Un problema sin regulación
Los niños influencers suponen el problema actual más complejo para quienes redactan las leyes que regulen la creación de contenidos. Se trata de un fenómeno que ha venido creciendo en los últimos años hasta convertirse en una situación de difícil resolución a la que, la mires por donde la mires, le surgen problemas.
Y es que en nuestros días los peques prefieren convertirse en niños influencers, es decir, youtubers, instagramers o tiktokers, en lugar de aprender incluso de jugar con otros niños y niñas de su edad. La fama está tan sobrevalorada como en los años noventa. La diferencia es que, en nuestros días, la posibilidad de alcanzarla es más accesible que entonces.
La fama antes que los conocimientos
En una encuesta realizada en un grupo de niños acerca de sus anhelos para el futuro, más del 29% dice que preferiría ser youtuber a científico, parecerse a Dulceida que seguir el camino de John Carmack. El gran oficio deseable de la infancia, ser astronauta, ha decaído al 11%. Dicho sondeo fue realizado por la empresa Harris Poll/LEGO y revela un serio problema de nuestros días.
Los niños influencers prefiere la fama a los conocimientos, aparecer en vídeos que se vuelvan virales a tocar con sus manos terra incógnita. El profesor de Ciencias de la Información de la Comunicación de la Universitat de Oberta de Catalunya lo explica así: «Los influencers son ídolos, y son percibidos como personas que, sin apenas esfuerzo o incluso sin hacer más que divertirse, ganan grandes cantidades de dinero.
Los niños influencers y su protección
Pero existe un problema. «El trabajo de los niños y niñas influencers no está regulado específicamente en el ordenamiento jurídico español» lo que sí está prohibido es el trabajo infantil, en el artículo 9 de la Ley del Estatuto del Trabajo. Lo que incluye una prohibición para trabajar en proyectos familiares o cualquier tipo de actividad comercial.
Pese a ello, los niños influencers han llegado para quedarse y es evidente que suponen un problema que debería tomarse en serio por parte de los legisladores, «se podría valorar introducir la exposición en redes sociales en un nuevo apartado del artículo 6 del ET y precisar bien los peligros para la salud y formación profesional y humana. Es un vacío que deja en completa desprotección a las y los menores».