Isabel Pantoja está a punto de consumar su renacer. Será el próximo 2 de noviembre cuando presente su ultimo trabajo musical. Desde que empezó, hasta ahora, mucha tela que cortar. Repasamos las polémicas, decisiones y situaciones que han marcado su vida.
La muerte de Paquirri supuso un varapalo terrible para Isabel Pantoja. Estuvo un año encerrada en Cantora y apenas veía a nadie. Se quedó sin fuerzas para vivir y a veces pedía a Dios que la llevara junto a su marido. Solo la sonrisa de su hijo consiguió sacarla de su letargo y volver a respirar.
Isabel se rindió a las atenciones de Julián Muñoz y fue ahí cuando firmó su sentencia de muerte. Durante unos meses, la pareja acaparó la atención de los flashes. Paseaban del brazo por Marbella y cerraban tiendas para comprar libres de miradas indiscretas. De la felicidad pasó al llanto al ser imputada por blanqueo de capitales y entrar en prisión.
Poco imaginaba Isabel que su amistad con Encarna Sánchez fuera a ser objeto de comentarios, durante años, cuando la conoció. La locutora demostró desde el principio su aprecio por Isabel y no paró de promocionarla. Al final, Pantoja se asfixiaba y decidió poner tierra de por medio. El único recuerdo que le quedó de aquellos días fue María Navarro, a quien Encarna aconsejó que cogiera como manager.
El gran amor que Isabel sentía por su esposo no parece que fuera extensivo a los hijos que éste tuvo con Carmen Ordóñez. Desde que falleció el diestro, la viuda de Paquirri no ha transigido en entregar a Fran y Cayetano los trastos de torear que su padre les legó en testamento.
Tras su renacer, Isabel Pantoja quería unirse más a Juan Gabriel. Fue él quien le compuso el disco que significará su regreso musical el próximo 2 de noviembre. Juntos habían planeado que ella pasara más tiempo en la casa que él le construyó en Cancún. Al final, la muerte de El divo de Juárez no solo ha dado al traste con lo planeado sino que también la ha sumido en una tristeza que ha apagado un poco más el brillo de sus ojos.
El paso por prisión ha hecho que la tonadillera tuviera más tiempo para pensar. De ahí que cuando un familiar le comentara que debía abandonar algunas amistades, ella estuviera de acuerdo. En esta nueva vida que ahora empieza, Isabel no quiere a su lado a personas que comenten sobre ella en los medios. Quiere estar tranquila y no tener que medir las palabras por miedo a que caigan en oídos indiscretos.
“Nunca he sido cariñosa con la prensa”, reconoció en una entrevista Isabel Pantoja. Esa técnica le ha granjeado mucha enemistades en los medios de comunicación. No cabe duda que se ha equivocado al mostrar una actitud altiva y soberbia con los periodistas. Esperemos que en esta segunda oportunidad que la vida le ha dado se muestre más dulce y atenta.
Los problemas de comunicación que se han conocido entre Chabelita y parte de su familia materna han puesto a la tonadillera en el ojo del huracán. Y es que muchos no entienden cómo sabiéndolo, Isabel no tomó medidas en vez de meter la cabeza bajo el ala.
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