Siempre juntos, así se mostraban Belén Esteban y Toño Sanchís. Ella, la famosa, y él, su manager. Una relación a prueba de bombas que ha acabado en el juzgado por una denuncia donde la rubia reclama a su ex representante más de 400.000 euros. Así ha sido su historia de amor y odio.
Amador Mohedano era el representante de Belén Esteban cuando Toño apareció en su vida. La rubia se deshizo de los servicios del hermano de Rocío Jurado en un plis, plas con acusaciones de que se había quedado dinero que le pertenecía.
Belén Esteban no se cansaba de repetir que Toño era como un hermano para ella. Incluso reveló que había dado indicaciones legales para que fuera él quien se ocupara de su hija en caso de que a ella le pasara algo.
La vida de Toño era una prolongación de la Belén. Siempre junto a su representada tanto en lo profesional como en lo personal. Ella le consultaba todo y confiaba en él ciegamente. El manager, por su parte, en público sacaba las uñas para defenderla de cualquier ataque.
Belén fue una de las que más se alegró cuando Toño anunció boda con Lorena. Estuvo invitada y regaló a los novios una luna de miel en África. Su protagonismo fue exagerado, a decir de algunos asistentes. Sin embargo, el manager aseguró que poco había figurado para lo mucho que representaba para él.
Fue Toño Sanchís quien manejó la crisis matrimonial de Belén y su marido. Ejerció de portavoz y fue el artífice de que el camarero se sentara en el Deluxe para pedir perdón. Mientras tanto, su representada aplaudía encantada como el manager dirigía la orquesta.
Por más representados que tuviera, Belén tenía que ser la primera. De ahí que Toño siempre apareciera en la foto. Entonces, a ella no le molestaban sus ganas de protagonismo porque le daba un papel principal.
Empezó a sorprender que Toño no apareciera al lado de Belén y llegó la confirmación de que habían roto. Desde entonces, ha empezado un cruce de acusaciones que incluyen temas personales.
El enfrentamiento ha hecho que el manager revele que su ex representada tiene un carácter de mil demonios, que se cree el ombligo del mundo y que todo el mundo tiene que bailarle el agua.
Belén acusa a Sanchís de cierta querencia a la vida nocturna y apuntó a Susanita y otras más que podrían salir. También reconoció haber estado ciega y hacer caso a todas y cada una de las indicaciones que le dio incluso en detrimento de sus familiares.
Toño y Belén ya se han visto la cara en los juzgados. Es mucho lo que está en juego y nadie sabe quién saldrá vencedor. No sería extraño que ambos, cada uno a su manera, perdieran. Hacienda ya sobrevuela sus cabezas tras hablarse de ingresos injustificados.