Corren tiempos difíciles para Carlos Navarro. El catalán, que se hizo famoso por participar en la segunda edición de Gran Hermano, no consigue levantar cabeza. Todo lo contrario, cada vez está más hundido y se ha sumergido en una peligrosa espiral en la que difícilmente va a encontrar una saluda. Tras ver cómo su familia se resquebraja, ahora tiene que hacer frente a un complicado momento. Una jueza le ha imputado varios delitos que le alejan para siempre de su ex y sus dos hijos.
Una historia que ya empezó estando abocada al fracaso
> Cuando en 2001 fue seleccionado para entrar en la segunda edición de Gran Hermano, no se podía imaginar lo que cambiaría su vida. Carlos Navarro era consciente de que estaba saltando sin paracaídas la mundo mediático. Sin embargo, aquel reality fue para él tan dulce como amargo. En él conoció a Fayna Bethencourt y se enamoraron locamente. Pero un cuestionado comportamiento le obligó a abandonar la casa. Ahí es cuando empezó a sobrevolarle la sombra del maltrato.
Es cierto que aquella expulsión disciplinaria se quedó en agua de borrajas. Fayna y él iniciaron una relación juntos al terminar el concurso e incluso formaron una familia. Sin embargo, el fuerte carácter de él le ha metido en un sinfín de polémicas y problemas. Lo que no se esperaba el catalán es que con ese temperamento se cavaría su propia tumba. Y no porque los medios ya no cuenten con él para sus tertulias sino porque su familia se ha roto. No hay vuelta atrás. A pesar de estar desesperado, ha recibido el mazazo definitivo.
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La decisión sin vuelta atrás de Fayna
> Todo estalló por los aires en 2017, cuando su tóxica relación llegó a su fin. Pocos meses después, en enero del siguiente año, Carlos Navarro era detenido por violencia machista como presunto autor de delitos de coacciones en el ámbito familiar, maltrato, amenazas y vejaciones injustas. En ese momento, Fayna explicaba que no era la primera vez que se enfrentaba a una situación tan desagradable y que anteriormente había retirado denuncias por pena. Pero ya era distinto y decidió ir a por todas.
«Está denunciado por coacción. Ha venido a ver a sus hijos y ha tenido unos comportamientos deleznables, por lo que yo he tenido que acudir otra vez a la ley. Se ha dedicado a amenazar a la persona con la que yo estoy ahora mismo. Ha tenido un comportamiento punible y yo he acudido a la ley. Acudiré las veces que sea necesario», aseguraba Fayna en una entrevista concedida en El Mundo. Pero lo peor estaba aún por llegar…
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El momento que pensaba que nunca llegaría: cita con la justicia
> Tras aquel desagradable episodio, según recogen varios medios, Carlos se encuentra en libertad provisional. Tiene su residencia fijada en Barcelona y tiene prohibido cautelarmente comunicarse o acercarse a su ex pareja y a sus hijos. Pero la historia no acaba ahí. A raíz de aquello se inició una investigación cuyos datos se arrojan ahora. Canarias7 indica que al catalán se le imputan tres presuntos delitos de maltrato habitual, un delito continuado de amenazas, un delito leve de amenazas y un delito continuado de vejaciones injustas.
«Durante la relación matrimonial con la denunciante la golpeó dándole puñetazos y patadas, llegando a ponerle un ojo morado», recoge el auto, notificado esta misma semana y publicado por el citado medio. Además, la instructora del caso asegura que estos episodios se habrían producido en presencia de los dos hijos de la pareja, ambos menores de edad. «Ellos también han sido objeto de continuas vejaciones por parte de su padre. Además, cuando se enteró de que Fayna había rehecho su vida, comenzó a llamar a sus hijos hasta en 56 ocasiones en solo 48 horas con el fin de controlarla a ella”.
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Las primeras palabras de Carlos Navarro: una reacción inesperada
> Desde Cotilleo.es nos hemos puesto en contacto con el protagonista de esta truculenta historia. Queremos conocer en primera persona la reacción del que fuera tertuliano de televisión ante esta letal decisión judicial. También hacernos eco de la reacción del Yoyas ante este duro trance que está atravesando. Y es que, si la Fiscalía presenta cargos, se sentará en el banquillo de los acusados en una vista oral.
«¿Qué me ha imputado? No, no, no. Si no se ha celebrado ningún juicio todavía. Muy mal, ¿quién ha dicho eso? Eso no es así y el que lo haya publicado va a tener un problema. Eso es un error, no sé de dónde sale eso. En fin… es igual. Yo no he recibido ninguna notificación. De todos modos, van a destiempo y no están muy informados con esa noticia. Yo te aconsejo que no publiques nada al respecto. Esta gente puede que tenga algún problema legal, porque no se pueden publicar cosas que no son…», decía antes de colgar el teléfono sin más dilación.
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La desesperación del que ha perdido todo
> Durante estos últimos doce meses, Carlos ha intentado por todos los medios recuperar la vida que tenía antes. “En la soledad de mi habitación había un ganador discutiendo con un perdedor. El problema es que sólo estaba yo. No sabía si hacerle caso a mi cabeza o escuchar a mi corazón, si tirarme a la vecina o tirarme por el balcón», aseguraba en un vídeo en el que recurría a la poesía para expresar sus sentimientos.
Además, haciendo uso nuevamente del verso, aprovechaba para hacer un llamado desesperado a sus hijos, a los que echa de menos. «Vuestro presente, mi futuro. Mi eterno sueño, vuestra eterna pesadilla. Vuestro ser, mi vida. Vuestra sangre, la mía. Vuestros corazones, mi familia. Vuestras penas, mis espinas. Vuestras vidas, mi alegría. Valoradme y no me juzguéis. Vivid y no me olvidéis. Pero soportad sin dolor la enorme frustración de hablarme y que no conteste, de abrir los ojos y dejar de verme, de vivir y no tenerme. De vuestro padre que os quiere», decía.