Rosario Mohedano ha afrontado sus días más aciagos. El horizonte de la sobrina de Rocío Jurado se tiñó de negro a principios de mes cuando, por sorpresa, recibió la llamada más amarga de su vida. Su marido, Andrés Fernández, había sufrido un brutal accidente de tráfico que podría haberle costado la vida. Apesadumbrada, muy temblorosa, consiguió saber que Andrés se había salido de la mediana mientras conducía una bicicleta con la que suele hacer rutas por las inmediaciones de su casa.
«Rosario Mohedano dio ordenes expresas a sus familiares más cercanos para que no comentaran este suceso entre sus conocidos»
Todo quedó en susto, pero el accidente resultó muy aparatoso. Andrés fue trasladado al hospital donde pasó varias noches en observación. Fuentes de total solvencia confirman a esta publicación que el empresario tuvo que ser operado de una lesión en el hombro y se le recomendó reposo absoluto. Aunque la operación fue un éxito, lo cierto es que Rosario se muestra realmente precavida. Ha querido llevar el asunto en la más estricta intimidad. Centrada en la música (el próximo día 25 presenta su nuevo trabajo en la Joy Eslava de Madrid), Rosario dio ordenes expresas a sus familiares más cercanos para que no comentaran este suceso entre sus conocidos. Tanto es así que, incluso, la cantante canceló varios compromisos que tenía adquiridos, salvo uno en Jaén al que tuvo que acudir para «evitar que la prensa especulara».
Rosa Benito, de madre y abuela
A su lado, inmóvil, tuvo la ayuda de Rosa Benito. La polemista ejerció de abuela y cuidadora. Fue ella la que se encargó, por ejemplo, de recoger a sus nietos del colegio para llevarles hasta su casa y disfrutar con ellos de unas jornadas difíciles y bastante amargas. Pasados los momentos más críticos, eso sí Rosa no quiso perderse la boda de José Ortega Cano y Ana María Aldón. No hizo lo mismo Rosario, que finalmente decidió no asistir al ágape para poder dedicar todo su tiempo a su marido, que se recupera favorablemente.