Amaia de Operación Triunfo muestra su cara más déspota y hace llorar a sus seguidores en Port Aventura

Algo está pasando con Amaia. Ya no es la que era. O tal vez el paso efímero por la fama ha sacado a relucir su verdadera identidad. Es lo que piensan quienes se encontraron con ella el pasado lunes en Port Aventura. Amaia paseaba alegre con una amiga y se montaba en las atracciones más famosas del parque de atracciones. A su alrededor, miles de turistas hacían lo propio sin tomar consciencia de que estaban codeándose con una de las celebridades de nuestro país. Sin embargo, más de uno se percató de su presencia y se dirigió a ella con el único fin de mostrarle su afecto y poder inmortalizar el momento. No pudo ser. Los que lo intentaron se llevaron el bufido de la novia de Alfred que, de muy malas maneras, pidió que la dejaran en paz.

Amaia de Operación Triunfo muestra su cara más déspota y hace llorar a sus seguidores en Port Aventura

Insisten a esta publicación que Amaia de España tuvo una actitud soberbia, distante e incluso déspota con todos los que se acercaban para saludarle. A la estrella de Operación Triunfo parecía molestarle que la gente se mostrara efusiva con ella e intentaba separarles de inmediato. Ni siquiera los más pequeños, más susceptibles e indefensos, consiguieron reblandecer el corazón de la pamplonica. No hubo concesiones. El mensaje era claro. Amaia no estaba dispuesta a que nadie, ni los que le convirtieron en ganadora indiscutible del concurso de TVE, posaran con ella en una fotografía. Aseguran que más de uno acabó llorando ante el desplante categórico de su ídolo.

Otros escándalos parecidos

No es la primera vez que sucede algo similar. Cotilleo.es ya informó hace unos meses del comportamiento que Amaia mostró en Madrid. Acompañada de otros concursantes del programa- habían tenido durante una fiesta que tuvo lugar en el Parque de Atracciones de Madrid. Y es que, aduciendo a que estaban cansados y hartos de la presión, se negaron a hacerse fotografías con sus seguidores y acabaron abandonando las instalaciones del parque ante la sorpresa de todos los que, hasta el momento, habían seguido a sus ídolos de barro.