La sombra de Lady Di planea con fuerza estos días sobre el mundo debido a la boda de su hijo Harry y Megan Markle. Ha sido deseo del príncipe que su madre esté presente en un día tan especial para él. Sin duda, quiere rendirle un sentido homenaje. Algo que no es muy del agrado de los Windsor, para quien Diana se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza tras el divorcio con el heredero. Repasamos los momentos cumbre de Diana Spencer, la mujer que puso en jaque a la monarquía británica.
Diana Spencer era una joven inocente cuando el príncipe Carlos empezó a cortejarla. Sin apenas experiencia en las lides amatorias, Lady Di vio en el heredero al príncipe que la salvaría de las garras de la tristeza. Para ella, el divorcio de sus padres fue muy doloroso. El matrimonio de John Spencer y Frances Roche fue tormentoso, protagonizando sonadas peleas de las que fueron testigos sus hijos.
Carlos de Inglaterra mantuvo un escarceo con la hermana de Diana. Sarah Spencer no encajó bien la noticia de que el heredero hubiera escogido a la pequeña de la casa. En realidad, no fue cosa de él, aquello fue una maniobra orquestada por la reina madre y Bárbara Cartland, madre de la segunda esposa del padre de Lady Di, Raine Spencer. La primera vivía con preocupación la soltería de su nieto favorito y la segunda propuso a Diana como candidata ideal.
El coctel Carlos–Diana estaba predestinado a no mezclarse bien desde el principio. Cuando se anunció el compromiso matrimonial, la pareja tuvo pocas ocasiones para verse. Apenas hablaron por teléfono porque el príncipe estaba demasiado ocupado con sus obligaciones y con Camilla Parker. Mientras tanto, la novia adelgazaba ostensiblemente y lloraba con frecuencia.
La noche antes de la boda, Carlos de Inglaterra se asomó a una de las ventanas del palacio de Buckingham y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Sabía que hacía lo que debía pero no lo que quería. Mientras tanto, Diana no podía dormir. Los nervios del enlace y una extraña premonición la tenían muy alterada. Hacía noches que la joven tenía la misma pesadilla. Era el día de la coronación pero la corona rodaba y no había forma de cogerla para depositarla en su cabeza.
La luna de miel fue un auténtico horror. Diana descubrió unos gemelos del príncipe con las iniciales CC que pensó eran regalo de Camila, y no se equivocaba. Aquello dio origen a una serie de peleas donde la joven novia desató su ira ante el servicio. Dicen que rompió objetos de su marido y le dijo de todo. Mientras tanto, el heredero permanecía impasible.
El comportamiento de Lady Di llegó a oídos de su familia política y eso hizo que fuera reprobada. En vez de aconsejar a Carlos que se centrara en la vida marital, optaron por tildar a Diana de chiflada. Principalmente crítica con ella fue su suegra, para quien la fidelidad no era más que un adorno. Educada en las viejas costumbres, lo que valora Isabel II es la lealtad. A partir de entonces, empezó a tejerse la leyenda negra de Diana y la palabra desequilibrada fue asociada a su persona hasta la muerte.
Tras una fuerte discusión con Carlos, Lady Di se tiró escaleras abajo. Cuentan que estaba embarazada y que su marido le había dicho que no deseaba tener más hijos con ella. Este y otros intentos de suicidio se le atribuyeron a la princesa durante su desgraciado matrimonio, marcado a fuego por la sombra de Camilla Parker Bowles. La Reina Isabel II intermedió para que la pareja alcanzara un acuerdo e hicieran como que todo iba bien de cara a la galería. Para entonces, Diana ya estaba harta de aguantar y buscó consuelo a su desconsuelo.
Uno de los hombres más importantes en la vida de Diana fue James Hewitt. Se conocieron cuando ella ya había dado a luz a Harry y estuvieron juntos durante cinco años. Para la princesa, el entonces oficial del ejército fue su tabla de salvación. Sin embargo, decidió soltarse de su mano cuando descubrió que la había traicionado al revelar la historia de amor que compartían a la periodista Anna Pasternak. Estas confidencias fueron plasmadas en libro Princesa enamorada.
James Hewitt ha sido señalado en diferentes ocasiones como padre del príncipe Harry, el segundo hijo de Carlos y Diana. El asunto cuajó fuerte entre la opinión pública y hasta llegó a producirse una obra teatral donde se abordaba esta polémica. El hecho de que entre James y Harry exista cierto parecido, sobre todo en lo relativo al color del pelo, ha dado alas a la rumorología.
La princesa de Gales quiso recuperar las cartas que envió durante su relación a James pero no lo consiguió. A su muerte, el oficial del ejército británico quiso comercial con ellas. Habló de que estaba en negociaciones con un importante medio de comunicación y que había recibido una oferta de quince millones de dólares. La transacción jamás se realizó y James sigue manteniendo en su poder las veintiséis cartas y las ocho postales que Lady Di le envió.
“En mi matrimonio éramos tres” es una de las frases más famosas que se recuerdan de la princesa Diana. La pronunció ante las cámaras de la BBC en 1995 en una entrevista que está considerada una de las mejores del siglo pasado. En la misma confirmó diferentes cuestiones hasta entonces comentadas como rumor.
Sobre la depresión postparto que sufrió tras ser madre, Diana expresó que su familia política no la comprendió: “Creo que, en esta familia, he sido la primera persona que ha sufrido una depresión o ha llorado abiertamente. Y obviamente, pare ellos fue desalentador, porque si nunca has tenido que tratar con una persona deprimida, ¿cómo vas a soportarlo?”.
Lady Di se abrió en canal y reconoció que intentó quitarse la vida en diferentes ocasiones tras dar a luz: “Sí, me hice daño a mí misma porque no me sentía bien conmigo y porque estaba avergonzada por no poder soportar la presión”. Y cuando superó la depresión, apareció la bulimia. Así explicó la princesa el desencadenante de esta enfermedad: “El hecho de que mi marido y yo tuviésemos que permanecer unidos para no decepcionar a la gente, cuando era obvio que había mucha ansiedad dentro de las cuatro paredes de nuestro hogar. La bulimia fue mi mecanismo de defensa. Y durante un tiempo, funcionó”.
Tras el divorcio del príncipe Carlos, Diana se sintió liberada. Ante sí se abría un mundo de oportunidades. Quería seguir con su labor al frente de causas humanitarias. Sin embargo, su labor se vio opacada por el celo que pusieron algunos miembros de su familia política para que así fuera. Lejos de desanimarse, la princesa escuchó a uno de sus consejeros que la alentó: “Usted puede, alteza, ahí está la prensa. Haga algo que atraiga su atención”.
Y fue entonces cuando Diana Spencer atravesó un campo de minas en Angola. El mundo cayó rendido a sus pies y ahí nació la leyenda. La princesa frágil había desaparecido para mutar en una mujer segura de sí misma dispuesta a plantar batalla a los Windsor. Los focos fueron a su persona y así fue hasta el mismo día de su muerte. Carlos de Inglaterra dio un paso atrás consciente de que nunca podría superar en carisma a su ex mujer.
La madre del heredero a la corona británica no podía casarse con un musulmán y eso dio origen a la leyenda sobre el accidente que causó su muerte en París. Antes de eso, vivió un apasionado romance con Hasnat Khan, un cirujano paquistaní de quien se enamoró profundamente. Él también pero no consiguió vencer las reticencias sobre las diferencias religiosas que les separaban ni tampoco llevaba bien su fama. Esto, unido a la supuesta intermediación de personas poderosas, acabó por separar a la pareja.
Mohammed Al-Fayed se acercó a la princesa en sus horas más bajas. El multimillonario se convirtió en cicerone de Diana y la integró en su círculo. Más tarde, conoció a su hijo Dodi y la mecha prendió. La última salida de la pareja ocurrió en París. Ella estaba embarazada, según confirmaron algunos medios entonces, y se dirigían en coche a algún lugar cuando unas luces deslumbraron al conductor del vehículo y el impacto produjo la muerte de Dodi y Diana.
A partir de aquí, empiezan un montón de preguntas sin respuestas. ¿Por qué la ambulancia tardó cuarenta y cinco minutos en llegar al hospital? ¿Por qué el informe de la autopsia inicial desapareció del expediente hospitalario de Diana? “Le toqué la cara. Tenía una cara de ángel. Y pensé: El ángel de la muerte. Guapísima”, pronunció una de las últimas personas que vio con vida a Lady Di.