El cuatro de noviembre se apagó la sonrisa de Pitita Ridruejo. Su marido, Mike Stilianopoulos, fallecía tras luchar contra una larga enfermedad. Se acababa, así, una vida en la que habían permanecido juntos. Se fue el hombre que hizo feliz a una de las mujeres más carismáticas de la sociedad española. Siempre perfecta, apostó por el matrimonio y por la familia. Por eso ahora se enfrenta a los días más tristes, al acostumbrarse a no estar cerca de su marido, que además fue también embajador. Aunque fue incinerado al día siguiente de su muerte en el cementerio de La Almudena al día siguiente en un acto privado, fue el pasado jueves cuando se celebró un funeral al que acudieron amigos y conocidos.
Visiblemente afectada, Esperanza tuvo que ser sostenida por sus acompañantes para poder llegar hasta el coche que la llevaría hasta su domicilio. Y es que es innegable que Mike había sido uno de sus grandes apoyos. En los buenos y los malos momentos: «Para mí lo era absolutamente todo, mi media mitad, mi todo, el hombre más importante de mi vida», dijo a esta revista pocos días después de la defunción.
Será difícil volver a ver a la Pitita carnavalesca de hace algún tiempo. A la mujer con una fe incuestionable que, incluso, llegó a confesar haber sido protagonista de una aparición mariana, llegando a publicar un libro, La Virgen María y sus apariciones, donde hace un recorrido por todas ellas, desde la aparición de la Virgen del Pilar en Zaragoza, todavía en vida de María, hasta las más recientes, en vías de estudio por la Iglesia pero con gran devoción, como las de Garabandal, El Escorial o Medjugorge.