sus capacidades, de sus grandes cualidades y con una autoestima con la que consiguió pisar el cielo del glamour.

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Y es que fuimos testigos de su cambio. De como el tiempo limó su personalidad y también su aspecto físico. Del estilo infantil, con grandes lazos y ropas anchas, a un estilo de lo más sofisticado. Se llegó a comentar que sus modelos eran diseñados por ordenador (toda una vanguardia en la época) para evitar deslices incómodos. La máxima “mostrar pero no enseñar”. La comisaria de la exposición, ha declarado que “se trata de explorar la vida de una joven que tuvo que aprender rápidamente la normas de vestuario reales y diplomáticas, volviendo los ojos del mundo hacia la industria de la moda británica, hasta entonces desconocida”.