La infanta Elena se divierte en el hipódromo
La infanta Elena tiene un hobby muy propio de la realeza y que disfruta desde su más tierna infancia: los caballos. La hija del rey emérito disfruta junto a otras celebridades de la hípica en Madrid casi todos los domingos, una fecha festiva idónea para disfrutar del ocio junto a personajes del papel cuché como Mar Saura o Marta Ortega.
Ya sabemos que si perteneces a la alta sociedad madrileña y más si has sido miembro de la casa real, no hay nada más glamouroso que una cita en la hípica para ver una carrera de caballos, una actividad que conoce muy bien la infanta como buena jinete.
La Infanta Elena se reúne con lo mejor de la alta sociedad
La hija del rey emérito no pierde un minuto de tiempo en actividades propias de la gente común, ella prefiere rodearse de grandes empresarios, gente de dinero y sobre todo con grandes influencias, no imaginamos cómo serán las conversaciones, pero seguro que no hablan de lo que tienen que comprar para cenar o de la colada.
La Infanta Elena visita uno de los lugares que mejor conoce en Madrid: el hipódromo, allí se siente como en su casa, rodeada de caballos y de sus iguales, personas que no la juzgan por ser una Borbón o por tener dos hijos que no han seguido los pasos de la princesa Leonor y la Infanta Sofía.
La Infanta Elena y su hija Victoria Federica en el hipódromo
La hija de la reina emérita Doña Sofía no es la única que visita el hipódromo, su hija Victoria Federica también se deja caer por este lugar emblemático de Madrid para compartir su tiempo con lo mejor de la alta sociedad, la hermana de Froilán ya ha comentado en una entrevista, la estupenda relación que tiene con su madre, con la que sigue conviviendo.
La Infanta Elena disfruta de sus domingos en el hipódromo en un ambiente relajado y con una responsabilidad: entregar los premios en el palco, un lugar que ella frecuenta como cualquier paisano lo hace en la pescadería, solo que aquí se rodea de personajes que poseen empresas multimillonarias o son dueños de medio país.
.
