El único hijo nacido del matrimonio entre Isabel Pantoja y Paquirri ha hecho una gran revelación durante su paso por Gran Hermano Dúo. En el reality, donde concursa junto a su mujer, Irene Rosales, se ha sincerado, sacando a la luz sus secretos más oscuros. Un gesto muy aplaudido por su familia y también por el público, aunque hay quienes aseguran que todo ha sido una estrategia para llegar a la final. Cabe recordar que el objetivo no es otro que ganar dinero y acabar con las deudas que podrían acabar con un terrible deshaucio de los Pantoja.
El lado oscuro de la fama
> Está siendo él mismo y no se está callando nada. Kiko Rivera está sorprendiendo a toda la audiencia de GH DÚO. Y no solo porque no ha abandonado a la primera de cambio como en otros realities sino porque está dejando que el público conozca su verdadera esencia. Así, se esfuerza por ganar votos mostrando sus virtudes pero también sus miserias y sus problemas. Es famoso desde la cuna y muchos quieren ser como él, pero en las conversaciones con sus compañeros de convivencia no oculta que eso también le ha reportado enormes problemas.
Además, hay especialmente uno que casi acaba con su vida. Kiko nos vende ahora una imagen de felicidad, pero detrás de eso hay muchos episodios oscuros con los que ha provocado grandes preocupaciones entre sus allegados, que en los últimos años no dejan de acumular desgracias. El Dj ha intentado guardar el secreto, pero como diría Fortu, su compañero de la casa, el obús ha explotado.
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Una experiencia que le ha cambiado
> Durante la emisión de GH Dúo: Límite 48 horas, Kiko se enfrentaba en directo a “la Curva de la vida”. Allí hizo a la vez que su esposa, Irene Rosales, un repaso por los momentos que han marcado su existencia. Y aunque la modelo también acumula desgracias hasta ahora desconocidas como el accidente que ha dejado incapacitado a su padre, es él quien se llevó todo el protagonismo. Kiko dejó a la audiencia, al presentador, Jorge Javier, y a todos los colaboradores, sin habla.
El menor de los Rivera se armó de valor y relató su episodio más desgarrador, ese que a punto ha estado de acabar con su vida. Algo con lo que ha tocado fondo y que ha supuesto un antes y un después para él y para la gente que le quiere. Kiko ha renacido de sus cenizas como el Ave Fénix, pero nunca será el mismo.
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Las dos mujeres de su vida, unidas en la adversidad
> Kiko Rivera ha superado una adicción a las drogas. Tal y como él mismo ha relatado, era consumidor “diario” de marihuana y hachís. También de cocaína. “Para mí ir a trabajar era pegarme una fiesta, no rendía en mi trabajo, no daba lo que tenía que dar. Todos los bajones que tuve en mi vida pensaba que podrían solucionarse con las drogas”, revelaba.
Este problema y su veloz pérdida de peso desencadenaron en él una depresión. Él no era consciente hasta entonces pero el suicidio de Avicii le hizo darse cuenta de que estaba siguiendo el mismo camino. Fue con la temprana muerte del famoso Dj cuando vio que acabaría como él si no ponía de su parte para remediarlo. Por suerte, su mujer y su madre no le dejaron espacio de maniobra. Ellas buscaron una solución y acudieron a un especialista. Ahí empezaron a ver la luz.
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Tocado pero no hundido
> En este acto sincero, Kiko dice que el proceso de rehabilitación no ha sido fácil. «En las primeras semanas tenía temblores, sudores fríos. Eso fue lo más duro. Pero también destaco el día en el que mi mujer llama a mi madre y le dice que yo tenía que hablar con ella», explicaba.
Este gesto de Kiko al contar toda la verdad es admirable. No tiene dobleces y quiere presumir de haberse salvado y de estar fuera de esa tóxica espiral. Es un hombre nuevo. “Hace un año y medio que estoy limpio. Me costó muchísimo. Gracias a dios lo he conseguido, aún sigo con el tratamiento y haciéndome mis pruebas, donde todos los que me quieren pueden ver que sigo bien», comentaba.
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Cantora, en peligro
> El Dj se ha quitado un peso de encima con esta revelación que ha calado hondo en el público. Kiko ha demostrado ser como el común de los mortales, un hombre que lucha por solventar sus problemas. ¿El último de ellos? El embargo de Cantora, el refugio de su madre, del que se hace eco Lecturas.
La finca, que perteneció al desaparecido Paquirri, está en esta terrible situación por las deudas de Kiko, copropietario, y también por las de Isabel. Así, tienen que recaudar casi 400.000 euros para salvar su propiedad más preciada y hacer que esta residencia siga siendo el hogar de la tonadillera.
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