Podemos ha sufrido un severo revés en las elecciones al Parlamento Europeo. La formación liderada por Irene Montero ha quedado relegada a un modesto papel, obteniendo apenas dos escaños en la Eurocámara, superada por formaciones emergentes como Ahora Repúblicas, Sumar y Se Acabó La Fiesta, el controvertido partido de Alvise Pérez.
Irene Montero, quien encabezaba la lista de Podemos, y Isabel Serra, segunda en la lista, serán las únicas representantes del partido en Bruselas. Tras conocer los resultados, la exministra de Igualdad evitó hacer comentarios sobre el pobre desempeño de su partido, limitándose a expresar su preocupación por el «crecimiento insoportable de la extrema derecha» en Europa.
A pesar del mal resultado electoral, Irene Montero tiene asegurado su escaño en el Parlamento Europeo por los próximos cinco años, salvo un adelanto electoral imprevisto. Este nuevo cargo representa un cambio significativo en su vida, particularmente en términos de ingresos.
Después de dejar su puesto como ministra, Irene Montero tenía derecho a una indemnización equivalente al 80 % de su salario ministerial durante dos años, aunque no se sabe si optó por esta compensación. Como eurodiputada, su nuevo sueldo fijo será de 10.075,18 euros brutos mensuales, lo que se traduce en aproximadamente 7.853,18 euros netos. Este ingreso base se complementa con varias dietas y extras que incrementan notablemente sus ganancias.
Además del salario base, los eurodiputados reciben una dieta mensual de 4.950 euros si asisten al menos al 50 % de las sesiones parlamentarias anuales, cifra que se reduce a la mitad si no cumplen con este requisito. Asimismo, Irene Montero podrá recibir hasta 350 euros diarios para cubrir gastos de alojamiento, comidas y otros derivados de su labor en Bruselas.
Los gastos de viaje también están cubiertos, tanto para asistir a reuniones en Bruselas como para viajes oficiales en representación del Parlamento Europeo. Incluso los viajes dentro de España están subvencionados, con un límite anual de 4.886 euros.
Una de las principales cuestiones que enfrenta Montero en su nueva etapa como eurodiputada es la residencia. Aunque podría optar por mudarse a Bruselas, la mayoría de los representantes europeos prefieren dividir su tiempo entre la capital belga y sus países de origen. Esta estrategia les permite mantener un contacto cercano con sus electores y sus raíces.
Iratxe García, eurodiputada socialista desde 2004, explicó en una entrevista con Vanity Fair: «En este trabajo es importante mantenerte cerca de tu país y aquellos a quienes representas. No nos vamos a vivir a Bruselas y desaparecemos de nuestras ciudades y pueblos, hay que mantener las raíces». García vive en un piso alquilado en el barrio europeo de Bruselas, al que llega los lunes y regresa a España los miércoles o jueves, según la agenda de trabajo.
Montero podría seguir una dinámica similar, especialmente considerando su vínculo con Pablo Iglesias y los tres hijos que tienen en común. Aunque tendrá que separarse de su familia varios días a la semana, no es algo nuevo para ella, dada la intensa vida política que ha llevado en España.
El futuro de Irene Montero en Bruselas
La presencia de Podemos en el Parlamento Europeo se ha visto drásticamente reducida, lo que plantea interrogantes sobre su futuro y capacidad de influencia en la política comunitaria. Con solo dos escaños, la voz de Podemos será menos resonante en un escenario dominado por la pujanza de nuevos partidos y el avance de la extrema derecha.
El impacto de estos resultados podría desencadenar reflexiones internas y posibles cambios estratégicos dentro de Podemos, en un intento por recuperar terreno perdido y volver a conectar con su electorado. Mientras tanto, Irene Montero y Isabel Serra tendrán la tarea de representar a su partido y luchar por sus ideales en un Parlamento Europeo más fragmentado y polarizado que nunca.
Las elecciones al Parlamento Europeo han dejado un panorama complicado para Podemos, con un batacazo electoral que refleja un cambio significativo en el mapa político español y europeo. La entrada de nuevos partidos y el ascenso de la extrema derecha configuran un desafío para las fuerzas progresistas, que deberán adaptarse y encontrar nuevas formas de conectar con la ciudadanía en un contexto de creciente polarización y cambio.
Irene Montero, ahora eurodiputada, inicia una nueva etapa en su carrera política con retos importantes tanto a nivel personal como profesional, mientras su partido busca redefinir su rumbo en un escenario cada vez más competitivo y complejo.