Así prepara su regreso a los escenarios Isabel Pantoja, rodeada de sus más fieles.

Isabel Pantoja ha aprendido la lección y sabe que la discreción es uno de los valores más grandes del ser humano. Es por eso que para su regreso musical, se ha rodeado de personas de toda su confianza. No quiere que la historia se repita y se hagan públicos planes antes que se materialicen.

En estos felices momentos, Isabel ha recurrido a los que siempre le han sido fieles. Por supuesto, su hermano Agustín, el más cierto en horas inciertas, los doctores que cuidan su salud, especialmente su garganta y cuerdas vocales, las modistas que diseñan y cosen los nuevos trajes que lucirá sobre los escenarios y, como asistente, su querida Celeste. Es en la presidenta de su club de fans en quien la tonadillera confía para que la acompañe en las galas y se ocupe de que todo esté a punto. Especialmente, su ropa, que debe estar impecable antes de salir a cantar.

1477558911_930033_1477559892_noticia_normal

Se equivocaron los que dijeron que Celeste había caído en desgracia y que Isabel Pantoja no quería saber nada más de ella. Esta discreta mujer, que ha rechazado cifras millonarias por hablar de la diva, sigue siendo un referente en el universo de la tonadillera y la presidenta de su club de fans más conocido, Buena suerte. Los Pantoja la adoran por su entrega y autenticidad. Por su parte, Celeste, lejos de subírsele el pavo, se muestra tan normal como siempre. Su única aspiración es trabajar.

El próximo 10 de noviembre, Celeste estará junto a Isabel en la presentación de su nuevo trabajo musical. Eso sí, ocupará un lugar discreto lejos de los focos. En cuanto al resto de integrantes del club de fans, todos están felices y muy contentos de volver a ver a su estrella sobre los escenarios. Se comprende. Han esperado tres años para reencontrarse con ella. Y tampoco lo han tenido fácil, ya que tras hacerse pública una información que aseguraba que habían comprado la cocina que la tonadillera estrenó en Cantora, fueron requeridos por el juez para justificar el origen de sus ingresos y la forma en que los gastaban. Toda una odisea que prefieren no recordar.