Leonor entra con mal pie en la Escuela Naval
Leonor ha desatado la ira de sus compañeros de la Escuela Naval de Marín, ahora los reclutas no podrán tener total libertad para poner usar sus dispositivos móviles, porque la casa real quiere preservar la intimidad de la princesa, sin tener en cuenta los derechos del resto de los militares que se encuentran en el recinto,
Los privilegios de la princesa afectan a los miembros de la Escuela Naval, ella podrá entrar y salir del cuartel con total libertad mientras que el resto de los usuarios no podrán hacerlo, tendrán que tener una serie de restricciones relacionadas con sus momentos de intimidad para usar sus teléfonos y hablar con sus seres queridos.
Leonor enfada a los familiares de sus compañeros
Los familiares de los reclutas ya han puesto una queja por estos motivos, ya que para que la heredera se sienta cómoda y libre de fotos inoportunas, el resto de los soldados no podrán usar sus teléfonos cuando lo deseen, algo que en el siglo XXI resulta del todo inaceptable, la Academia Militar de Marín en Pontevedra tendrá que volver a revisar estas normas.
Leonor vestirá de blanco completamente, hasta los zapatos y la ropa interior serán de este color, aunque también vestirá el traje azul con el uniforme de Guardiamarina o con el uniforme de faena ignífugo que se ponen los soldados cuando tienen que hacer maniobras en el barco. La princesa tendrá que empezar desde cero ya que su madre se negó a que sus hijas tuvieran instructor de vela cuando eran niñas.
Leonor solo pasará cinco meses en la Escuela Naval
La estancia de la princesa en Pontevedra solo será de cinco meses, después se trasladará a Cádiz para embarcarse en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, donde se quedará seis meses, una aventura que será inolvidable ya que recorrerá Tenerife, Rio de Janeiro, Buenos Aires, Perú, Costa Rica, Pensacola, hasta llegar a Nueva York.
Leonor no podrá salir de la provincia de Pontevedra durante los cinco meses que dura su formación allí a no ser que consiga un permiso especial y por un motivo justificado, esperemos que sus compañeros la reciban con los brazos abiertos, aunque no parece que estén demasiado contentos con las restricciones impuestas por culpa de la princesa de Asturias.