Lo que la amiga de Bigote Arrocet esconde: amantes poderosos, negocios fracasados y batallas judiciales

La aparición de Gemma Serrano en las vidas de Bigote Arrocet y María Teresa Campos ha provocado una auténtica revolución. Las redacciones de medio país vivimos con intensa ansiedad cada una de las novedades que llegan a través de chivatazos, llamadas de teléfono y numerosos correos electrónicos. Todos quieren hablar de lo que, para muchos, es una trampa urdida muy a pesar de Edmundo y Teresa para que Gemma obtenga la popularidad buscada. Aunque es cierto que la joven conoce, incluso, a los hijos del humorista, me aseguran que nada es lo que parece.

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Porque Gemma tiene un pasado realmente agitado. Esta revista ha podido saber que, además de con Máximo Valverde, la empresaria ha mantenido encuentros con futbolistas y directivos de un conocido club de primera división. Me la describen como una mujer de desbocada pasión, entregada, romántica y con poderosa inteligencia. De hecho, es habitual verla bien rodeada, entre personas de la alta sociedad madrileña a bordo de su flamante coche, pues Gemma tiene un alto nivel de vida en el que también hay cenas en los mejores restaurantes de Madrid y vestuario opulento: «Es como una Sonia Monroy pero con más suerte y más inteligencia», me explica alguien que la conoce bien.

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Pero en la vida de Gemma no todo son artificios y felicidad. Hace unos años se enfrentó a una demanda por delito societario después de que el negocio de magnetoterapia -con sede social en el Barrio del Pilar en Madrid- que había ideado junto al futbolista José Luis Luna, acabara reducido a cenizas. Me explican que el ex de Lara Dibildos todavía no se ha repuesto del plantón que él y Pepe Herrero -el otro socio de la empresa- les dio cuando el barco empezaba a hundirse. La situación fue dramática y Gemma jugó bien sus cartas.