Cuando uno piensa en la figura de un Rey, lo último que se imagina es a un monarca con las manos manchadas de salsa de yogur, disfrutando de un sabroso kebab. Pero Felipe VI, rey de España, no solo disfruta de la alta cocina, sino que también tiene un lado más cercano y popular: le encanta la comida rápida, y en especial, los kebabs. Aunque su imagen pública esté generalmente ligada a restaurantes de lujo y platos de la alta cocina, en ocasiones, Felipe VI opta por un bocado más modesto pero igualmente delicioso.
El restaurante Yunie, ubicado en el barrio de Chamberí en Madrid, ha sido el lugar de elección de Felipe VI cuando se le antoja un buen kebab. Este establecimiento de comida libanesa, situado en la calle Meléndez Valdés, tiene una historia tan rica como los platos que sirve. Su fundador, Georges, llegó a España en 1976, huyendo de la guerra en Líbano, y con el tiempo, su cocina conquistó los paladares más exigentes, incluidos los de la realeza.
Georges no solo trajo consigo recetas tradicionales, sino también una pasión por la cocina que rápidamente lo hizo destacar. Durante años, dirigió un pequeño restaurante en el barrio de Salamanca llamado De Funy, donde aristócratas y miembros de la Familia Real se deleitaban con su comida. Su talento lo llevó a cocinar en recepciones de gala en el Pardo y el Palacio de Oriente, consolidando su reputación como uno de los mejores chefs libaneses en España.
Pero Georges no se conformó con su éxito inicial. Su sueño era tener su propio restaurante, y finalmente lo logró al abrir Yunie. Lo que comenzó como una pequeña cafetería cerca de Moncloa, se transformó rápidamente en un referente de la comida libanesa en Madrid. Su dedicación a la calidad y al servicio hizo que el restaurante se ganara la lealtad no solo de los vecinos, sino también de clientes de renombre que llegaban desde distintos puntos de la ciudad. Entre estos comensales de lujo, la Familia Real se convirtió en cliente habitual, enviando guardaespaldas y escoltas a recoger pedidos para llevar a Zarzuela.
Hoy en día, tras la jubilación de Georges, el restaurante sigue en manos de su legado. Bassam Hamady y su socio Wael Salma han tomado las riendas del negocio, asegurándose de mantener intactas las recetas que hicieron famoso al establecimiento. Conscientes de la importancia de su clientela y del prestigio que conlleva ser conocidos como los «suministradores oficiales de kebabs a la Casa Real«, estos nuevos propietarios han conservado cada detalle que hizo de Yunie un éxito.
La clave del éxito de Yunie reside en la calidad de su carne. El restaurante se abastece diariamente de un proveedor de Alcalá de Henares, que les entrega carne de ternera y pollo de primera calidad. El proceso de preparación es meticuloso: la carne se limpia a fondo para eliminar cualquier rastro de nervios, luego se marina durante al menos 24 horas para que absorba todos los sabores, y finalmente, se coloca en capas en un rollo de 20 kilos que gira sobre los pinchos, listo para ser cortado y servido.
Además de la carne, las salsas son otro de los secretos mejor guardados del restaurante. Yunie ofrece cuatro variedades para acompañar sus kebabs: yogur, tahini, ajo y picante. Todas ellas se elaboran en el propio local, manteniendo así la frescura y el sabor auténtico que ha enamorado a sus clientes, desde los más humildes hasta los más ilustres.
Felipe VI y los kebabs
El menú de Yunie está diseñado para complacer a todos los gustos. Los shawarmas y kebabs son los platos más populares, siendo el shawarma mixto uno de los favoritos de los clientes. Este plato se suele acompañar con una generosa porción de patatas fritas, otro de los imprescindibles del lugar. Para aquellos que prefieren algo más ligero, la carta también incluye ensaladas, como la de tabulé, y entrantes como falafel, hummus o mutabal.
A pesar de la calidad de sus platos, los precios en Yunie son sorprendentemente accesibles. Un shawarma cuesta apenas 7,70 euros, y un menú completo con kebab y bebida sale por unos 12 euros. Este equilibrio entre calidad y precio ha sido uno de los factores clave que ha permitido al restaurante mantener su éxito a lo largo de los años.
Aunque pueda parecer increíble, el Rey Felipe VI no solo disfruta de los banquetes de gala y los restaurantes de lujo, sino que también tiene un gusto especial por los kebabs del barrio de Chamberí. En un gesto que lo humaniza y lo acerca al pueblo, Felipe VI muestra que, al igual que cualquier otro ciudadano, también sabe apreciar una buena comida rápida cuando el antojo llama a la puerta. Y es que, al final del día, todos somos un poco más iguales cuando se trata de disfrutar de un buen kebab.