Mila Ximénez es, sin duda, una de las colaboradoras más guerreras de Sálvame. Mila no se calla, Mila dice las cosas a la cara y a Mila le importa bastante poco lo que opinen los demás sobre ella. Sin embargo, hace unos meses pudimos ver el lado más sensible de Mila en Sálvame, y no fue con sus compañeros. Una perrita llamada Pizca consiguió robarle el corazón a la colaboradora. Sin embargo, un pequeño contratiempo ha hecho que Mila vuelva a tener el corazón roto. Os contamos todos los detalles a continuación.
Una mujer con carácter, pero también sensible
> Mila Ximénez es una colaboradora terremoto. Su fuerte carácter hace que día sí y día también tenga fuertes broncas con muchos de sus compañeros de Sálvame. La ex de Manolo Santana no se muerde la lengua y suelta por la boca todo lo que piensa sin pararse a pensar en cómo pueden sentar sus comentarios. Sin duda, es uno de los miembros del cortijo de Jorge Javier Vázquez que más enfrentamientos ha tenido.
Sin embargo, Mila también es una de las personas que más reconciliaciones ha protagonizado. La colaboradora se enciende enseguida pero pronto se arrepiente de sus disputas. Es ahí cuando vemos su lado más sensible. Esa misma faceta que pocas veces nos ha mostrado en público pero que no pudo resistirse a compartir con toda la audiencia hace tan solo unos meses. Os contamos a continuación todos los detalles de uno de los momentos más tiernos que protagonizó Mila en el plató de Sálvame.
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La nueva ilusión de Mila Ximénez
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> El pasado mes de noviembre, Mila Ximénez comenzó a compartir su vida con Pizca. Mila conoció a la perrita en Sálvame gracias a la sección de Víctor Sandoval en la que buscaban un hogar para mascotas abandonas o rescatadas. «Quiero a Pizca. Si no la adoptáis, me la quedo», escribió Mila en sus redes sociales. Y dicho y hecho. Tan solo un par de días después, la colaboradora de Sálvame compartía una imagen de Pizca en su casa. «Ya está Pizca en casa. No podía dejar que se fuera con nadie. Hace un par de horas que la tengo y la amo tanto ya», escribía Mila.
Mila estaba ilusionada de darle un nuevo hogar a Pizca en el que estaba segura de que sería muy feliz. La perrita lo había pasado muy mal dado que vivía con una persona que sufría el ‘Síndrome de Diógenes’ y el ‘Síndrome de Noé’, lo que le hacía acumular basura y convivir con múltiples animales. Sin embargo, a pesar de la buena intención de Mila, la convivencia con Pizca no ha llegado a cuajar.
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Mila Ximénez, de nuevo sola
> Tan solo un par de meses ha durado la convivencia entre Mila y su perrita Pizca. Tal y como cuenta Jaleos, la conducta inapropiada de la perrita ha hecho que no pueda seguir viviendo con la colaboradora de Sálvame. «No fue una adopción, fue un acuerdo verbal entre ambas. Quisimos probar a ver cómo iban las cosas, pero Pizca no era una perra normal, sino que tenía muchos traumas y problemas, entre ellos el síndrome de Noé. Sufrió un maltrato constante y nunca llegó a ver la luz del sol», explica la propietaria de la protectora de animales a Jaleos.
Cada vez que Mila se marchaba a trabajar, la perrita no era capaz de quedarse sola en casa. «Mila tuvo un acto muy generoso y lleno de amor. Es la primera vez que vivía con una persona y ha aprendido mucho a raíz de ello», cuenta la propietaria de la protectora de animales. Sin duda, un duro revés para Mila, quien le había cogido un enorme cariño a Pizca. Y es que la perrita era una gran compañía para Mila, quien tiene a su hija Alba viviendo lejos.
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Mila, muy unida a su hija
> Alba Santana, la hija que Mila Ximénez tuvo junto a Manolo Santana, vive en Amsterdam. Sin embargo, Alba siempre intenta buscar algún fin de semana para estar con su madre. Durante sus visitas a España, Alba suele ir acompañada de la pequeña Charlotte. Cuando viajan a Madrid suelen alojarse en el apartamento que Mila tiene en el barrio de Salamanca.
El pasado mes de noviembre, Alba y su hija visitaron a la colaboradora de Sálvame durante unos días. Juntas disfrutaron de una divertida tarde de compras por Madrid. Un momento de desconexión en el que, sin duda, Mila dejó de lado durante unas horas todos los problemas que tiene en el trabajo. Y es que sus enfrentamientos en el plató de Sálvame son muy habituales.
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Los enfrentamientos entre Mila y Terelu
> La relación entre Mila Ximénez y Terelu Campos podría describirse como una relación de amor odio. Podría incluso hasta decirse que es bastante interesada. Las dos ‘amigas’ discuten, se enfrentan, se dicen de todo pero luego, de repente, hacen como si no hubiera pasado nada y dicen quererse mucho. En este último año, los enfrentamientos entre Mila y Terelu han sido originados por varios motivos.
La mayoría de edad de Alejandra Rubio levantó la polémica entre las dos colaboradoras. «Esto no fue un cumpleaños ni un regalo a Alejandra, es una barbaridad, lo que hiciste ayer con Alejandra es una barbaridad», le echó en cara Mila a Terelu. Otro motivo de discusión fue Carmen Borrego. Al parecer, la benjamina de las hermanas Campos no tenía un pensamiento muy bueno acerca de la pareja de María Teresa y así se lo hizo saber Mila a Terelu. Inmediatamente, Terelu salió en defensa de su hermana y ello le supuso un cara a cara con Mila.
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María Teresa arremete contra Mila
> El pasado mes de diciembre, Carmen Borrego le concedió una entrevista a Mila Ximénez en la revista Lecturas en la que relató lo duro que estaba siendo para su madre, María Teresa Campos, la enfermedad de Terelu. A la matriarca del clan Campos no le hizo ni gracia la entrevista que Mila le hizo a Carmen y decidió mandarle un mensaje a la colaboradora. «Ha sido un tiro en el alma que no lo he entendido», dijo Mila, asegurando que tuvo que leer cuatro veces el mensaje.
«He tomado la decisión de no trabajar más con vosotras porque siempre es un problema», sentenciaba Mila. No obstante, la colaboradora aseguraba que no iba a tener en cuenta la reacción de María Teresa porque la matriarca del clan Campos estaba pasando «un mal momento personal y profesional». A pesar de que Mila y María Teresa no trabajan juntas, quienes sí que lo hacen son Mila y las hermanas Campos. Parece que nada ha impedido que sigan viéndose las caras todas las semanas y haciendo planes fuera del horario laboral.