La infanta Cristina se equivocó, apostó todo al rojo y salió negro. Desde entonces, está apartada de la familia real. Ante sí, un panorama desolador. Su marido en prisión y ella muy tocada a nivel psicológico. Por si lo anterior no fuera suficiente, ha sufrido una grave humillación pública que ha sido la puntilla para una mujer que tuvo el mundo a sus pies y salió por la puerta de atrás de Zarzuela.
La hija de los reyes eméritos se ha quedado sola. Hasta su madre se ha distanciado de ella a petición de don Felipe. Doña Letizia no quiere ni escuchar su nombre, no le perdona los desaires del pasado. Tan solo le queda la mano amiga de su hermana Elena y la lealtad inquebrantable de los Urdangarín.
1Adiós, Infanta, adiós
A la infanta Cristina le hizo especial ilusión cuando le comunicaron que un hospital de Badajoz llevaría su nombre. Sin duda, todo un reconocimiento a su labor como miembro de la familia real. Sin embargo, el tiempo se llevó el rédito que tuvo durante años. Pasaba por ser una de las más cercanas del clan de los Borbones. Jamás hizo alarde de lujos en su vida. Parecía tan normal que hasta trabajaba.
El tsunami Noos acabó con los Urdangarín. Cristina y su marido fueron apartados de Zarzuela sin posibilidad de retorno. Ahora que Iñaki está en prisión, la infanta sufre como nunca el ostracismo. Exiliada de lujo en Suiza, Cristina ve la vida pasar casi sin apoyos. Dinero no le falta pero sí compañía. Y desde su atalaya dorada ha conocido que en Badajoz ya no la quieren. La junta de Extremadura ha tenido que atender a las muchas peticiones que solicitaban que el Hospital Infanta Cristina de Badajoz cambiara de nombre. El clamor popular ha sido atendido y la junta ha decidido que la hija de los reyes eméritos se vea borrada del centro médico, que ahora se conoce como Hospital Universitario de Badajoz.