Es uno de los grandes misterios de la monarquía. Hablamos sobre la inmensa fortuna de don Juan Carlos y doña Sofía. Sobre la cuestión siempre ha existido un fuerte veto que solo en los últimos años se ha levantado un poco. Las cifras son de vértigo y eso obligó al rey emérito a dar un toque de atención para que no se escudriñara en ellas. ¿A Cuánto asciende la inmensa fortuna de don Juan Carlos y doña Sofía? ¿Cómo la han amasado? Te lo contamos todo a continuación. Sigue leyendo porque no tiene desperdicio.
El toque de atención de don Juan Carlos
> Don Juan Carlos montó en cólera cuando la revista Forbes cifró su fortuna en 2.000 millones de euros. Fue entonces cuando dio orden de enviar un mensaje a la prestigiosa publicación. Debió ser contundente porque jamás ha vuelto a aparecer el rey emérito en la lista de los monarcas más ricos. En el caso de don Juan Carlos, su riqueza no viene de cuna. De hecho, eso fue algo que jugó en su contra cuando se ennovió con doña Sofía. A la familia de la princesa griega, especialmente a su madre, le parecía poca cosa.
Los acérrimos al rey siempre han defendido que debido a que el dinero es algo que ha escaseado en su vida, es algo a lo que no da importancia. Tal como ha podido comprobarse, no es cierto. Don Juan Carlos quedó al descubierto cuando su amiga más especial reveló que quiso utilizarla como testaferro. Según Corinna, ponía y quitaba propiedades a su nombre a velocidad de vértigo.
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Contactos que favorecen el dinero
> Por su posición privilegiada, don Juan Carlos se codeó con los miembros mejor posicionados a nivel económico en su juventud. Fue en el internado suizo donde conoció al Aga Khan. El multimillonario ha sido un salvavidas para el rey cuando han ido mal dadas. De hecho, es el benefactor de la infanta Cristina, a quien paga unos treinta mil euros mensuales por trabajar en su fundación. La generosidad del rey de los ismaelitas es tal que la hija mediana de los reyes eméritos quiso trasladar su residencia a Portugal para estar más cerca de su protector.
Las monarquías árabes siempre han sido muy cercanas para don Juan Carlos y doña Sofía. Ellos empezaron a llenar su hucha cuando consiguió que España no fuera afectada por la crisis del petróleo de los setenta. Tan contento quedó Franco, que gustoso le dijo que se quedara con un porcentaje por cada barril importado. Los monarcas árabes también han sido generosos cuando el rey les ha solicitado dinero para consolidar la monarquía en España. Cientos de millones de dólares de los que no existe rastro.
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Doña Sofía y el club de los poderosos
> Doña Sofía no es ajena a la fortuna de su marido. De hecho, una parte de la misma ha sido para ella. A pesar de que huye de la pomposidad, su vida está llena de lujo. No se priva de hacer costosos viajes acompañada de su círculo más íntimo. También se habla de que tiene varias propiedades a su nombre, así como cuentas corrientes más que saneadas.
Hace un par de años, la reina dijo adiós al Club Bilderberg, al que algunos definen como el gobierno en la sombra. Solo unos cuantos tienen acceso. La agenda a tratar en las reuniones es un misterio pero lo que sí se sabe es que allí puedes codearte con los más poderosos. Por tanto, las oportunidades de tener información privilegiada son muchas. El relevo de doña Sofía lo ha tomado su nuera. (Imagen: Casa Real)
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La generosa Corte de Juan Carlos y Sofía
> Siempre se ha dicho que don Juan Carlos y doña Sofía no tuvieron corte. Que renunciaron para no tener problemas. La propia reina ha manifestado que nunca quiso damas de compañía porque la experiencia vivida por su madre le hizo ser contraria a ellas. Sin embargo, Zarzuela ha acogido a un buen número de empresarios dispuestos a satisfacer los caprichos de los reyes.
El fallecido Ruiz Mateos explicaba que llegaba a Zarzuela con un maletín cargado de dinero que entregaba al rey. El caso de Mario Conde traspasó fronteras. Llegó a tener tanto poder que era quien hacía y deshacía en palacio. De hecho, se encargó quitar y poner jefes de la Casa Real que no eran de su agrado. Los Albertos son conocidos por su generosidad con don Juan Carlos, a quien han costeado cacerías y otras escapadas tan solo al alcance de unos cuantos mortales.
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