Rafael Amargo ha estado en el centro de una tormenta mediática y legal que ha puesto su vida y carrera en un vórtice de controversias. Todo comenzó el pasado 12 de abril cuando finalizó el juicio en su contra por presunto tráfico de drogas en su piso del madrileño barrio de Malasaña. La Audiencia Provincial, al no encontrar pruebas concluyentes, decidió dejar en libertad a Amargo sin medidas cautelares. A su salida de prisión, el artista declaró que era momento de empezar de cero. Sin embargo, la verdadera explosión de la polémica ocurrió este pasado martes, 14 de abril, cuando fue absuelto y se sinceró completamente en el programa ‘¡De viernes!’ de Telecinco, defendiendo vehementemente su inocencia y desmintiendo ser un narcotraficante.
1Las declaraciones tan esperadas
Rafael Amargo echó la vista atrás y recordó su primera detención con amargura y desilusión. Relató cómo un hombre intentó colarse en el teatro donde estrenaba su obra ‘Yerma’ para arrestarlo. «Me saca la placa y nos mete en un portal, nos desnudan de malas maneras. Nos dice que se acaba el teatro por unos años», rememoró Amargo con evidente indignación. Este incidente no solo marcó un punto de inflexión en su vida personal y profesional, sino que también tuvo un profundo impacto en su familia. Su padre, un hombre conocido por su educación y paciencia, perdió los nervios con la prensa en un momento de desesperación y angustia. «Es un padre de un hijo que ve cómo está sufriendo y que lo defiende a capa y espada. Es un señor educado que tiene paciencia, pero que en un momento la puede perder», explicó Amargo, justificando la reacción de su padre ante la presión mediática y el dolor familiar.
La segunda detención de Amargo no fue menos traumática. Relató un episodio inquietante que sucedió cuando se dirigía al teatro. «Llegaba tarde al teatro y un señor me para y me dice: ‘hola, ¿sabes quién soy?’. No tenía tiempo de atenderles, le digo que apaguen la cámara, había un piloto rojo. Me dan una paliza, me pone las esposas y me defendí. Hay imágenes en las que se ven a 8 tíos pegándome una paliza«, explicó Amargo. Este relato, cargado de violencia y abuso, muestra la cruda realidad que enfrentó el artista durante sus enfrentamientos con las autoridades. Las imágenes de la paliza, si bien son perturbadoras, evidencian el trato brutal que recibió y plantean serias preguntas sobre el procedimiento de su arresto.