El empresario José María Gil Silgado acaba de salir de prisión tras dos años privado de libertad por un delito contra la Hacienda Pública. Gil Silgado estuvo más de un año en busca y captura por la justicia española hasta que finalmente fue detenido en Santo Domingo, extraditado a España e ingresado en la prisión de madrileña de Valdemoro.
El que fuera pareja de María Jesús Ruiz, ahora carga intensamente contra ella y la señala como culpable de gran parte de todo lo que le está pasando. Sin embargo, no es la primera vez que el jerezano monta en cólera contra la modelo, recordemos que cuando María Jesús decidió romper su relación con él mientras se encontraba en prisión, Gil Silgado escribió una durísima carta contra ella en la que la acusaba de mala madre y de conocedora de todos los movimientos irregulares que él mismo había cometido:
Me comunicó que ella y yo no teníamos nada que hacer, que ella tenía una nueva vida con otra persona, que le había hecho un contrato y que me dejaba. Esa noche volví a sufrir un infarto. Solo le pido que al menos sea mejor madre que pareja (que lo dudo) hasta que yo pueda estar en la calle y cuidar de mi pequeña personalmente».
José María acaba de salir de prisión, feliz, sí, aunque no tan fuerte de salud como esperaba, pues ayer mismo sufría otra fuerte angina de pecho, el eco y los achaques de los dos infartos que sufrió este año.
En una llamada de teléfono con Kike Calleja para el programa Sálvame, el ex presidiario se emociona y llora tímidamente al pensar en la hija que tiene con la ex Miss España, Alba, a la que nunca ha podido abrazar en libertad.
José María Gil Silgado se ha comprometido vía telefónica a dar una entrevista para el programa Sálvame. Desconocemos más datos y no sabemos si será una entrevista pactada con preguntas grabadas en algún lugar indeterminado de Madrid (a un almuerzo se refiere él en la llamada) o si directamente se le recibirá en el imponente plató del Deluxe con todos los honores y la alfombra roja que tanta pelusa suscitó en su momento a la medrosa Benito.
.
