A primera vista, realeza y tatuajes parecen dos términos completamente incompatibles. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario como es el caso de Victoria Federica. Quizás la más mediática sea la Princesa Estefanía de Mónaco, que se decidió por varios delfines.
También Don Juan de Borbón, abuelo de Felipe VI, lucía dos dragones en los antebrazos, que se hizo a los 19 años durante su formación en la Royal Navy y que llevó con orgullo el resto de su vida. No obstante, no es el único de la familia Borbón que ha optado por la tinta para decorar su cuerpo. Una de sus bisnietas, Victoria de Marichalar, lleva varios tatuajes con gran significado para ella, ya que la mayoría representan a distintos miembros de su familia.
En esta ocasión, Victoria Federica ha elegido un tatuaje pequeño y discreto situado en su brazo izquierdo: una figura silueteada de un caballo que denota una de las grandes pasiones que comparte con su madre, la Infanta Elena. Tanto una como otra disfrutan de la hípica desde pequeñas y son consideradas buenas amazonas. Como un guiño a ella o no, lo cierto es que el tatuaje también es el mejor homenaje a su abuelo, el Rey Juan Carlos.
Claro que no es el primer tatuaje que Victoria Federica se hace en honor a él. En su única entrevista concedida a Elle, llegó a calificarlo como un ejemplo absoluto, un gran referente a nivel personal y su «persona favorita en el mundo». Su «segundo padre» –así le considera– está representado a través de un velero minimalista que lleva en su tobillo derecho. Ella misma confesó que le hizo una foto al barco de su abuelo y le pidió al tatuador que imitase la silueta para llevar sobre la piel a la última embarcación con la que compitió en regata, Bribón.
Poco antes, Victoria Federica sorprendió a los 18 años con una pequeña concha en la muñeca izquierda que, con el tiempo, confirmó que estaba dedicada a Concepción Sáez de Tejada, su abuela paterna y una de las personas más influyentes de su vida. Falleció en 2014, pero su nieta le ha reservado un espacio en su propia piel. Fue su padre, Jaime de Marichalar, quien en una entrevista explicó que Victoria es la mejor heredera del porte, elegancia y buen corazón de la fallecida condesa de Ripalda.
Para la joven, su padre también es una de las personas más importantes de su vida y fruto de ello es que también tenga un espacio dedicado a él, junto a su madre y su hermano, Felipe de Marichalar. En esta ocasión, se decidió por tres puntos agrupados. En su día se especuló con la posibilidad de que fuesen puntos suspensivos, pero fue ella misma quien aclaró su significado.
A su lado, se muestra el gran misterio hasta el momento: una inicial mayúscula de la letra M de la que se desconoce su significado. Aunque no es la única inicial que lleva sobre la piel. También decidió tatuarse dos T cruzadas en uno de sus antebrazos y una X, en otro. Diseños, en todo caso, muy finos, que no superan en discreción al que posee en el cuello: Breathe (respira, en inglés). Los pies también le han servido de lienzo y en ellos luce tres estrellas en la zona exterior y la silueta de la isla de Mallorca, un lugar especial para la influencer.
La influencia de la familia y los lugares especiales en la vida de Victoria Federica se manifiesta en su elección de tatuajes. Cada uno de ellos lleva consigo una historia, una memoria, un tributo. La conexión con su abuelo Juan Carlos es particularmente fuerte, reflejada en los símbolos náuticos que adornan su piel. Este vínculo se complementa con homenajes a otras figuras familiares, como su abuela Concepción Sáez de Tejada, a través de delicados detalles que guardan un gran significado personal.
Además de su dedicación a la familia, los tatuajes de Victoria Federica reflejan su personalidad y sus pasiones. La silueta del caballo en su brazo izquierdo no solo homenajea a su madre, sino que también destaca su amor por la equitación, un deporte que ambas comparten desde la infancia. Los diseños discretos y elegantes, como las iniciales y los puntos, muestran una tendencia hacia lo minimalista y lo simbólico.
Victoria Federica tatuada
Este fenómeno de la realeza tatuada puede sorprender a muchos, pero también demuestra cómo las tradiciones y las formas de expresión personal evolucionan con el tiempo. Los tatuajes, que alguna vez fueron considerados tabú en ciertos círculos, ahora se ven como una forma legítima de honrar a los seres queridos y marcar momentos importantes en la vida. Para Victoria Federica, estos tatuajes no solo son adornos en su piel, sino un diario visual de su historia y sus valores.
En resumen, los tatuajes de Victoria Federica no son meros caprichos estéticos. Cada uno de ellos lleva consigo una carga emocional significativa y un tributo a aquellos que han marcado su vida. Desde sus abuelos hasta sus padres y sus pasiones personales, cada diseño es una pieza del rompecabezas que compone su identidad. Así, la joven aristócrata demuestra que la tinta sobre la piel puede ser tan noble como cualquier otra tradición heredada.