Lo que prometía ser un día especial se ha convertido en una jornada agridulce para Victoria Federica. La joven ha sido víctima nuevamente de la mala relación que existe entre sus progenitores. La situación entre la infanta Elena y don Jaime de Marichalar se está volviendo insostenible a pesar de que su contacto es cada vez menor.
Un matrimonio acabado que sigue dando que hablar
> Con una de las ciudades más románticas del mundo como escenario, así se conocieron doña Elena y Jaime de Marichalar. Sin embargo, aunque la histórica universidad de la Sorbona, donde estudiaron un curso de literatura francesa, fue testigo de sus primeros cruces de palabras y miradas, no fue hasta pasado un tiempo cuando ambos empezaron a salir gracias a unos amigos comunes. La hija mayor de los Reyes de España y el aristócrata vivieron su relación con total discreción. Algo que cambió por completo cuando la Casa Real anunciaba su compromiso. Desde aquel mes de noviembre de 1994 se convirtieron en auténticos protagonistas de los flashes. Sin quererlo tiñeron las noticias de realeza de un tono rosado del que hasta entonces carecían. Aquella pedida de mano fue un acontecimiento social. También lo fue su multitudinaria boda, la primera celebrada en España desde la de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
Con Sevilla como testigo de excepción, doña Elena y don Jaime se dieron el «sí, quiero» en la catedral de la capital hispalense. Allí congregaron a familiares, amigos y representantes de las distintas casas reales de toda Europa. Ya convertidos en marido y mujer, los duques de Lugo se trasladaron a Francia durante dos años. Después aterrizaron en Madrid. Ya dentro de nuestras fronteras formaron una familia con la llegada de sus dos hijos: Felipe Juan Froilán de Todos los Santos y Victoria Federica. Pero todo saltó por los aires a finales de 2007. Fue ahí cuando anunciaron el cese temporal de la convivencia. Desde entonces hacen vidas separadas y su relación es distante. Algo que ahora ha quedado más patente que nunca. Te lo contamos a continuación.
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Un gran día que se vio empañado
> El poco contacto que doña Elena tiene con su exmarido se debe a sus hijos. Solo hablan por asuntos relacionados con los jóvenes, con sus decisiones de futuro, sus estudios… Y es precisamente esto lo que ha hecho que la hermana mayor de Felipe VI y el consejero de Loewe vuelvan a reencontrarse. Victoria Federica ha hecho su debut en un acto social y sus padres no han querido perderse la cita. Así, ambos se desplazaban a Sevilla, una ciudad con gran significado para ellos, para disfrutar en primera persona de una de los días más importantes de su niña. Vic, como la llama su círculo, ejercía de radiante madrina de honor de la XXXIV Exhibición de Enganches. Un debut en el estuvo acertadísima y muy elegante con un vestido firmado por Enrique Rodríguez Hidalgo, zapatos de Manolo Blahnik que compró con su padre días atrás, y mantilla blanca como manda la tradición.
Sin parar de sonreír, Victoria Federica prestó especial atención a sus padres, que disfrutaron como nadie de este acto. Pero aunque se esperaba que ambos se sentaran juntos y compartieran impresiones, finalmente no fue así. La duquesa de Lugo ocupó un palco de la Maestranza con algunos altos cargos del coso. Para ella tuvo unas bonitas palabras el speaker del acto, el vicepresidente del RCEA, Ramón Moreno de los Ríos. «Gracias por fomentar su vocación de sevillana a su hija Victoria Federica y animarla a inaugurar su mayoría de edad, como es tradicional, con una mantilla blanca española en un acto tan clásico y tan nuestro como es esta Exhibición», le decía. En otro lado, discreto y muy pendiente de la protagonista de la jornada, Jaime de Marichalar junto a su hermano, Amalio de Marichalar, la mujer de éste, Amalia del Corral y la condesa viuda de Luna. Descubre lo que pasó después de este momento.
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Las continuas discrepancias entre doña Elena y don Jaime
> Doña Elena y don Jaime nunca han querido ser amigos tras su separación. Se han esforzado por tener un trato cordial pero el tiempo ha hecho que cada vez quede más claro que la relación entre ellos está más que rota. Es cierto que ha habido algún momento de acercamiento como cuando ella fue a ver al hospital a su exsuegra, Concepción Sáenz de Tejada. Pero este bonito gesto que todos los Marichalar agradecieron no hizo que la balanza cambiase.
A lo largo de estos años han tenido muchas discrepancias. Casi todas han girado alrededor de la formación de sus hijos y de su régimen de visitas. «Jaime se llegó a quejar en alguna ocasión de la flexibilidad con la que la infanta Elena se tomaba el horario de entrega de los niños, que desde el principio de la separación han vivido con ella”, recoge Vanity Fair. Pero ni siquiera el hecho de que Froilán y Victoria Federica sean ya mayores de edad y, pro tanto, tomen sus decisiones, ha hecho posible que firmen la paz. De hecho, estos días en Sevilla han hecho lo imposible por no coincidir. Han evitado a toda costa hasta el saludo cordial. Ambos se han desplazado a la capital hispalense por el mismo motivo pero han vivido el gran día de su niña, y los momentos previos y posteriores, de una manera muy diferente. Descubre a continuación el origen de esta tensa situación.
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Las declaraciones que han hecho que todo salte por los aires
> A la primera hija de don Juan Carlos y doña Sofía parece no hacerle mucha gracia la relación que tiene su exmarido con la prensa en los últimos tiempos. Siempre ha sido un hombre discreto, pero hace solo unas semanas concedía unas declaraciones a la periodista Carmen Duerto en las que hablaba abiertamente de su vástagos. También dedicó un tremendo zasca a la madre de estos. «La infanta quería que Victoria terminase sus estudios en Inglaterra, pero yo me opuse. Con tres años me parecía que ya estaba bien. Era excesivo y yo quería estar con mi hija”, aseguraba el aristócrata.
Unas revelaciones con las que doña Elena puso el grito en el cielo. Y es que, a pesar de su condición social, nunca le ha gustado que se hable de ella. Por supuesto, tampoco de los suyos. Su relación con la prensa ha sido muy difícil desde bien joven. De hecho, a sus 55 años sigue sin aceptar que su apellido la convierte en un reclamo para los flashes. Hace escasas semanas se producía el último altercado de la infanta con los profesionales de la comunicación, a los que calificó de «gentuza» y «coñazo». Una actitud deplorable que la ha puesto en el disparadero.