Parecía que atravesaba una etapa inmejorable, un momento de esos en los que no se le puede pedir más a la vida. Sin embargo, la sonrisa de Carlota Corredera esconde en realidad un auténtico drama. Tras esa imagen de mujer segura de sí misma se encuentran miedos que la vuelven a acompañar desde hace unos meses. A la gallega le toca enfrentarse nuevamente a los fantasmas del pasado.
La transformación de Carlota Corredera fue una de las más bestiales que hemos visto en la televisión. La presentadora de Sálvame perdió más de 60 kilos gracias a la doctora Dolores Saavedra. Esta profesional la recomendó seguir el famoso método Pronokal, que se basa en una dieta que reduce todo lo posible el consumo de hidratos de carbono y grasas. Sin duda, los grandes esfuerzos de la gallega dieron sus frutos. Su nueva talla le aportó plenitud y seguridad en sí misma.
Sin embargo, con el paso del tiempo esos efectos son cada vez menos notables. Muy a su pesar, Carlota ha ganado algo de peso. Ella insiste en que está comprometida con llevar una alimentación saludable. Pero tras ser operada de un quiste hace unos meses, su vida frenó en seco y dejó un poco de lado esa operación biquini que ella se ve obligada a hacer todo el año. Así, la compañera de Jorge Javier Vázquez y Paz Padilla ha recuperado algunos de los kilos que perdió. Algo que no le está resultando nada fácil de encajar.
La curiosa petición de la presentadora
Acostumbrada ya a usar una 44, ahora cuando Carlota se ve en la pequeña pantalla no está del todo contenta. Es habitual sacarse fallos, pero la periodista está empezando a ser muy cruel consigo misma. «El mayor miedo de una persona que ha estado tan grande es volver a estarlo”, reconocía. Así, no le hace nada de gracia ver que está deshaciendo el largo recorrido andado. Con el objetivo regresar a su peso ideal, se ha puesto en manos de profesionales. Pero hasta que ese momento llegue, y con el fin de minimizar el impacto que siente al verse ahora, ha impuesto unas duras exigencias al equipo técnico de Sálvame.
Los encargados de filmar las imágenes del exitoso programa tienen órdenes de cambiar los ángulos desde los que graban. Ha pedido que los planos que se tomen de ella sean siempre frontales. De este modo, la de Vigo se asegura que los volúmenes se disimulen. Un efecto óptico que supone para ella un alivio en este duro trance. Evitar los tiros de cámara que no le favorecen la ayuda a sentirse mejor.